PLAYING WITH FIRE - Jenlisa

- 𝙲𝙸𝙲𝙰𝚃𝚁𝙸𝙲𝙴𝚂

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La mente de Jenn no procesaba lo ocurrido el día anterior, se repetía a si misma si no había sido suficiente para una de las mejores amigas que alguien podía tener.

Cada vez que quería dejar pasar lo ocurrido era como si espadas se clavasen en su cuerpo incitándole a caer en el pozo, el cual ni siquiera había empezado a construir.

Esa noche había sido una completa tortura para Jennie, no había podido dormir, pensando en los últimos momentos que había tenido con su mejor amiga.

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JENNIE

En el momento en el que empecé a dormirme del cansancio de haber estado llorando toda la madrugada, entró Lisa por la puerta, que recién se había enterado de lo de Momo.

Me incorporé y senté en la esquina de mi cama. Rápidamente me sequé las lágrimas.

Lisa se sentó a mi lado.—Sé que estás llorando, no intentes ocultarlo secando las lágrimas.

—A ti que te importa.—respondí con una mezcla de enfado y agobio.

—Yo tampoco estoy tan feliz como para pasar de eso. Me lo ha explicado tú madre.

—Desde cuando a mi madre le importo.

—Desde siempre, joder.

Le miré a los ojos y pude observar como una pequeña lágrima caía.—¿Por que lloras?

—Porque yo también estoy jodida con todo lo que está pasando. Y me duele Jenn, me duele. No eres la única que está triste, no eres tú a la única que le pasan cosas malas. No todo el mundo gira entorno a ti.

—Lo siento.—agaché la cabeza.

Suponía que Lisa se iba a ir pero me dio un abrazo. Supuse que Lisa seguía ahí, conmigo como siempre. Por muy mal que hiciera las cosas. Pero, en ese momento, antes de levantarse, me dio un ligero abrazo por los hombros.

—Yo soy la que lo siente. Perdón por tratarte así. Ahora y ese día.

Ese día...

Cuando me fue infiel, con más de tres mujeres y algún hombre.

Se levantó y fue hacia la puerta, ahora sí, sabía que se iba, y así fue, pero le detuve.

—Oye, Lis.

—¿Sí?

En cuanto acabó de responderme, fui corriendo hacia ella y le abracé para darle un ligero y corto beso, en el que que luego de separarnos, volvió a aparecer, pero más apasionado y largo.—Te amo.

—Dejé a Rosie por ti, Jenn.—Esas palabras me dejaron en shock, pero siguió.—Ahora te lo digo con total libertad ¿Quieres ser mi novia?

—Sí, quiero, Lisa.

Nos abrazamos y se fue hacia su casa. ¿Qué acababa de pasar? De cierto modo, le odio y ella me odia.