Capítulo 8

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A Sanji le encanta que Zoro le acompañe a bañarse, algo que viene ocurriendo cada vez con más frecuencia.

Su propia mente le juzga por ello, pero le encanta la devoción que Zoro siente por él, el cuidado, el amor. Nunca pensó que se sintiera tan bien. Sentir cómo las manos cuidadosas y callosas de Zoro le frotan y masajean el cuero cabelludo, le acarician el pelo y el cuello y los hombros, con tanto amor que, aunque ambos estuvieran en silencio, él podía oír lo mucho que Zoro también disfrutaba de esos momentos.

El silencio con Sanji estaba extrañamente lleno de señales. Zoro aprendió a convivir con el rubio y sus inseguridades latentes, caminando siempre en la cuerda floja, llenando el silencio por miedo a que se convirtiera en un muro entre ellos. Por eso, cuando Sanji guarda silencio a su alrededor, significa que se siente seguro. Agarró la alcachofa de la ducha y enjuagó suavemente el champú del pelo del cocinero, pasando al siguiente paso, que es el acondicionador, éste había aprendido que sólo se aplica en las puntas y medios, nunca en las raíces. El acondicionador deja el cabello del cocinero suave y perfumado, y ayuda a dar forma a las ondas que tanto le gustan.

"¿Marimo?" La voz somnolienta de Sanji lo sacó de sus pensamientos, justo a tiempo para enjuagar el acondicionador.

"¿Puedo lavar el tuyo?" Zoro nunca fue el mayor fan de las duchas, y mucho menos del champú, porque por mucho que intentara evitarlo, siempre se le metía en los ojos. Pero, Sanji lavándole el pelo es otra historia, es perfecto, las manos suaves y los dedos hábiles hacen que se derrita en cuestión de segundos, le encanta que le acaricien el pelo, implique un baño o no.

"Por favor". Dijo mientras Sanji se reía entre dientes, sabiendo que no se negaría. En la pequeña zona de duchas, invirtieron posiciones, y Zoro, tan espacioso como un gato crecido, apoyó la cabeza en las manos de Sanji, sintiendo como el cocinero le masajeaba el cuero cabelludo.

"Mañana voy a llevar a Luffy a comprar ropa, ¿quieres venir con nosotros?" Preguntó Sanji sabiendo muy bien cual sería la respuesta, Zoro preferiría caminar descalzo sobre fragmentos de cristal que ir a comprar ropa para él o para cualquier otra persona.

"¿Este es el tipo de cosas que realmente puedo elegir, o de las que dices que puedo elegir pero en realidad no?". Comprar ropa para un tipo quisquilloso como Luffy parece una molestia, pero preferiría hacer literalmente cualquier otra cosa.

"Lo sabía, cariño. ¿Quieres que te traiga algo?" Sanji se enorgullece de saber lo que Zoro necesita, le gusta, quiere. Le encanta que Zoro sea tan abierto con él, tan vulnerable, tan... real.

"Bebida"

Tan predecible este Marimo, un hombre tan simple.

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Sanji está viviendo un dilema, quizá el mayor de su vida desde que tuvo que elegir entre hacerse a la mar o quedarse en Baratie.

Faltan pocos días para su boda, y están atracados en una isla muy especial, rica en cultura, comida y colores, sin duda una de las islas más bonitas que ha visto nunca. Y así, decidió que una isla tan rica en tantas cosas, le compraría su traje de boda, ya que el de Zoro vino con él desde East Blue, lo único que tiene que hacer el cocinero es comprar un buen traje y ya está, ¿no? Cierto. Cierto.

Y Sanji sabe de trajes, los usa todo el tiempo. Sabe qué modelos y colores le quedan bien, conoce las telas que le gustan y sabe que le queda bien un traje. Los trajes son elegantes, clásicos y masculinos, sobre todo.

Entonces, ¿qué le llevó a estar dentro de un probador de una tienda de ropa con un vestido increíblemente bonito? La respuesta es perfectamente razonable, Luffy lo hizo.

Nos Vemos En El Altar - ZosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora