¿se agranda la familia? 𐙚 kookmin.

Ser hermano mayor a veces tiene sus beneficios

—¡Jihyo, no hagas eso! —Jaehyun frunció con fuerza el ceño cuando sintió un tirón en sus cabellos, que para este punto ya se encontraban un poco más largos de lo habitual.

Habían pasado alrededor de tres meses desde que Jihyo había llegado a la vida y estos no habían sido para nada fáciles.

Esta mañana, Jaehyun se había levantado un poco más temprano de lo normal, ya que la noche anterior la pequeña niña se negaba a soltarlo por lo que se quedaron dormidos juntos. Sin embargo, habían despertado a eso de las 6 de la mañana producto del terrible llanto. El omega dedujo que tenía hambre por lo que rápidamente apartó las cobijas de sus cuerpos y se encaminó a la cocina.

—Veamos si mamá dejó algún biberón para ti... debería estar en algún lugar... —Jaehyun afianzó su agarre mientras revisaba el refrigerador.

Podría simplemente ir a la habitación de sus padres, despertar a su padre y que él mismo le diera el pecho a Jihyo pero la verdad era que prefería dejarlos descansar. Era consciente de lo que Jimin se desgastaba por cuidarlos a todos, incluso si el tener que amamantar lo había hecho bajar un par de kilos y mantenerse con sus energías bajas, por lo que podía encargarse el día de hoy.

—¡Aquí está! —Jaehyun agitó la leche frente al rostro de su hermana haciendo que chillara emocionada—. Ahora solo debo averiguar como funciona la cocina.

Descubrir como calentar unas onzas de líquido fue más complicado de lo esperado pero tiempo después Jaehyun ya estaba sentado en el sofá de la sala con Jihyo en su regazo engullendo su desayunado. Él también moría de hambre pero eso podía esperar.

Se entretuvo con los cabellos de su hermana, esos que apenas empezaban a salir sobre sus cabellitos casi cobrizos, y los enormes ojos verdes. Con el pasar de los días estos se fueron aclarando cada vez más, y Jimin fue el primero en saltar emocionado cuando descubrió el tono.

Continuaron con el desayuno de la pequeña hasta que se dio por satisfecha. Jaehyun sonrió enternecido ante los diminutos sonidos y balbuceos que producía su hermana. Le quitó el aire y se desplazó hasta la habitación de ella.

—Hora de cambiarte el pañal...

Jaehyun pensó en un principio que cambiarle el pañal a la nueva integrante de la familia sería tarea sumamente complicada, poco después se dio cuenta que en realidad era algo sencillo, solo debía asegurarse de limpiar todo bien y en la dirección correcta para terminar abrochando con seguridad. Tampoco era tan asqueroso como imaginó.

—¡Ahí estás! ¡Limpia y fresca! —Jaehyun besó las mejillas de su hermana haciéndola reír en el proceso—. Vamos a elegirte un atuendo que combine con el mío.

Sin duda, lo que más le encantaba era elegir la ropa. Era todo tan pequeñito y tierno y había miles de combinaciones que realizar. Le generaba demasiada ternura ver como cada integrante de la familia escogía algo diferente.

Se decantó por un vestidito blanco con pequeñas flores celestes junto a una pequeña camperita tejida del mismo tono. Si de por sí el verano estaba llegando a su fin, aún se mantenían las temperaturas un tanto elevadas.

Cuando acabaron, Jaehyun volvió a cargarla y la meció un rato pero parecía que Jihyo no tenía planes de volver a dormir, por lo que mejor decidieron salir a dar un paseo.

En primer lugar armó el coche, luego tomó la pañalera con provisiones y por último dejó una nota pegada en el refrigerador en caso de que alguno de sus padres despertara.

Cerró todas las puertas y ventanas, asegurándolas, para después abrochar el cinturón de su hermana y emprender camino.

Jihyo iba observando todo a su alrededor sumamente fascinada, desde los árboles, flores y pájaros. Balbuceaba mientras agitaba sus manitos y pies en el aire. Para ser una niña tan pequeña tenía bastante control de sus extremidades y a más de uno le sorprendió el rápido desarrollo que estaba teniendo.