1.4 "Bandeja de plata"

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Las visitas al hospital se convirtieron en una rutina para Charlotte. Cada mañana, se despertaba a la misma hora, marcando el inicio de un día que ya había aprendido a predecir. Siempre tras un desayuno rápido, salía de casa con la esperanza de que su madre no sospechara de sus escapadas. Pues sabía que si se enteraba, jamás la dejaría volver a salir nuevamente.

La semana había sido un torbellino de emociones. Cada tarde, después de dejar atrás el ambiente estéril del hospital, debía enfrentar otra realidad: pasar horas con Andrew, el joven que su madre había decidido que debía ser su compañero de vida. Era un mandato materno, y aunque Charlotte nunca había sido desobediente, la idea de esa unión la revolvía por dentro.

Desde aquella primera cena, había comprendido el plan de su madre. El pequeño juego de emparejarla con el joven Benedict había tomado forma, y lo que antes era una mera intuición, ahora se presentaba ante ella como una trampa bien tejida. ¿Qué tenía el joven Benedict que no le gustara a Charlotte? Era, sin duda, un chico ideal a los ojos de su madre: provenía de una familia adinerada, era atractivo y sus modales eran impecables. Además, parecía tener un interés genuino en Charlotte, lo que a su madre le hacía brillar los ojos de satisfacción.

Pero había un problema. Pues Charlotte no podía sentir lo mismo. A pesar de su bondad y la atención que Andrew le prestaba, su corazón no latía por él.

Su mente, en cambio, estaba ocupada en otro lugar, o mejor dicho, en alguien más. Reflexionando sobre las emociones hacia la persona que realmente le importaba y cómo debía cambiar su destino que su madre había trazado para ella.

Charlotte emergió de la cocina con un libro bajo el brazo y una galleta en la mano. Al encontrarse de frente con su padre, quien salía de su estudio con los ojos enrojecidos y húmedos, se sintió desconcertada. Aunque sabía que su padre tenía un lado sentimental, verlo llorar a esa hora de la mañana era inusual.

-¿Estás bien, padre? - indagó preocupada mientras se acercaba rápidamente a él.

- Sí. - murmuró él con nerviosismo, limpiándose la cara con un pañuelo. Se apresuró a recoger su abrigo y sombrero. - Salgo a pasear, cariño. Quizás me pase por el hospital...

Los ojos de Charlotte brillaron al escuchar esto, olvidando por completo las lágrimas de su padre.

- ...El profesor está hablando de su jubilación. Hay que elegir un nuevo cirujano jefe.

-¡Voy contigo! - dijo rápidamente, aferrándose al brazo de su padre y arrastrándolo emocionada hacia la puerta.

-No, no es necesario, querida. -respondió él, inquieto.

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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"𝐃𝐞𝐚𝐫 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐨𝐭𝐭𝐞:"  ||  𝘛𝘩𝘦 𝘢𝘳𝘵𝘧𝘶𝘭 𝘥𝘰𝘥𝘨𝘦𝘳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora