¿Te casarías conmigo? ~kookmin(m-preng)

parte✿2

— Si quieres fingir que somos novios, tendrás que aprender mucho sobre mi —Jungkook comentaba revisando un cuaderno— Tengo suerte, porque sé absolutamente todo sobre ti.

— A ver —preguntó curioso quitándole el cuaderno al menor— ¿A qué soy alérgico?

— A los champiñes y a toda las personas que sonríen —respondió.

— Ja Ja muy gracioso —Jimin giro los ojos— A ver que otra pregunta ¿Tengo tatuajes?

— Estoy 80% seguro de que si —Jungkook cruzó los brazos pensativo— Has hecho algunas citas y la semana pasada revise unos archivos y por lo que pude ver eran diseños de unas lunas, entonces te harás otro o quieres un retoque.

— Muy listo, Jeon —menciono entregándole el cuaderno— No puedo creer que tenga que soportar casi dos horas en tren —suspiro.

— Consecuencia de tu mentira —Jeon levanto los hombros.

Jimin le dio una mirada y giro los ojos, bajo su antifaz, se giro dándole la espalda a su asistente, ocasionando la risa del menor— Despiértame cuando lleguemos.

— Como ordene —murmuro para soltar un bostezo.

Para Jimin lo más importante era conseguir ese ascenso, era como tener su futuro asegurado, no tener ninguna preocupación. Podía contratar a las personas más trabajadoras y responsables, no como Chaeyoung. Quizá podría darle un aumento a Jungkook, por todo el esfuerzo que hace trabajando para el, porque sabiendo como era conocido en la firma, no era nada fácil.

Todo iba de acuerdo al plan, llegarían al hotel, conocería a la familia de Jungkook al día siguiente, tendrían una boda sencilla en una o dos semanas y luego de un año, se divorciarían.

Nada tendría que salir mal.

Tendría su ascenso y todos felices, como si nada hubiera pasado.

El movimiento del tren lo arrullaba de una manera increíble y aunque no estaba cómodo, no tenía otra opción. Jimin nunca había salido de Seúl, ni siquiera para vacaciones, vivía de su casa al trabajo y viceversa.

— ¿Jimin? —escuchó la voz de su asistente.

— Si, si —respondió quitándose el antifaz— No logre dormir —menciono guardando las cosas en su bolso.

— Supongo que llegamos —el menor murmuro, levantándose del asiento.

Jimin observaba a su asistente de manera atenta, pues este empezaba a alejarse de el sin siquiera ayudarle con su equipaje— ¡Jungkook! ¿No piensas ayudarme? —preguntó levantando la voz.

— ¡Puedes solo! —respondió.

[✿]

La madre de Jungkook y su tía saludaban a lo lejos de manera emocionada y podía decir que las entendía un poco, habían pasado un par meses desde que no regresaba a su lugar de nacimiento, pues su "grandioso" jefe, le negaba los permisos y siempre lo tenía ocupado, hasta los fines de semana.

— ¡Jungkookie! —gritaba Hana; la tía del menor.

— ¡Kook, por aquí!

— Si, si —murmuró acercándose— ¿Eran necesarios los carteles? —preguntó soltando un largo suspiro.

— Solo quise hacer algo lindo para mi sobrino favorito ¿Es eso tan malo?

— Para nada —sonrió.

Las atrajo a ambas y les dio un fuerte abrazo, después de todo había pasado mucho tiempo sin verlas.

— Mi hijo —su madre yacía llorando— ¿Si te alimentas bien? Parece que has perdido peso.