VII

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Cuando Saskia salió de su habitación, pasaron unos momentos hasta que Sadie escuchó la puerta principal cerrarse y luego solo silencio. Entonces la reportera centró su atención en el librito negro. De repente, se sintió insegura acerca de leer el diario. Había devorado como 20 páginas el domingo y había algunas cosas terribles en las páginas por lo que comprendía muy bien la reacción de Saskia.

Se levantó, cogió el libro y pasó la mano por la cubierta de cuero. La suavidad que ocultaba las cicatrices y los errores de la abogada parecía una metáfora. Caminó por su habitación, dudando si iba a leer el diario o no. Quizás debería ir al hotel y devolverlo. Se dejó caer en la misma silla que había ocupado Saskia no hacía mucho tiempo atrás. Se golpeó suavemente la frente con el diario. No era más grande que su propio cuaderno de notas.

Sadie suspiró y dejó el libro en la silla. Se puso los pantalones del pijama y caminó hasta la cocina, donde tomó una copa y una botella de vino del gabinete de su madre y luego regresó a su habitación.

Después de su segunda copa de vino, caminó hacia la silla, tomó el diario y comenzó a leer. El desfalco. Sadie se quedó sin aliento mientras leía los detalles y que los fondos iban directamente a esta mujer, Olivia. Algo así podría arruinar la carrera de Saskia. ¿Cómo es que esta persona nunca se preguntó sobre el origen de los fondos? ¿Cómo podría simplemente aceptar esa cantidad de dinero sin presionar más? ¿No sabía que si algo así saliera a conocimiento público el abogado no podría conseguir trabajo en un bufete de abogados? Dios, ni siquiera un puesto de asistente legal en el peor bufete de abogados. Ella sacudió su cabeza.

Según escribió Saskia, Alex había descubierto al mismo tiempo que el nuevo director jurídico del cliente, Christof Delis, la estaba presionando para que tuviera relaciones sexuales con él a cambio de ocultar la cantidad a sus superiores en Wells Holdings y al bufete de abogados. Un favor sexual que logró evitar gracias al préstamo que su ex prometida le concedió a la abogada para que saliera bien librada. Sadie cerró el diario.

- Que carajo ...- murmuró. - ¿prometida? –

Sadie sólo se imaginó lo difícil que debía ser para Saskia admitir que pasó la mayor parte de su vida huyendo del compromiso para luego enamorarse de su mejor amiga. Su letra era descuidada en estas páginas y el papel parecía arrugado en ciertas partes. Ella podía identificarse. Personalmente la castaña tampoco había sido una gran pareja. Siempre querían más de ella y debido a esto ella siempre se sintió incapaz de cumplir con sus expectativas y en algunas ocasiones simplemente se escapó.

Era casi medianoche cuando leyó la última entrada del diario, era para ella.

"Si llegaste a esta página, hay dos posibilidades: lo leíste completo o simplemente pasaste las páginas hasta llegar a este punto, lo cual sería un alivio si ese fuera el caso. De cualquier manera, esta soy yo, Sadie. Solo soy una persona llena de cicatrices, inseguridades y errores, que intenta ser mejor. Lo siento si no soy lo que imaginabas o si la fachada te engañó. –Saskia."

Sadie ahora estaba acostada en la cama mirando al techo, con el diario apoyado sobre su pecho. Sus propios pensamientos gritando en sus oídos lo más fuerte posible. Ella suspiro y levantó las manos para taparse los ojos.

- ¿Cómo sé si estoy lista? – se preguntó con un gruñido.

- No lo sabes. – Escucho.

- ¡Mamá! – exclamó, inmediatamente saltando en su cama, llevándose una mano al pecho.

- Lo siento, vi la luz encendida y te traje un poco de té, pero veo que ya tomaste algo para relajarte. – respondió su madre con la mirada fija en la botella de vino.

ENCUÉNTRAME A MITAD DE CAMINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora