5. ¿A Chiara no le gustaba Lionel?

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Jorge se quedo congelado en el marco de la puerta, con su boca abierta. Nunca había visto a Ana llorar tan fuerte como lo estaba haciendo ahora.

Se habían separado por treinta minutos, y se encontraba con esto.

Parecía que Malena y Valentina estaban preparadas para lanzarse a golpearlo; lo miraban de una manera que le causaba escalofríos en su espalda.

Se comenzó a acercar lentamente, como si Ana estuviera hecha de cristal y fuera a romperse ante su tacto.

— ¿Ana? ¿Estás bien?— quiso golpearse mentalmente. Era obvio que la española no estaba bien.

— ¿Acaso estás ciego, Jorge? ¡Ana se encuentra de maravilla! ¿O acaso no vez las lágrimas en sus ojos?— preguntó sarcásticamente Valentina. Malena río un poco, aunque sabía no debía hacerlo.

Jorge sabía que había hecho un comentario estupido, pero no era para tanto. Al menos que él hubiera contribuido en esto.

Ignoro el comentario de Valentina y sigue acercándose a Ana, hasta que quedo frente a ella. Se agachó para estar a su altura.

Abrió y cerró su boca varías veces, sin saber qué decir, hasta que lo único que logró fue abrir sus brazos, ofreciéndole un abrazo a Ana. Cuando Ana lo acepto, no se sentía como todo el tiempo; se sentía extraño.

Aspiro el lindo aroma de Ana. Le encantaba el perfume que usaba. Cerró sus ojos y la apretó un poco más fuerte contra su cuerpo, intentando brindarle seguridad y confianza.

— Muy bien, ya le diste tu abrazo. Ahora quítate, tenemos cosas que hablar con ella.— hablo la rubia, otra vez utilizando ese tonito. Siempre lograba hacer sentir a Jorge culpable, aunque no tuviera nada que ver con el tema.

Con duda, desenvolvió a Ana y la miro a los ojos. Solo podía ver la tristeza.

— ¿Hay algo que pueda hacer?— preguntó Jorge, tomando la pequeña mano de Ana.

Valentina actuó como si pensara algo.

— Irte estaría bastante bien.

Hubieron dos pequeños, casi inaudibles golpes en la puerta. Tras de ella se encontraba Gastón, y a su lado Ruggero.

— Permiso.— dijo Gastón, y se lanzó sobre Ana, haciéndola reír levemente. A Jorge le dolió no haberle podido sacar una sonrisa.

— Jorge, realmente agradeceríamos si puedo eras irte.— le dijo Malena, con un poco de súplica.— Es un tema entre ella y nosotros.

— Pero yo también soy parte de este grupo.— dijo el chileno, muy confundido.— Ana me cuenta todo. Por favor, Male, ¡somos mejores amigos!— le dijo desesperado.— Nosotros seis contra el mundo, ¿o acaso ninguno de ustedes lo recuerda?

Todos se quedaron callados, mirándolo.

— Jorge, si recordamos. Pero— comenzó Ana, pero la interrumpió.

— ¿Pero ustedes que?— hablo bruscamente, elevando su voz.— ¡¿Ustedes qué, Ana?! ¡¿Qué me están ocultando o que está pasando?!— su voz se elevaba cada vez más, haciendo sentir a la más joven del grupo peor.

— Por favor, basta...— le dijo en voz baja Ana, soltando un poco de lágrimas.

— No te preocupes, ya me voy con los que parecen que son mis amigos de verdad, los que no me ocultan cosas.

Camino hacia la puerta y cuando estuvo a punto de salir, se giró y los miro por última vez.

— Y ni intenten hablarme; sobre todo tu, Ana.

Sin más que decir, Jorge López salió de el camerino.

xXx

Había pasado una semana, y si pensaban que Ana no podía estar más rota, pensaban mal.

No dormía, no comía, no sonreía. Si fuera por Ana, se la pasaría en su cama, encerrada viendo videos y fotos de Jorge y ella. Quería a su mamá de vuelta, pero la "Señorita Dormilona", como Ana le llamaba, se encontraba en Valencia, aúnque solamente le faltaban dos días para volver.

Se suponía que en el tiempo que su madre estuviera fuera, debía quedarse con Ruggero y Candelaria, sin embargo Malena y Valentina le dijeron a la pareja que se estarían quedando en casa de Ana, haciéndole compañía y cuidando de ella.

Lo que más le dolía era como al trabajar, Jorge la ignoraba por completo. Si podía, cuando Ana entraba a un cuarto donde estaba el, Jorge saldría. Le dolía como ahora ni siquiera podía estar en un mismo cuarto que ella, cuando antes hasta habían dormido en la misma cama, viendo películas o simplemente hablando. Le dolía verle con Chiara, besándola y abrazándola, pensando que podría ser ella.

Más que al chico que le gustaba, Ana extrañaba a Jorge, su mejor amigo y cómplice. Lo quería de vuelta. Pero había algo que no le cuadraba, y hasta ahora no se había dado cuenta de ello.

¿A Chiara no le gustaba Lionel?

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Tengo un examen de matemáticas en ocho horas y si no lo paso saco un seis en la materia y me castigan el iPad y no podré actualizar para ustedes. Por eso mismo les entregue una actualización doble, disfrútenla.

Rompiendo Jorgiara. | Jorana |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora