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Hyunjin y Yeji Hwang siempre se consideraron chicos sencillos.

Ambos provenían de un hogar humilde, teniendo algunas limitaciones económicas mediante iban creciendo.

Su padre trabajaba llevando encargos en grandes camiones mientras su madre de dedicó durante años a ser ama de casa, coser y confeccionar prendas de ropa. No era mucho pero ganaban lo suficiente para la educación y otras necesidades de ambos hermanos.

Aún así, los muchachos en el fondo preferían la separación de los mayores pues hace tiempo que las cosas no funcionaban; y así fue como la señora Hwang quedó con los dos jóvenes omegas a su cuidado.

Hwang Minji era estricta con las calificaciones de sus hijos, con una personalidad preocupada e inclusive, un poco nerviosa, pero se esforzaba en recalcarle a los menores que siempre se cuidaran y fueran mejor que ella. Aunque quizás era muy intensa. Hyunjin siempre pensó que ella podía confiar un poco más en ellos.

Su padre les seguía enviando lo necesario; nada muy lujoso, tenían uniforme limpio y zapatos buenos y su madre siempre miraba en las tiendas bonitos diseños para confeccionar el patrón para cada uno. No se quejaba mucho, exceptuando que no le vendría mal un teléfono nuevo.

Yeji era la única que tenía un móvil, o bueno, era algo así como un teléfono compartido, pero era lógico que se lo dejaran a la menor para que siempre pudiera comunicarse a casa en caso de cualquier emergencia.

Aún así Hyunjin sabía que si a su hermana le llegara a pasar algo, ella actuaría sabiamente. Era lista y fuerte; incluso más fuerte que él en ocasiones, pensaba.

De los dos, Hyunjin siempre había sido más sensible. La menor era más de dar buenos consejos. Ambos eran empáticos, tenían buenas cualidades y mucha inteligencia.

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Volviendo al presente, después de un mini interrogatorio hacia Changbin a la hora del cafetín y haber ido junto a él a preguntar por los cupos disponibles en los clubes deportivos, Hyunjin llegó a la conclusión de que le gustaba el voley.

La verdad siempre se había destacado en éste deporte durante la escuela primaria y le divertía cuando tenían la oportunidad de jugar alguna partida en el tiempo libre de educación física. Solo que no lo había considerado tanto así como para entrar al club.

Y la verdad que le habían recibido muy bien, y más aún cuando notaron su habilidad para el saque.

Así que cuando culminaron las clases por ese día, el lindo omega volvió por la tarde al instituto, ya cambiado con su uniforme de shorts y franela deportiva para la práctica con su nuevo equipo.

Todo iba de maravilla después de haber montado la malla y practicar algo de voleo con sus compañeros al otro lado de ésta; a la par, la otra cancha era ocupada por el equipo de baloncesto que en esos momentos no podían ocupar el gimnasio, pero se mantenían de su lado entrenando.

O al menos fue así hasta que un balón anaranjado salió volando por los aires hasta golpear el rostro de un distraído Hyunjin.

Pronto sonó un silbato y el equipo del dulce omega salió corriendo en su dirección al ver como este había caído al suelo por el impacto repentino. La verdad que no había sido tan fuerte, pero al estar concentrado, Hyunjin perdió el equilibrio.

El rubio no quería llorar, y menos frente a todos, diciéndose a sí mismo que no había sido para tanto, solo que su frente adolorida y las lágrimas empañando su visión demostraban todo lo contrario.

—¡Con permiso, a un lado, disculpa! —una suave pero muy preocupada voz masculina se abrió paso entre todos los compañeros que le rodeaban revisando su moretón y con botellas de agua. Todos se apartaron un poco cuando lo oyeron— ¡Lo siento mucho! De verdad fue sin querer.

Fire On Fire 🫀 || MinBin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora