Poner en juego el corazón, para ganar amor.

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Ukyo no sabía cómo una discusión sobre la ruta a tomar para llegar a América había terminado en un juego de póker. Mucho menos sabía cómo había terminado siendo parte del partido como croupier.

Los equipos estaban bastante claros. Por un lado, estaba Ryusui, quien deseaba la ruta larga, pero segura; y por el otro lado se encontraba Senku, decidido a tomar la ruta corta, pero complicada.

— ¿Por qué has insistido tanto en que nos pusiéramos está ropa extravagante, idiota? — Senku preguntó molesto, aún sin creer que hubiera aceptado ponérselo.

Por lo menos era mejor que el vestido.

— Ja, ja, ja ¿No es obvio? ¡Tenemos que mostrarle a nuestra audiencia que esto solo es un asunto formal! De esta forma estarán más dispuestos a apoyar al ganador... ¡Qué obviamente seré yo! ¿Por qué lo preguntas?

El científico volteo hacía el medio, dónde se encontraba el submarinista vestido como un trabajador de casino. Sí, seguro que solo es por la audiencia, y no solo para impresionarlo.

La partida comenzó, el público estaba muy animado. Y ante la sorpresa de todos, incluso de los generales que jugaban, tanto Gen como Kohaku se habían unido al juego. La partida avanzó a un punto en el que el juego se trataba sobre quién podía ser más hábil en hacer trampa.

Casi toda la tripulación aguantaba la respiración, ansiosos por ver quién ganaría. Incluso habían comenzado a dar su apoyo a su favorito, y a apostar a su favor.

Ukyo observó todo en primera fila, notó la dificultad de Senku al leer a Ryusui, quién subía las apuestas como si no hubiera un mañana; vio en acción la vista de lince de Kohaku para detectar las trampas.

Hasta que finalmente apostaron todo o nada para ganar. Ambos chicos seguros por su victoria, aún si cierto chico tuviera que poner en juego su salud.

Al final había ganado la ruta ortodrómica.

Aunque hubo bastantes que perdieron sus apuestas, al final pareció que el juego había avivado el entusiasmo de todos. Y ahora el Perseo estaba inundado de personas jugando y haciendo apuestas que verías en cualquier casino del siglo veintiuno. Ukyo disfrutó mucho este pequeño viaje al pasado mientras bebía con Gen. Sí le preguntabas al arquero, Gen estaba más ligado a todo este asunto del póker de lo que él quería confesar. El mentalista siempre estaba ayudando entre las sombras, a pesar de que solo pocos lo notaran.

La noche avanzaba tranquila, con solo las suaves olas moviéndolos de un lado a otro. A pesar de ser tarde, todavía había gente reunida. Incluso Chrome le había ganado la curiosidad, corriendo hacía él para aprender a jugar uno de los juegos.

— Bien, podría enseñarte uno sencillo... — Empezó con calma, buscando entre los diferentes lugares disponibles antes de ser jalado por Chrome.

— ¿Qué te parece ese? — el científico señaló a una mesa semicircular desocupada de Blackjack.

El mayor giró hacía él, asintiendo mientras sonreía.

— Claro, te enseñaré.

— ¿Van a jugar? — habló Minami, quién se encontraba cerca de ellos. — ¿Les parece bien si me uno yo también?

Chrome sonrió enormemente.

— ¡Sí! — luego el castaño se detuvo un momento. — Espera ¿No estabas enseñándole a jugar a Kaseki?

— Después de un rato ya no me necesitaba para nada. — la reportera mencionó con cariño. — Solo me quedé como espectadora, pero Kaseki acaba de irse.

— Entonces ven con nosotros. — Chrome se dirigió a la mesa corriendo, seguido por Minami y Ukyo.

El de gorra se posicionó en el lado recto de la mesa, tomando el papel de croupier. Chrome y Minami se sentaron en el lado curvo frente a él, sentándose en la segunda y tercera silla respectivamente. Desde esa posición, Ukyo pudo observar pasar al capitán del Perseo frente a ellos, a solo unos metros de distancia. Ukyo no se detuvo a pensarlo mucho, y de forma inconsciente gritó su nombre, mientras agitaba una mano en alto.

Dí que sí (Ryukyo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora