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— Alondra y Rai iban caminando por las calles de Puerto Rico, cuándo pasaron cerca de un Starbucks, Rai paró a Alondra y le hizo saber lo mucho que quería algo de Starbucks. López asintió, y a continuación, sin decir nada, sacó su cartera y le habló. — ¿Que quieres? — Preguntó mientras Rai la miraba confundida.

— ¿Pagarás tú? — Preguntaba Rosario con una pequeña sonrisa en su rostro. Alondra la miró y asintió.

— Sólo por hoy.. — Rai con obvio agradecimiento la abrazó hasta aplastar su pequeño cuerpecito contra el suyo, luego Alondra exigió espacio porque ella no era mucho de contacto físico. La de rizos le dijo a la rubia lo que quería, ésta entró junto a ella y pidió. Al cabo de los 15-20 minutos, llegó todo. Y Rai vio como Alondra guardaba sus cosas.

— ¿No vas a pedirte nada? — Dijo con una voz confundida la pelirroja. Alondra levantó los hombros y negó.

— No tengo apetito. — Le hizo saber a Rai, y luego al salir, Alondra desbloqueó su teléfono y empezó a contestar todos los mensajes que no había respondido. De repente, le llegó un mensaje de su abuela y al leerlo, suspiró de forma derrotada. Rai asomó la cabeza y vió el mensaje, habían mandado a Alo a hacer recados, Rai bufó y habló.

— Pues ahora vamos.. pero espera que termine de desayunar. — Dijo la chica mientras Michelle asentía y se metía en TikTok a mirar un poco por encima, mientras esperaba que la contraria terminara de comer. —

— Cuando entraron al centro comercial, una pequeña niña se les acercó y les pidió una foto

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— Cuando entraron al centro comercial, una pequeña niña se les acercó y les pidió una foto. Ambas asintieron y se hicieron la foto con una gran sonrisa en su rostro. Rai miraba de reojo a sus padres al igual que Alondra. Cuándo la niña se alejó, los padres fueron agradecidos y les dijeron un pequeño "gracias" para luego retirarse de ahí. La rubia miró a la de rizos mientras reía un poco. —

— Dios mío tenía como siete años esa nena.. — Rai se tocó la frente con una sonrisa nerviosa y siguió caminando junto a Michelle, intentando olvidar el tema o más o menos evitarlo, no podían creer que niños las vieran, sabiendo que su contenido es para mayores de dieciocho. Cuando llegaron a una tienda y entraron, agarraron algunas cosas, comida, productos para la cocina, etcétera. Una compra grande pero que era necesaria para casa. Después, cuándo salieron y todo, el tiempo salió volando o eso parecía y ahora eran las doce. Cuándo ambas se dieron cuenta, se devolvieron rápido a casa. Cuando entraron, la abuela de Alondra las recibió y les dió las gracias a ambas cuándo dejaron la compra encima de la mesa. El sonido del clóset todavía seguía ahí pero era imposible evitarlo y ahora mismo no tenían ninguna idea de qué hacer realmente. Cuándo subieron y entraron a la habitación, algunos obreros salieron y las saludaron. Devolvieron el saludo y se fueron para el lado de la cama. Alondra se tiró haciendo que su gorro se cayera de su cabeza. Rai soltó una pequeña risa. De repente, cuándo la pelirroja se sentó en el borde de la cama y se puso con el celular, López la asustó. —

— ¿Y si vamos al correo a por tus regalos? — Dijo la rubia mientras la pelirroja asentía emocionada. Aunque Alondra no estaba muy convencida porque no quería que viese todo lo que han enviado, pero tampoco la quería dejar sola en La Choza con todo el ruido de la obra que había. Ahora estaba todo en silencio pero por qué los obreros salieron a por más material y cosas así.

O ꜰ ɪ ᴄ ɪ ɴ ᴀ - RᴀɪʟᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora