(Este diario se ambienta en Japón, 10 dias antes de la invasion alienigena.)
06/08/25
Hoy fue un día increíble. Las chicas del club de atletismo y yo fuimos por Ramen a Naka después de las prácticas. Hina otra vez quedó en primer lugar ¡Ella es tan veloz! Debo seguir esforzandome sí quiero poder superarla algún día. Mirai tambien ha mejorado mucho últimamente. Dice que entrena los fines de semana en un parque cercano a su apartamento y eso se empieza a notar. Natsumi y Linh se disputaron de nuevo la cuarta posición. Adoro a Natsumi, pero está vez el puesto se lo llevó Linh.
No se como logré acabarme un Tonkotsu grande yo sola, pero es que estaba realmente delicioso. Todas pedimos nuestros platos favoritos y comimos hasta quedar satisfechas, disfrutando de cada bocado como si no hubiera un mañana. El olor a fideos recién hechos, junto con el vapor del caldo y la calidez acogedora del restaurante, acompañada por el sonido de nuestras voces, es de esos recuerdos que atesoraré por siempre. Uno de los días más felices de mi vida, tal vez...
Natsumi quería ir al karaoke después de comer. Quizá habría aceptado si no fuera tan tímida, pero la mayoría estuvo de acuerdo conmigo, ademas los fondos comenzaban a escasear. En su lugar terminamos visitando el Minato Mirai 21. Es realmente hermoso al atardecer. Las aguas del puerto se vuelven doradas cuando los rayos del sol se reflejan sobre el oleaje. Tomé tantas fotografías que casi se me cae el teléfono por accidente.
Al final, todas nos reunimos para una foto grupal sobre el puente del parque Rinko, con la puesta de sol brillando a nuestras espaldas. Estábamos sonriendo. Prometimos volver y visitar el museo de fideos la próxima semana.
Con el caer de la noche, nos despedimos de Hina y Natsumi, quienes tomaron sus trenes de vuelta a casa en la estación cercana. Mirai en cambio, nos acompañó a Linh y a mí por algo de beber a unas máquinas expendedoras. Se quedó con nosotras un buen rato, hasta que un mensaje de su padre le recordó que ya debería estar en casa, y técnicamente yo también.
Linh vivía cerca de aquí, así que no tenía problemas con eso. Yo en cambio, aún debía tomar dos trenes hasta Kamiōoka. Un riesgo merecía la pena, con tal de poder estar a solas con ella.
Nguyen Linh era una chica diferente a todas las demás. Ni siquiera era de por aquí en primer lugar. Su familia era originaria de Vietnam. Se mudaron a Yokohama cuando ella todavía era muy pequeña, pero aún así le había costado mucho adaptarse a la vida en Japón. A veces se sentía abrumada, triste, como un pez fuera del agua que solo encontraba refugio en nuestro grupo de amigas. El único lugar en donde parecía encajar.
Sus padres se dedicaban al trabajo doméstico y las operaciones portuarias respectivamente. Esperaban que después de la escuela, ella asistiera a una prestigiosa universidad Japonesa, se graduara con honores y finalmente les ayudara a mejorar un poco su situación financiera. La promesa de la familia en toda regla.
También es bastante atractiva. Su piel bronceada, su cabello corto, sus facciones diferentes, marcadas. Creo que podría verla durante horas y aún asi no dejaría de sorprenderme nunca.
Había momentos en los que solo quería poder meterme entre sus brazos y quedarme ahí para siempre. Hoy no fue la excepción, pero ya no me bastaba solo con abrazarla. Quería sentirme aún más cerca de ella, algo que ni yo misma podía explicar. Una sensación que ardía desde lo más profundo de mi pecho pedía estar con Linh para siempre. Era como si cada momento que pasaba a su lado, fuera esa felicidad que no sabia que estaba buscando, y ahora quela tenía, simplemente no iba a dejarla escapar.
Me hubiera gustado poder hablar un poco más con ella, pero ambas éramos personas calladas, tímidas, del tipo que no iniciaban las conversaciones primero. Aún así el poco tiempo que pasamos juntas fue inolvidable, perfecto, tal y como siempre lo imaginé. Solo nosotras dos y el mundo girando a nuestro alrededor sin importar nada.
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10 000 ROENTGENS
Ciencia FicciónEn un mundo devastado por la radiacion, dos chicas solitarias, separadas por la barrera del idioma, sobreviven juntas a una invasión alienígena imparable. A lo largo de su interminable camino, viajan por las devastadas carreteras y rutas del estado...