Barcelona, 2009
Sábado, hoy Elena no trabaja y disfruta del sol en la terraza de una cafetería. Frank se ha ido temprano a su centro de entrenamiento y ella ha quedado con Claudia en esa cafetería. Había dado el día libre a Quim sin contar con el beneplácito de nadie. Seguramente, ella comería fuera y Frank con su equipo, así que no tendría que volver hasta la noche a casa. Ya tenía localizado un buen restaurante donde comer con baño accesible. Algo imprescindible para no tener que volver a casa.
Vio acercarse a su amiga con sus curvas marcadas por una ropa híper ajustada. Estaba preciosa, como siempre, cimbreando su cadera exageradamente y su melena pelirroja siguiendo ese movimiento de izquierda a derecha. Provocaba miradas allá por donde pasaba aunque no siempre fuera consciente de ello. Solo tenía ojos para Elena a la que saludó efusivamente. Claudia era todo corazón y muy afectuosa con sus amistades. Le gustaba quedar con Elena fuera de esa casa donde se respiraba la censura de Frank por todas partes.
—¿Hoy no te acompaña tu angelito de la guardia Quim? —Preguntó divertida
—No, hoy le he dado el día libre —respondió orgullosa Elena.
—Uy, uy, uy…. Santa Elena contraviniendo las órdenes de los suegros…. ¡Aquí pasa algo!
—¡Qué va a pasar! Solo he decidido coger el bus adaptado y venirme a Plaza Cataluña yo sola….
—¿Y ese acto de rebeldía a qué se debe? Aparte de la tremenda crueldad que supone privarme de la visión del cuerpazo de Quim —Claudia no estaba dispuesta a soltar su presa.
—Vaaale, tú ganas, necesitaba estar sola aunque fuera en un bus abarrotado —. Elena prefirió ignorar la alusión al “cuerpazo” de Quim
—¿Y? – inquirió Claudia.
—Necesitaba pensar. Desde la cena, Frank está muy raro.
—Frank ES raro, que tú le aguantes es otra cosa
—¿Algún día os llevareis bien? —preguntó cansada Elena
—Cuando los cerdos vuelen, tal vez…. Pero es que el último día se lució, estuvo de un imbécil subido conmigo solo por mencionar mi deseo de ser madre, hablé de mi deseo de ser madre y casi me mata. Que si llego a mencionar el tuyo, ya….
—¿El mío? — Elena intentó fingir sorpresa
—Si, bonita, ¿ya no te acuerdas de lo que hablamos, o qué? Que esto nos afecta a todas….
—Yo no me lo puedo plantear, ya sabes…
—¿Ya sé qué? Te has sacado la carrera de filología inglesa, cosa que yo no pude porque era un auténtico coñazo. Te fuiste a Londres sola a perfeccionar tu inglés durante tres meses y ahora tienes un buen trabajo y pareja estable, que encima es rico ¿Qué coño no te puedes plantear tú?
—Ya me sé ese discursito de memoria, Claudia, me lo sueltas cada poco pero tener un hijo es mucho más que conseguir un trabajo, es mucha responsabilidad más los nueve meses que tu cuerpo cobija a otro ser.
—Sí, creo que la cosa va más o menos así —bromeó Claudia.
—Pues eso, que yo no me veo físicamente capaz —sentenció Elena
—O eso te han hecho creer. Antes de conocer a Frank me decías que querías ser madre.
—Las cosas cambian, Claudia
—A peor… —sentenció Claudia provocando una mirada de reproche en Elena — Antes te veía mas feliz, mas suelta, mas atrevida…. Con Frank, te vas apagando poco a poco
—Se llama madurar.
—No, se llama morirse en vida.El silencio se volvió incómodo entre ambas. Elena se sentía furiosa, en parte, porque sabía que su amiga tenía razón y explotó:
—¡Vale! Muy bien, he renunciado a un sueño. Siempre he querido ser madre y con Frank va a ser imposible….
—¿No puede? —interrumpió suspicaz Claudia
—¡Si , si que puede! O podría si quisiera. No es algo tan automático como en un hombre sin discapacidad pero podría….
—¡Ay, largarta! Aun te acuerdas, con lo bueno que estaba ese tipo….
—No me cambies de tema —suplicó Elena
—Sabes que esa es mi especialidad, cambiarte de tema. ¿Te acuerdas cuando aun íbamos juntas a la facultad? Antes de que yo me pasara a Turismo. No me extraña que chatearas, ¡qué muermo de carrera la filología inglesa!…. A la chita callando eras una buena pecadora. Creo que en más de una ocasión, tuvieron que utilizar un extintor en el aula de informática para apagar el ordenador que utilizabas para chatear, de lo calentito que lo dejabas…. — Claudia explotó a carcajadas.
—¡Calla, calla!- Elena enrojeció como un tomate.
—¡Ep! Yo conozco esa cara… Tú has vuelto a las andadas. No se te puede dejar sola con un ordenador delante, ya lo sabía yo ¿Qué has hecho esta vez, pecadora?
—¿Yo??? ¡Nada!
—No cuela…. Cuéntamelo todo….
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El viaje de Elena
RomansaElena es una mujer atrapada en una relación conveniente pero no se siente plena. Su discapacidad no le corta las alas para soñar y no se conforma con una vida aparentemente plena. Desea algo más. Esa es la clave. Su vida se ve impulsada por el deseo...