1. Baldes de agua y arrepentimientos

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7:00 AM, departamento de Ruggero Pasquarelli y Candelaria Molfese. Buenos Aires, Argentina.

El departamento de la pareja Pasquarelli Molfese estaba tranquilo. Cande estaba preparando café para Ruggero, Ana y ella misma, por supuesto. Ya hace una media hora había despertado a Ruggero, sin embargo, había dejado a Ana descansar un poco mas pues la noche anterior Pasquarelli no la había dejado de molestar, quitándole así sueño.

Conociendo a Ruggero, la chica tuvo que suponer que su novio le haría una broma a Ana. Sin embargo, estaba tan concentrada en los cafés y simplemente la tranquilidad que había en su hogar, que no se escuchó los pasos de Ruggero atrás de ella, quien paso por ahí sigilosamente.

Mientras tanto en la habitación de huéspedes, Ana Jara llevaba despierta ya unos diez minutos, y admiraba la habitación desde la cama que había en ella, aun un poco dormida. El color, la decoración, el suelo, todo le encantaba de aquella habitación. Desearía poder robarse todo de ahí para llevarlo a su casa.

Se levanto de la cama y camino hacia la ventana, admirando Buenos Aires. Aunque extrañaba su lindo España, no podía negar que Buenos Aires era precioso. Con un buen clima, aire fresco, lleno de árboles y simplemente naturaleza. Además, estaba ahí haciendo lo que más le apasionaba, actuar.

Siguió pensando en unas cuantas cosas mas hasta que su tranquilidad se terminó cuando Ruggero Pasquarelli, uno de sus mejores amigos, aunque no sabía exactamente como termino siéndolo, entro por la puerta abruptamente haciendo que esta azotara lastimando un poco las paredes verdes claro.

- ¡Arriba, Jara! - grito el italiano, y sin notar que Ana lo veía desde la ventana, lanzo un balde con agua a la cama.

Ruggero quedo confundido al notar que no había nadie en la cama, por lo que rápidamente comenzó a buscar en la habitación.

Se fijo bajo la cama, entro al baño, abrió el closet y hasta busco a la pelirroja en el techo, sin siquiera darse cuenta de que estaba parada junto a la ventana.

Ana estaba estupefacta. ¿Qué tan estúpido podía ser el chico?

Se acerco y le pego un fuerte golpe en la nuca.

- Serás idiota. Estaba en lugar mas obvio del mundo y tu casi rompías el techo pensando que estaba ahí adentro. -

Ruggero miro a Ana molesto por el golpe, y casualmente le saco su dedo medio.

- Ah, te crees muy listo, ¿no? -

- La verdad que sí Jarita.

Ana rodo sus ojos y lo miro con una sonrisita malvada. Ruggero la miro alarmado, Ana podía ser capaz de hacer cualquier cosa si se lo proponía.

Bueno, casi cualquier cosa, pero eso es un tema diferente.

- ¡Cande! - grito fuertemente Ana.

La argentina dejo de tomar su café alarmada, y camino rápidamente hacia la habitación donde se había quedado Ana. De seguro Ruggero ya habrá hecho de las suyas. Pensó la muchacha. Ella sabia que algo estaba pasando desde que escucho que se azoto la puerta, pero decidió ignorarlo.

Cuando llego, vio la cama empapada, un balde tirado cerca del baño de la habitación, y a un Ruggero intentando esconderse bajo la cama., claramente fallando, pues sus pies salían por debajo de la cama.

Suspiro. Ruggero le iba a sacar canas verdes.

Miro a la española, quien se encogió de hombros, le dio un abrazo y salió a lo que supuso seria la cocina.

Suspiro de nuevo. Aquí habría problemas, el primero de los muchos que habría en el día.

...

Jorge suspiro, no había tenido una buena noche.

A pesar de que ya haya sido una semana, su decisión seguía atormentándolo. Defenitivamente no podía creer que le haya pedido a Chiara que saliera con el, se arrepentía con cada pedazo de su alma. Solamente le basto con ver la cara de Lionel cuando le dieron la noticia para saber que había traicionado a su amigo.

Paso sus manos por su cara una vez más, sintió que la culpa lo golpeo de nuevo.

¿En que estaba pensando? El muchacho no lo entendía. ¿Qué estaba buscando? ¿Olvidar a Ana? El pensaba que eso no era posible, ya llevaba años intentándolo, y la niña de ojos marrones no salía de su cabeza, aunque aun así quería intentar con Chiara. Pero tampoco podía hacerle eso a Chiara. Se veía tan emocionada por la nueva relación que habían entablado, que no sentía que era justo para ella.

Se golpeo la frente. Acababa de cometer un gran error y el lo sabía. Los ojos marrones de cierta españolita se cruzaron por su mente.

El chico era un desastre y él lo sabía.

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wuenas. regrese, voy atardar en actualizar pero bueno, lo que se empieza se termina, ¿no? ya me voy a escribir, bye.

dejen estrellitas y esas cosas, las amo.

Rompiendo Jorgiara. | Jorana |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora