Alastor estuvo durante el día acompañando al monarca quien pasaba su tiempo junto a su adorada hija, ellos se divertían juntos mientras el Omega se mantenía alerta por si Lilith regresaba al castillo o si se presentaba alguien más, pasaban las horas y los dos rubios jugaban con patos y peluches de la princesa, Alastor solo los observaba con ternura y luego miraba a su alrededor pendiente del entorno, aunque con anterioridad Lucifer ya le había dicho que era seguro ya que estaban dentro del castillo en el dormitorio de Charlie, Alastor hizo caso omiso a las palabras del monarca en múltiples ocasiones puesto que tenía un mal presentimiento y era su deber proteger a esos dos rubios que aunque eran algo fastidiosos para el humor y gusto de Alastor eso no quitaba que les había agarrado cariño en tan poco tiempo, seguían pasando las horas y las risas no faltaban entre padre e hija mientras que aquel guardia cada vez se sentía más y más cansado, llego un momento en donde cayó rendido del cansancio sobre la silla, Lucifer y Charlie lo notaron y soltaron leves risas mientras se acercaban a aquel pecador, agarraron algunos marcadores y comenzaron a escribir y dibujar sobre la cara de Alastor, Lucifer le dibujo un ciervo mal hecho junto a un pato en la frente y entremedio de esos dos dibujos puso un corazón con el marcador de color rojo y Charlie por su lado comenzó a dibujar caras felices y estrellas, era divertido para ambos dibujar sobre la cara de Alastor, luego de unos cuantos minutos a Charlie le comenzó a dar sueño y Lucifer sonrió cargando en sus brazos a su hija, llevándola a la cama y acostándola con sumo cuidado.
—Hasta mañana manzanita, descansa. —dijo depositando un beso en la frente de su hija—
—ata manana papi. —dijo con dificultad la pequeña con una sonrisa mientras cerraba sus ojitos—
Lucifer se quedo unos minutos más para asegurarse de que su hija estuviera completamente dormida, escucho los leves ronquidos de su princesa y supo que esa era la señal de que había caído en el país de los sueños, dejo salir un largo suspiro y se levando de aquella silla que le permitía estar cerca de su hija, dirigió sus pasos hasta el otro lado del dormitorio y se acerco a Alastor quien seguía durmiendo, se inclino levemente y tomo en brazos en cuerpo de aquel Omega sin ninguna dificultad, luego de acomodar mejor a Al en sus brazos dirigió sus pasos hasta estar fuera del dormitorio, cerró la puerta con suma delicadeza para no despertar a su hija y luego emprendió camino hasta el dormitorio de Alastor, al entrar cerró al instante la puerta tras él, también se sentía cansado y pensó que al Omega no le molestaría si se quedaba a dormir junto a él otra vez, se acercó a la cama y acostó a Alastor con cuidado, le quito el listón y el saco sin despertarlo y luego dejo aquellas prendas sobre el escritorio de este, dio pasos apresurados hasta el otro lado de cama y se sentó quitándose las botas, acto seguido se quito la camisa y el pantalón quedando solamente con los boxers puestos, recostó su pesado cuerpo lleno de cansancio y estrés, estiro su cuerpo en busca de liberar algo de aquel estrés y luego se acomodo cerca del dueño de sus pensamientos, en un movimiento rápido cubrió su cuerpo y el de Alastor con las sabanas para luego abrazarlo, sintió calidez y alivio al ver como Alastor aun dormido se acomodaba en su pecho, soltó una leve risa, fijo su mirada en el rostro del contrario e intento aguantar la risa al ver los dibujos.
—Ay cervatillo, eres único. —pronuncio junto a una sonrisa en su rostro—
—Usted igual alteza... —susurro aquel Omega apegándose más al pecho del rey frotando su cabeza en busca de más calidez— que cálido, ojala no fuera un sueño...
Lucifer se sorprendió al escuchar aquella voz aunque baja de Alastor, supo de inmediato que aquel Omega estaba medio dormido y no podía discernir entre la realidad y los sueños, acuno entre sus brazos a Alastor haciendo que la mayor parte del dorso de Alastor quedase sobre el pecho de Lucifer. —No es un sueño Al.
ESTÁS LEYENDO
¿Por que te amo tanto? - Radioapple
De TodoSe relata la vida amorosa de Alastor quien no tuvo suerte, ¿el amor lo odiaba acaso? Eso jamás lo supo, solo había sentido amor fraternal por su madre, y quizás tuvo un leve desliz con un demonio en sus primeros años en el infierno, pero luego de ta...