Episodio Especial: El Diario de Meiko II.

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     (4 dias antes de la aparición de las criaturas.)

     06/14/25

     Llegamos al aeropuerto internacional de Los Ángeles a las seis de la mañana del mismo día. Sonaba raro, pero se debió simplemente a la diferencia de horarios entre ambas ciudades. Nunca antes había estado en un avión, pero más allá del miedo a despegar y aterrizar, diría que tuvimos un vuelo bastante tranquilo.

     Aoi estuvo callada todo el camino. Mamá intentó dormir, pero siempre se despertaba llorando. La ventanilla y mis audífonos fueron la unica compañia que tuve hasta que su batería comenzó a agotarse.

    Por suerte mi hermana tenía otro par que había empacado por sí acaso. Eran de esos antiguos modelos que todavía usaban un cable, así que no se apagarían sin importar cuánto los usara. Sé que arruiné varios así cuando tenía como 12 años.

     En algún punto del trayecto, lo único que podía ver a través de mi ventana era un cielo negro. Grandes nubes como de tormenta cubriendo incluso las estrellas del firmamento. Según el mapa, estabamos volando en aguas internacionales, no muy lejos de las costas de Hawái, pero realmente no había mucho que ver desde arriba.

     Recordé entonces el blog de notas en mi teléfono y pensé en escribir un rato para matar el tiempo. Estaba confundida y me pareció una buena forma de aclarar mis ideas antes de tocar tierra. No sabía exactamente en qué pensar, qué hacer. Me dejaba un vacío en el pecho el tratar de imaginar lo qué pasaría cuando llegáramos a América, o peor aún, cuando volviéramos a casa.

     Papá, el Shinshūkyō, la escuela, Linh...

     Antes de activar el modo avión, le envié un último mensaje explicándole todo lo que había pasado, y el porqué no podríamos ir juntas a la confitería el fin de semana. Incluso le adjunté una foto mía ya en cabina, junto a la ventanilla. Tenía el rostro cubierto con una mascarilla negra, pero claramente se trataba de mí...

    Eso debería ser suficiente, pero seguía temiendo que ella no me creyera, que terminara saliendo herida de algún modo y nunca más pudiera volver a verla a los ojos o estar a solas como en aquella tarde tan especial en el puerto de Yokohama.

     Volver a leer el mensaje una y otra vez, sin siquiera saber si Linh ya lo había recibido, era para mi como una tortura constante pero voluntaria, y extenderla durante las casi trece horas que duró el vuelo fue un verdadero castigo, el cual se sentía más que merecido.

     Tal vez por todos los errores que había cometido...

     Luego de desembarcar en el aeropuerto, el control de aduanas fue eterno. Pasamos por revisiones de seguridad cada vez más extrañas y unas filas interminables, hasta finalmente poder recoger nuestro equipaje de la extensa banda transportadora, que al parecer ya llevaba algo de retraso.

     Dentro de la terminal, nos recibió un hombre de anteojos y camisa blanca, sosteniendo una pizarra con la palabra "Shiraishi" escrita en kanji. Ese era nuestro apellido. Sonrió y se presentó ante nosotras como "Riku", saludando a las tres en japonés, como si nos conociera de toda la vida e incluso se ofreció a llevar nuestras maletas, pero solamente Aoi aceptó la oferta. El aeropuerto estaba a reventar esa mañana. Personas venidas de todas partes del mundo, yendo de un lado a otro sin detenerse ni por un segundo.

   Creo que nunca antes había escuchado tantos idiomas diferentes al mismo tiempo y eso me resultaba un tanto abrumador.

     Pero no hubo tiempo para explorar. Riku nos llevó hasta una de las salidas, y afuera nos esperaba una enorme camioneta negra de aspecto imponente, al final de una extensa hilera de vehículos que no paraban de llegar.

10 000 ROENTGENSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora