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 Su madre estaba hecha una bola de nervios y furia irracional

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 Su madre estaba hecha una bola de nervios y furia irracional.

 Era la noche en que festejarían el cumpleaños de su padre, y toda la casa estaba dada vuelta mientras se encargaban de decorar y tener todo listo para cuando llegaran los invitados, unos viejos amigos de su padre.

 Todos, claro, menos su padre. Él estaba en su oficina escapando de los preparativos.

 El telescopio había sido un éxito, bueno, obtuvieron una sonrisa y unas cejas alzadas con asombro. Fue satisfactorio.

 Ahora tenía que inflar unos mil globos para colocar en cada rincón de la sala.

 Arwen se hallaba en la parrilla preparando salchichas y su madre hacia kilos de ensalada. Era un ambiente reconfortante en cuanto a cotidianeidad. Si tan solo pudiese disfrutarlo.

 No había pegado un segundo de sueño la noche anterior. Por supuesto que no. Todo lo que hizo fue observar la fotografía de su madre de joven junto a Dane y América, mientras su cabeza formulaba un millón de preguntas y su corazón atravesaba todo tipo de emociones. Sorpresa. Intriga. Desconcierto. Enfado.

 ¿Su madre había sido amiga de Dane en su juventud?

 A ver, no tendría nada de raro. Si no fuese porque el día de la feria, el día en que conoció a Dane por primera vez, ella estaba allí. Ella lo vio. Lo vio hablando con él, y se cruzaron cuando se fue. Tendría que haber dicho algo, reaccionar de alguna manera, si es que fueron así de cercanos en algún momento. Pero ni ella ni Dane emitieron reacción alguna.

 Esa pregunta obviamente desencadenó en muchísimos enredos más.

 ¿Conocía su madre el mundo mágico? Debía haber tenido contacto minino con él al ser una humana interactuando con una hechicera y un vampiro.

 ¿Qué había sucedido? Se veían muy cercanos, casi como si fuese mejores amigos los tres. Algo los habría separado.

 Diablos.

 Ese solo pensamiento apareció como un hilo que conectó la idea con una realidad.

 ¿Era su madre la artista que había pintado los cuadros en casa de América?

 En ese caso, la explicación de Malakai tendría sentido. Estaban distanciados.

 Aún así, debería haber tenido una mínima reacción al ver a Dane llegar a su casa como si nada. Además, su madre no pinta. O al menos, nunca la había visto hacerlo. Su padre era el artista.

—¿Solías pintar como papá?— le preguntó durante un rato libre.

 Ya no tenía lugar la prudencia, quería certezas.

—No. Ni siquiera sé sostener un pincel — se rio.

 Esto no tenía sentido. Tenía que ir a la Madriguera cuanto antes y buscar respuestas, porque aquí estaba sucediendo algo extraño y ellos estaban ocultándole algo. Algo muy grande.

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