03

239 17 0
                                    

Oscar

Y lo que supuse pasó tan rápidamente que me sentía un poco frustrado, me había mentalizado muchas veces antes de llegar a la universidad para ver como George ya ocupaba su lugar a un lado de Lando.
Apenas y había entrado mi mirada se cruzó rápidamente con la de Lando, me quedé un momento para observarlo, y por mucho que no quise aceptarlo sus ojos pedían -de alguna manera- disculpas porque no me sentaría con él y la sonrisa que puso en sus labios decía lo mismo que sus ojos.
Sonreí tenue y me encaminé hasta encontrar un lugar, me sorprendí bastante al ver que no había, nada, ni un asiento estaba vacío.
-Hola Oscar- escuché a un lado mío, con unas risas acompañadas.
Apreté los labios y moví la cabeza para devolver el saludo. No tenía nada más que hacer y rendido caminé hacia la puerta, hasta sentir como unos brazos envolvían mis hombros en un rápido movimiento.
-¡Hey! Déjame ayudarte a buscar un asiento-
Moví la cabeza a un costado para encontrarme con George y una sonrisa acompañada en sus labios.
-Estaría bien- respondí sonriendo ampliamente.
A mi lado derecho se encontraba Lando, caminando lentamente mientras mantenía un semblante serio, yo sonreí.
Con George mantuvimos una conversación tranquila mientras caminábamos por el pasillo pasando ya unas cuatro puertas para encontrar una mesa y una silla para mí.
-Iremos a la última clase, créeme, estas que pasamos están llenas y para una cantidad exacta de alumnos. No sobra nada ni falta nada. Así que...- encogió los hombros.
Cuando se separó de mi empezó a andar más rápido que Lando y yo, eso me dio la oportunidad de ponerme a un lado suyo.
Lo miré por un breve segundo y lo empujé levemente por el hombro para llamar su atención.
-Hola- dije con una sonrisa más.
Él hizo lo mismo mientras desviaba su mirada hacia donde me encontraba.
-Hola ¿cómo te encuentras?- preguntó y lo vi jugar con los dedos.
-Muy bien. ¿Tú?-
-Bien-
Tenía la leve necesidad de querer mantener más la conversación con él.
-Hoy hace más calor que ayer ¿verdad?- dije.
Lando asintió mientras su mirada seguía al frente. Yo no podía dejar de sonreír.
-El calor se intensificará conforme pasen los días. Me habría gustado que vinieras cuando era invierno u otoño. Te hubiera encantado-
-Por supuesto que me encantaría- él soltó una leve carcajada -creo que sabes que en Australia no hace tanto frío, vivía en Melbourne y el clima la mayor parte del tiempo era un calor sofocante. Me encantaría pasar los días aquí cuando no deja de llover nunca-
Lando sonrió una vez más, cruzamos miradas por un momento hasta que él rápidamente la llevó hasta el frente y la sonrisa se borró.
En eso escuché como George me llamaba.
-Oscar aquí hay pero debes llevarte dos sillas- dijo mientras ponía su espalda por el marco de la puerta.
-Ya vengo- le dije a Lando y rápidamente me adentre a la clase.
Escuché a varios de los alumnos soltar risitas y hablar entre ellos mientras buscaba las sillas y las mesas para llevar.
George y Lando también estaban hablando. Por lo que pude ver.

。゚•┈୨♡୧┈• 。゚
Lando

El problema con George era que él no podía ver algo sin preguntar qué estaba pasando, era una costumbre que jamás quiso quitarla y en estos momentos prefería que él se quedara en su departamento a dormir a que me estuviera mirando con sus grandes ojos verdes cristalinos analizando cada movimiento y gesto que hago mientras estoy en compañía de Oscar.
Sentí tan rápidamente su mirada acusadora sobre nosotros dos, era como si tirara ondas que decían:
<< ¡Lando te estoy viendo! ¿Qué pasa ahí? >>
Era una locura.
Cuando alcé la vista hacia donde él estaba, una sonrisa traviesa curvó sus labios y sus pupilas se dilataron más, que hicieron que mi sonrisa se borrara.
Luego, llamó a Oscar y quedamos nosotros dos, para mi tan mala suerte.
Y quería desaparecer cuando empezó a hablar.
-¿Me lo explicas o debo adivinar?-
Viré los ojos tan pronto como terminó de decir aquello.
-No hay nada que explicar-
Y era cierto.
-¡Oh vamos! Estabas sonriendo como un tonto ¡Con Oscar!- exclamó mientras me miraba y yo tenía la mirada puesta en la ventana de la clase intentando evitar la suya porque sabía que podría sonrojarme y George lo malinterpretaria a su antojo.
-No tiene nada interesante. Sólo estábamos saludandonos y hablando del clima- sentencie serio.
-¿Y se debe sonreír como idiota para hablar del clima?-
-George ya basta-
-Sabes que si no me das la explicación que merezco empezaré a tirar indirectas para Oscar. Soy muy capaz Lando Norris-
Sabía de lo que era capaz y no, lo conocía bastante para ser sincero y una vez que amenazaba con hacer eso sabía que lo haría. Sin darle tantos rodeos.
-No tengo explicación que dar porque no pasó nada más- apreté los dientes y lo miré mal.
Tan pronto como oyó que Oscar pidió ayuda para llevar una de las sillas y la mesa nos acercamos a él y varias chicas empezaron a saludar a George. Yo en cambio, me mantenía serio sin querer saludar a nadie.
¿A qué se debía que nadie me saludaba? A que yo jamás me interesé en saludar a alguien primero, esperaba a que me dijeran algo y allí respondía. Sino, no saldría nada.
Oscar se nos adelantó un poco mientras George insistía con lo del tema anterior. Estábamos a una distancia adecuada pero igualmente él susurraba.
-Si no me lo dices se lo diré a Daniel- amenazó.
-¿Qué? ¿Por qué a él? Sabes lo histérico que se pone y vendrá a hablar con el pobre de Oscar. Ya te lo dije Russell. No. Pasó. Nada- dije con impaciencia.
-Bien. Déjame decirte que sé que no me negarás que es lindo-
Lo miré sin entender y negué con la cabeza.
-Vamos, no puedes decirme que no y agregándole que tiene un buen trasero-
-¿Qué?- dije sorprendido y lo miré con los ojos abiertos.
-Sí, lo miré cuando lo llevaste en casa y madre mía... que me perdone su tal novia pero tiene una buena parte trasera ¿a qué sí?-
Ese es George Russell. Una persona cero filtros, decía lo que pensaba sin importarle lo que lo demás dirían si estaba bien o mal. Pero esta vez me había sorprendido.

。゚•┈୨♡୧┈• 。゚

Cuando las clases habían terminado por fin, cada uno fue a su casa, esta vez nos tocó ir sólo George y yo, Oscar había dicho que nos fuéramos sin él porque debía hacer unas cosas antes de ir.
Fue George quien aceptó sin rechistar, porque le convenía y seguía con lo mismo.
-No me puedes negar que tiene un lindo trasero-
-George te desconozco totalmente-
-Yo sé que lo miraste también en algún momento-
Ni dije nada y me quedé en silencio, sentí un calor rápidamente en mis mejillas.
George se puso en frente mío, fue inútil intentar esconder mi rostro de él por la diferencia de estatura y cuando me sujetó de los hombros no tuve escapatoria.
-Lando yo lo dije de broma- hizo una breve pausa en la cual yo levanté la mirada y vi un gesto de burla en su rostro -no puede ser- se tapó la boca con una mano y soltó una carcajada -¡Le miraste el trasero al pobre niño!- exclamó.
Giré la cabeza para ver si alguien nos prestaba atención pero no fue así, nadie, absolutamente nadie estaba al pendiente de lo que George decía.
-Esto no es gracioso- dije e intenté soltarme de se agarre.
-No te irás. De esto lo tenemos que hablar y muy a fondo-
-No tengo nada de qué hablar y por favor déjame-
En su rostro seguía viendo que la situación le parecía graciosa y no tuve más remedio que seguir aguantandolo unas cuadras más.
Él ya no me dejaría en paz luego de eso.
Al llegar a mi piso lo primero que hice fue darle un poco de agua a algunas de las plantas que tenía, el riego lo hacía tres veces en la semana y hoy era uno de esos días.
Las tenía muy bien y en abundancia, tenía varias en la sala, en mi cuarto sólo dos porque podría quebrarlas en cualquier momento por el desorden, también en el baño unas cuantas pequeñas, la cocina y por último en el balcón donde mayormente daba el sol y debía cuidarlas más.
Me gustaba.
Y antes de poder darme cuenta mi mente divagaba una vez más en él, Oscar. No podía entender cuál era el tema central de esto y me quedaba más que claro que hablarlo con George no era la mejor idea porque empezaría a imaginar cosas erróneas y no quería arruinar la amistad que empezaba a crecer poco a poco.
Pero más confundido quedé al tener mi teléfono en mano y enviarle un mensaje rápido, preguntando qué estaba haciendo.

[ 💬 ]

Lando holaa.
No hago nada importante, sólo video juegos 🤗
¿Y tú? ¿En qué andas?

No pude reprimir una sonrisa cuando llegó su respuesta y consideré esperar unos minutos para poder responder.

Por ahora nada, he terminado de regar mis plantas y nada más.

¡Oh! ¿Tienes plantas? Yo jamás las he tenido, mamá tiene muchas pero jamás decidí cuidar una porque, siendo sincero, no me veo cuidándola.
Es como cuidar un niño por lo que veo.

No es difícil, pronto te acostumbras ^^

Pues me gustaría que me enseñaras a cuidar una fácil al menos.
Lily tampoco tiene alguna, no le gusta por lo que recuerdo y agregándole que no tiene tiempo.

¿Quién demonios era Lily? ¿Y por qué me habla de ella como si la conociera?.
Me quedé unos minutos pensando hasta que recordé, su novia. Estaba más que claro que era ella.
No dije nada sobre el último mensaje, en cambio, respondí otra cosa.

Te enseño a cuidar una cuando gustes, depende de ti.
Podrías venir hoy, te paso la ubicación y de paso cocinamos pasta para poder almorzar.

[ 💬 ]

No sabía en qué me estaba metiendo.













🌷
Publicar esta historia es una escapatoria para intentar terminar las demás fics que tengo por terminar.
Gracias por leer🫶🏻

Realmente me gustas | Landoscar [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora