Capitulo 6

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Llegaron al estacionamiento del lugar, Víctor estaciona la motocicleta y empezaron a caminar hacia el lugar, para llegar al restaurante debían subir dos largas escaleras. Sin duda un lugar hermoso, el restaurante era un tráiler con mesas al aire libre, un menú práctico, luces de colores que se extendía por toda el área, un gran jardín de fondo que daba frente a las mesas y al final del jardín la mejor vista de la ciudad.

Lo primero que hicieron Víctor y Mía fue cenar en aquel mágico lugar, ordenaron algo extranjero, algo nuevo para su paladar. En el momento de la cena solo hablaban de su aventura en la vieja motocicleta, en el miedo que Mía le tiene a los vehículos de 2 ruedas y una que otras anécdotas del concierto, Víctor aprovechó para contarle también uno que otro chistes de su vieja motocicleta haciendo que Mía riera y la cena sea agradable.

La risa es un lenguaje universal, la risa es el puente a la felicidad plena, esa felicidad que no es continua, si no, que se alimenta de momentos mágicos, momentos dónde no cabe la preocupación, ni la duda, tampoco las inseguridades. Cuando consigues alguien con quién reír sin tabúes, alguien con quién puedas reír a carcajadas sin importar que tengas la risa menos agraciada, entonces se va creando una conexión o mejor dicho una adicción a esa persona, en otros términos esa persona te hace desarrollar dopamina y en tus malos momentos sientes la necesidad de estar con esa persona.

Ellos se miraban mientras reían y, en su interior esa conexión iba creciendo.

Luego de la cena Víctor pagó la cuenta y la invitó a caminar por el jardín, mientras caminaban seguían hablando de todo un poco, las risas seguían, sin duda los dos estaban cayendo en la trampa del amor.
Empezaron a conocerse un poco más, hablaron de ellos, de sus aspiraciones de vida y lo que esperaban del amor;

- Mía, quiero conocer mas de ti - le dijo Víctor mientras caminaban por el jardín.

- ¿Qué quisieras conocer de mi? - le respondió Mía con una sonrisa, esa sonrisa que hacía suspirar a Víctor.

- Un poco más sobre tu vida.

- A ver... Bueno, soy hija única, tengo mis padres vivos, tengo 19 años, estoy terminando la carrera de arquitectura, mi hobby y pasión es la música, en realidad toco varios instrumentos de cuerda, como la guitarra, el bajo, el arpa, la Kora, entre muchos más, pero mi favorito es el violín - respondió Mía.

- Unnn! Muy poca información, quiero saber más - le dijo Víctor con cara de picardía.

- Bueno, Quería dejar la carrera y estudiar de lleno la música, pero mis padres dicen que debo tener una preparación académica, ya sabes, de esas que te permitan estar detrás de un escritorio y de una computadora ganando un sueldo fijo, una preparación que te dé un papel donde tu nombre esté adornado por un pronombre que le brinde estatus, luego de asegurar eso, entonces me puedo dedicar de lleno a la música. Por ahora en mis tiempos libres hago mis presentaciones en el teatro de la ciudad donde aprendí a tocar y desarrollar estas habilidades, toco también en el restaurante del parque y uno que otros lugares. Por último como soy hija única, te imaginarás cómo es mi papá conmigo, me protege demasiado. No te niego que quiero volar pero por respeto a él y a mi madre simplemente me guío por sus consejos.

- Creo que me excedí con mi presentación, ahora háblame de ti - terminó diciendo Mía entre risas.

- Muy interesante tu presentación - le dijo Víctor también entre risas.

- Antes respóndeme algo, cuándo dices que te protege demasiado ¿A qué te refieres?.

- Mi papá es un buen padre, no tengo queja de el, mi madre se sacó la lotería con un hombre como el, pero, al yo ser hija única me he convertido en lo más importante para el, después de mi madre, entonces, me protege demasiado, mejor dicho, me controla un poco, me pone hora de llegada, me lleva y me trae, si no puede hacerlo, solo puedo trasladarme en su taxis de confianza, el sabe mis horarios, sabe mis pasos, a veces siento que no puedo respirar y es muy estricto con mis estudios, cuando son cierres de semestre no deja que toque, sé que quiere lo mejor para mí pero ya estoy muy grande para que me controlen - terminó diciendo Mía con un suspiro de malestar.

- Ya entiendo porque ibas rápido la noche del concierto. Y ¿Qué le has dicho para que pudieras estar aquí conmigo?.

- Le dije que la dueña del restaurante me invitó a comer, que solo me tomaría 1 hora.

- Entiendo - le respondió Víctor con cara de asombro.

- Su taxista de confianza le dicen paco, pero ya son muchos años que lleva buscándome y llevándome, el me trata como su hija y gracias a eso en algunas ocasiones hablo con el para que no le diga nada a mi papá cuando quiero hacer algún desvío como el que estoy haciendo hoy, sonríe y solo me dice cuídate muchachita te busco luego.

- Ya entiendo, por eso saliste hablar con el cuando llegó al restaurante - le dijo Víctor con cara de comprensión.

- Si, el tuvo que viajar por varios días, por eso no me pudo acompañar al concierto y mi madre no le gusta salir mucho. ¡Ya basta de mi! - interrumpió Mía - quiero saber de ti, así que empieza tu presentación.

- Está bien, somos tres hermanos, yo soy el del medio, ya sabes el que casi no escuchan y dicen que es el más complicado, mi madre falleció hace 3 años, mi padre aún vive, pero no sé nada de el desde hace 2 años, tengo 21 años, desde los 20 me independice, dejé la universidad cuando iba por la mitad de la carrera administración de empresas, porque sentía que estaba perdiendo el tiempo, desde ese momento me dediqué a trabajar, ahora mismo trabajo para una empresa que fabrica piezas automotriz, soy auxiliar de ventas externas, mi hobby ver series de acción - terminó diciendo Víctor con mirada pensante.

- Más interesante es tu presentación, lamento la pérdida de tu madre.

- No pasa nada - dijo Víctor apartando un poco la mirada de Mía.

- Entonces¿fue dura tu niñez?

- Un poco dura, mi padre era, bueno o es Alcohólico y siempre estaba mal humorado, maltrataba mucho a mi madre, a mí y a mis hermanos, nos hacía sentir escorias - Mía noto sus ojos ahogados en lágrimas pero el era más fuerte que su dolor.

- Lamento todo eso, yo pensando que estaba mal porque mi padre me controla un poco y tú tienes una historia más difícil que la mía.

- Mi madre hace 4 años empezó a padecer de una enfermedad de la cual casi nadie sobrevive, cuando se la detectaron fue demasiado tarde, aún así, mis hermanos y yo le pedimos a mi padre que nos ayudara a salvar a mi madre, cuando apareció después de varias semanas de irse de la casa como siempre lo hace, apareció ebrio, lo que hizo fue tirarse en el sofá y con cara de burla se iba quedando dormido dándole poca importancia a lo que le ocurría a la madre de sus hijos.

- Qué paso luego? - preguntó Mía muy intrigada.

- Al día siguiente mis hermanos y yo salimos a buscar ayuda en los centros de apoyo donde ayudaban a personas con esa enfermedad que no pueden costear los tratamientos, después de tocar varias puertas logramos encontrar ayuda en uno donde cubrirían el 75% de esos tratamientos, pero mi madre no mejoró y al paso de un año murió. Fue muy dura su partida, una parte de mi murió con ella - terminó de hablar Víctor con un largo silencio y varias lágrimas cayendo por su mejilla.

Mía al no saber como actuar o que decir delante de un hombre que lleva sobre sus hombros los escombros de una dolorosa historia, solo lo acompañó en su silencio.

LA MUERTE DE UN ARROGANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora