El fin de semana fue cansado, si bien había dejado de trabajar tan duro, entre las idas al hospital y el trabajo en el bar aun no me acostumbro. Mi madre dice que con lo que ganaba en la empresa me era más que suficiente, pero la realidad es que no, no era suficiente. Aún tenia bastantes deudas que había dejado mi padre y entre los medicamentos comida y gastos del hogar apenas me alcanzaba.

Había estado muy pensativa estos dos días después de lo que ocurrió con el Sr Zumman, primero su regreso inesperado, su reacción en el bar, no entendía la actitud de él así que resolví que solo actuó como lo haría cualquier otro. Solo vio una chica indefensa a quien debía proteger, supongo que es así como me ve y me verá siempre.

Las puertas del ascensor se abrieron y vi a Elisa ya sentada en su escritorio, la saludé como de costumbre, por cortesía más que por amabilidad ya que era muy obvio que ella no me caía nada bien, era muy altanera y presuntuosa, además de que desde el momento en que llegué a la empresa me demostró que no le caía para nada bien.

Entre a la oficina del Sr Zumman, el aún no había llegado, como de costumbre me diriji a mi escritorio, vi una carpeta negra que antes no estaba ahí. Me senté y decidí abrirla y leerla.

Contrato de trabajo.

Bien, aún no había firmado el contrato ya que estaba de un mes de prueba aquí.

Contrato por un año... espera, el monto a subido. Abrí los ojos sorprendida. ¿Duplicaron el salario acordado? anonadada leía y volvía a leer, no me creía que se podía ganar esta cantidad y aun así, ¿por qué me había subido el sueldo? ¿Que estaba pasando aquí?. Fui interrumpida de mis pensamientos al escuchar las puertas abrirse, era el Sr Zumman. Me levanté rápidamente y lo saludé.

—Buenos días Sr Zumman.— Fui ignorada por completo, ni siquiera se digno a voltear la mirada en mi dirección, no me dirijio ni una sola palabra.

Me senté de nuevo y me quede en silencio, con la mirada agachada. Me quedé unos minutos ahí callada hasta que me levanté y con el contrato en mis manos me diriji al escritorio de mi jefe, carraspee un poquito, parada frente a él y al ver que ni siquiera levantó la mirada dije.

—Sr Zumman, necesitamos hablar.— Quería saber porqué había actuado de esa manera en el bar, necesitaba saberlo pero no me atrevia a preguntar.

—Dime.— Dijo sin levantar la vista de su computadora.

—El contrato.— Dije mientras colocaba la carpteta en su mesa.  —El monto...

—Es, el correcto.—  Dijo, agarró la carpeta y la puso a un lado de su computadora.
—Hazme una reservacion para dos en el restaurante Francie para la hora del almuerzo. Luego hablamos del contrato.–

Asentí y me diriji de nuevo a mi escritorio, Ilamé al restaurante y hice la reservacion al nombre del Sr Zumman. Llevará a Elisa supongo, pensé.

Más rato el Sr Zumman se levantó y salió de la oficina junto con sus llaves, aproveché el momento salí igual.

Elisa no estaba en su escritorio, eran muy obvios, pense. Bajé a tomarme un café, me moría de sueño.

Mientras tomaba el café recibí una llamada. ¿Rupert? que extraño pensé y conteste.

—Hola preciosa. — Rupert tenía la costumbre de llamarme preciosa o bonita, al principio se me hizo extraño e incómodo, algo que él explicó es que siempre le dice así a todas, como una muestra de "cariño" así que me acostumbre a ello.

—Hola Rupert, ¿que se te ofrece?.— Rupert a pesar de ser mi jefe no le gustaba que me refiera a él como "Sr" ya que según sus palabras lo hacía ver muy viejo y aún no cumplía ni los treinta.

—Melia, disculpame ya se que estas trabajando.

—Oh, Descuida Rupert, me tomé un Brake para tomar un café.— Dije y le di otro sorbito a mi americano.

—Melia vamos a almorzar.— Dijo de repente.

Me quedé un momento en silencio, si bien antes ya me había invitado a almorzar, lo cual rechace mas de una ocasión, no sé porque vuelve a insistir con el tema.

—Mm...

—Como amigos, no como jefe y empleada.— Me quedé en silencio un momento, tal vez si podría... —Sólo es un almuerzo, y además ya tenia reservacion en un restaurante muy lujoso y me han cancelado la cita, por favor.— Suplicó.

Solo será en plan de amigos, no pasa nada.

—Está bien...

—Perfecto bonita, te paso a buscar a tu trabajo a la hora del almuerzo.— Dijjo bastante alegre. Asentí aún sabiendo que no me podía ver y colgó la llamada.

Casada con mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora