3. Koalas

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Ana quedó sorprendida al ver a Jorge en la puerta del apartamento de Ruggero y Candelaria. Era un poco tarde y conociendo a Jorge, el ya estaría en camino al trabajo, o haciendo otra cosa.

Cualquier cosa pero estar en casa de la pareja.

Aún así, lo abrazo con la misma fuerza que el la abrazaba a ella. Algo estaba mal.

— ¿Jorge? Bonito, ¿estás bien?— le hablo como si él se fuera a romper. Sintió como Jorge solamente negó con su cabeza.

Suspiro y se quedaron así por unos momentos, pero obviamente Ana se canso de estar parada, por lo que lentamente comenzó a caminar dentro de la casa. Cerró la puerta y cuando quiso seguir caminando, aún abrazada de Jorge, sintió como el la levanto, haciendo el trabajo más simple para ambos. Ella solamente enredo sus piernas en su cintura, quedando como un koala.

Jorge siguió caminando hacia la sala, separando su cabeza del cuello de Ana para poder llegar a uno de los sillones grises que se encontraban ahí. Se sentaron y continuaron en la misma posición, mirándose.

— ¿Jorge?, ¿qué pasó, bebé?— le dijo mientras pasaba sus pequeñas manos por el cabello del muchacho, haciendo que este cierre los ojos, disfrutando del tacto.

Muchas personas pensaban que eran pareja, más que nada por lo apodos comprometedores que utilizaban. "Bonita" "Bebe" "Preciosa" y "Bonito" eran los más utilizados por los jóvenes.

— Ana, hice algo que no debía de haber hecho.— dijo, abriendo sus ojos cafés, mirándola con preocupación.— No se explicarlo. No tengo idea por qué lo hice, solamente lo hice, sin siquiera parar a pensarlo dos veces.

Ana miró al chico con preocupación. Parecía que de verdad estaba en problemas.

Jorge no era tonto, sabía que no podía decirle a Ana "Hey, le pedí a Chiara que saliera conmigo por qué pensé que la podría usar para olvidarte a ti. Lastime a Lionel y lo más probable es que también la termine lastimando a ella. ¿Quieres ir a desayunar?" Jorge tenía que fingir que de verdad le gustaba Chiara, era la única opción que tenía.

— ¿Qué hiciste, López?—

— Tengo algo que contarte.— Ana solamente lo miro con expectación, sus brazos soltando un poco el agarre que tenía en su cuello. — Chiara y yo estamos saliendo.— listo, soltó la bomba. Ya estaba hecho, le había dicho a la chica que le gustaba que estaba saliendo con otra.

«Tus oportunidades se acaban de ir al caño. Muy bien, idiota.» Su consciencia le gritó.

Sintió como Ana soltó del todo su agarre y se paró, separándose abruptamente de el. La miro confundido, y noto como el pequeño brillo que solía estar en los ojos de ella había desaparecido.

Por la cabeza de Ana pasaban mil y un cosas. No sabía por dónde empezar, solamente quería ir a su casa y llorar.

¿Chiara y Jorge estaban saliendo? ¿Qué? Ella estaba segura que tenía que ser algún tipo de broma, a Chiara le gustaba Lionel y a Lionel, Chiara. Además, ella sabía que Ana sentía cosas por Jorge; y cosas fuertes.

— Eh, ¿esto es un tipo de broma, Jorge?— le preguntó Ana, riendo nerviosamente. El muchacho cerró los ojos fuertemente al notar que había utilizado su nombre completo; de verdad lo había arruinado.

Jorge negó y fue ahora Ana quien negó, frotando sus ojos con sus manos.

— Si sabes que a Lionel le gusta Chiara, ¿no?— le preguntó, y Jorge solamente asintió.— ¿Hay algo más que quieras decirme? ¿La dejaste embarazada y se van a casar?— su tono estaba lleno de una combinación de sarcasmo, dolor, enojo y tristeza.

— Hey, haber, tranquila. Tampoco es para que te pongas así. Y si, hay algo más.— dijo. Noto que los ojos de su mugrosa se aguaron un poco, haciéndolo sentir mal.— Puede que haya estrellado el teléfono de Lionel en la pared.

— ¿Cómo? Otra vez, por favor. ¿De verdad hiciste eso?

— Dije que puede que lo haya estrellado, no que lo había hecho.

Ana solamente lo miro seriamente. Este no era el momento para bromas. Se quedaron en silencio, y noto como la apariencia de Ana comenzaba a cambiar.

Ojos rojos, al igual que el resto de su cara. ¿Estaba apunto de llorar?

La miro fijamente, y al parecer, ella también se dio cuenta de el estado de su cara, tocándola con sus manos.

— Sabes, creo que Ruggero me esta hablando. Ahorita vuelvo.— dijo, y salió corriendo de ahí,

Muy bien, López.

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¡Hola hola! Tarde pero aquí está. Yo ya había mencionado que esta historia iba a tener actualizaciones lentas

Intentaré escribir más durante vacaciones- por qué ya salí, wuwuw!- pero resulta que estaré muy ocupada. Pero intentare subir mucho.

Gracias por leer, comentar, darle estrellita y todo eso. Realmente lo aprecio.

¡Hasta el próximo capítulo!

xx

Rompiendo Jorgiara. | Jorana |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora