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— Lottie... — susurró Lady Belle, quien estaba al lado de la cama de su hermana, intentando despertarla. — ¡Lottie! ¡Despierta! ¡Charlotte!
—¡¿Qué?! — Charlotte saltó asustada. —¡Oh, Belle! ¡El sol ni siquiera ha salido todavía!
Charlotte se volvió a recostar.
— Debes venir ahora. — susurró. — Lottie, por favor.
"¿Para qué?", respondio balbuceando.
— Mi Lancet. ¡No lo encuentro, ayúdame a buscarlo!
— Ay Belle, ¿No puede esperar hasta mañana?
— Charlotte, esto es muy importante. He descubierto algo.
— Te felicito hermana. — dijo con una breve sonrisa.
— Charlotte, por favor. — suspiró. — Se trata del Sr. Tinkler.
Charlotte finalmente abrió los ojos.
— Él falleció, Belle. — susurró con melancolía.
— Sí, lo sé. Pero descubrí algo magnífico en él. — se acercó a su rostro, sosteniendo ahora las mejillas de la castaña. — Pero no te lo diré a menos que me ayudes a encontrar mi Lancet.
Charlotte entrecerró sus ojos.
— ¿Qué tan maravilloso es del uno al diez?
Belle sonrió emocionada.
— Un cien, Lottie.
— Está bien, ya voy.
Charlotte se levantó, se puso su bata y caminó junto a su hermana hasta la oficina de su padre.
— ¿Por qué tanta urgencia? — susurro Charlotte, evitando despertar a los demás que dormían.
— Fui al hospital a escondidas. — respondió en un tono similar.
— ¡¿Qué?! — elevó un poco su voz. — ¿A estas horas?
— Shh, claro que no, eso fue hace dos horas, acabo de regresar.
— Es lo mismo. — replicó con incredulidad.
— Ay Lottie, no pasa nada.
Charlotte rodó sus ojos.
— ¿Y qué, qué es lo maravilloso de eso?
Belle sonrió
— ¡No vas a creerlo! Llegué y fui directo a ver al Sr. Tinkler. La verdad, me intrigaba ver cómo lucía un cadáver. — explicaba mientras subía unas escaleras en busca de su libro deseado. — Busca por allá, y yo buscaré aquí. — ordenó a la castaña.
Charlotte se quejó y empezó a buscar de mala gana.
— ¿Y ya? ¿Lo magnífico fue eso? ¿Su cadáver? — Charlotte se mostraba enfadada e irritable. Hacía más de una semana que no conseguía conciliar el sueño, ya que cada noche furtivamente volvía al hospital antes de regresar a casa en plena madrugada, solo para volver nuevamente al hospital a la mañana siguiente.
