El destino tiene maneras extrañas de jugar con las personas...
...O tal vez sea la Luna colocando a cada quien donde debe estar.
***
Changbin despertó dando un fuerte respingo. Una profunda bocanada que dio paso a respirar con agitación.
Una leve capa de sudor cubría su cuerpo por completo, haciéndole sentirse ligeramente entumecido como si las sábanas pesaran sobre su piel especialmente esa mañana, apegándose y estorbando en sobre manera.
Las hizo a un lado de golpe, gruñendo con molestia, aunque no fuera un gruñido de omega o alfa, puesto que Bin a sus dieciocho años, aún no se había presentado ante la sociedad con alguna casta. Fácilmente, llevaba toda su corta vida siendo un beta.
Una persona normal. Sin aroma. Sin celo.
En el pasado mentiría si dijera que no le afectó, sobretodo cuando sus mejores amigos de en ese entonces catorce años, se habían presentado como hermosos omegas con exquisitos olores y nuevas cualidades que aprender a manejar que para muchos resultaban más que molestas. Y se hacía una idea de que, claramente sí lo eran.
Toda su familia estuvo también a la expectativa de que el joven fuera un alfa fornido y pudiera seguir representando con honra a la familia Seo; una parte de ellos todavía lo ansiaba, pero al castaño le daba mucho lo mismo si resultaba serlo o no.
Se metió a la ducha, sumergiéndose en el agua helada que comenzaba a llenar la tina, sintiendo aquél malestar que continuaba expandiéndose por su estómago y pecho que le imploraba no asistir ese día a clases.
Juntó sus piernas, atrayéndolas hacia su pecho, limitándose a cerrar los ojos una vez sintió el agua cayendo como una fina llovizna sobre su cabeza. Iba a llegar tarde a la clase de biología.
—Maldita sea, la exposición... —murmuró alzando la vista de sus pies después de un rato de estar divagando entre pensamientos, olvidándose prácticamente de todas aquellas noches de estudio que había pasado hasta el día anterior durante ese momento.
Salió después de enjabonarse como correspondía, vistiendo rápidamente su perfecto y pulcro uniforme, y fue a guardar la pequeña memoria que contenía las diapositivas en el bolso.
Bajó las amplias escaleras de mármol yendo directamente a la cocina por un sándwich que yacía preparado y servido en el microondas, además de una botella pequeña de jugo y sin más, corrió a pasos apresurados hacia la salida.
Aún se encontraba ansioso.
La incómoda pero conocida sensación le estaba dando vueltas por todo el organismo, gritándole que se devuelva a su casa a penas cruzó el pórtico, pero la ignoró comenzando a correr para llegar antes de que le cierren la puerta en la cara y todos sus días de trabajo duro y esfuerzo se vuelvan un vil desperdicio.
Changbin se fue acercando cada vez más a la entrada de su salón, la cual para su fortuna permanecía abierta. Las luces ya estaban apagadas, siendo la lámpara del videobeam que la profesora y otro alumno intentaban instalar la única que reflejaba algo de luz en la pantalla sobre el pizarrón.
La señorita Rosé alzó su rostro cuando percibió como alguien permanecía de pie un poco oculto en la entrada y con una sonrisa amable, le hizo una seña a Changbin para que ingresara; no había llegado demasiado tarde.
El menor agradeció silenciosamente pasando por el lado de la profesora, sintiendo algunas de las miradas de sus compañeros sobre él que decidió ignorar. Su vista se desplazó por el lugar momentáneamente, logrando apreciar por un par de segundos el perfilado rostro de uno de sus compañeros de clase, aquél que era muy agradable, con un aura confiable y muy inteligente, pero con el cual casi nunca solía intercambiar palabras.
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Fire On Fire 🫀 || MinBin.
Fiksi PenggemarChangbin, un joven de 18 años se ve envuelto en un desastre de emociones, sentimientos y feromonas cuando finalmente su lobo hace aparición en su vida. Minho es solo un alfa que no le importa lo que los demás piensen de él. "--No puedes asumir las c...