Capítulo I

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Una noche estrellada ilumina a un par de enamorados escondidos en su amistad, cargados de dudas y melancolía, sentados en la orilla de la playa con vista a la hermosa cuidad despierta [Su lugar favorito] y la brisa fría trae consigo palabras de despedida.

-Me iré a Londres.

No creí que una frase pudiera dejarme paralizada, pero aquí estoy, sin siquiera sentir el latido de mi corazón resonar en mi pecho. Mi primer amor y mejor amigo se iría a cumplir sus sueños y yo nunca podré ser lo suficientemente valiente para decirle que aún quiero estar con él.

-¿Cómo que te vas? - preguntó en un susurro, sin ser eso lo que en realidad quería decir. "No te vayas" sería lo correcto.

-¡Oh, Lía, no podrás creerlo! - Dijo con gran emoción reflejada en sus brillantes ojos azul cielo - Tendré mi oportunidad. Mi tío Nick va a patrocinarme; Parece que una gran carrera en el mundo de los autos le espera a este corredor por un largo tiempo.

Estoy tan feliz por él y tan decepcionada de mí, que podría llorar ahora mismo. Pero mis ganas de compartir su emoción crecen, porque sé que es lo que necesita. Así que lo cubro en un cálido abrazo a pesar de ser más pequeña y él lo hace de vuelta con gusto.

-Es tu momento, estoy tan orgullosa de ti.

-¿Vas a extrañarme?

-Cada día - respondo melancólica.

-No será toda la vida, volveré - asegura - lo prometo.

-Yo estaré esperándote.

-Te quiero, Miles.

-Te quiero, Kay.

Por milésima vez, nuestras miradas se cruzan y, como siempre, acabamos viendo más allá de nosotros. Accidentalmente nuestras manos se rozan en la arena y es como si pudiera ver el pasado en cámara lenta: cómo nos conocimos tan espontáneamente en un mal momento, lo mal que me caía al principio de todo, las veces que nos apoyamos y fuimos el pilar del otro en secreto, cuando pensé que era nuestro momento por todas sus señales, la vez que nos besamos y... cuando me enteré de su relación.

Y aún así, la gravedad nos hizo acercarnos despacio para hundirnos en lo que tanto anhelábamos...

En un instante, nuestro momento fue interrumpido por un auto muy ruidoso que se dirigió hacia nosotros y que conozco muy bien. Este frena a unos pasos de nuestra ubicación, derrapando arena provocando que nos levantemos bruscamente, y eso indica que Max no está precisamente sobrio.

Asoma su cabeza por la ventana para llamar nuestra atención, pero no está solo; mi amiga Zamira lo acompaña.

-¡Hasta que por fin los encontramos! - exclama una muy arreglada Zamira desde el asiento del copiloto.

-Imaginé que estarían aquí, tórtolos - asegura Max, igual de arreglado extrañamente.

-¿Qué tú qué? ¡Si la señora McKenzie nos dijo que buscáramos en este lugar! - desmiente la rizada, logrando que este intentara callarla disimuladamente.

-¿Entonces, nos buscaban? - dice Kyran, ignorando lo anterior, mientras nos acercábamos y yo aún reía en silencio.

-¿Se lo dijiste? - pregunta Max, y sé a lo que se refiere.

-Acabo de hacerlo. Y olvidé decir que también vendrás conmigo.

-¿De verdad? - suelto sorprendida. Max y Kyran comparten la misma pasión por las carreras de autos.

-¡Si! Es genial, ¿cierto? - habla Max con brillo en su mirada.

- Deberían llevarnos con ustedes - dice Zamira, haciendo puchero.

Más Allá De Nosotros- En Proceso √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora