Me baje del carro y pude divisar unas letras doradas sobre un cartel negro "Francie" abrí los ojos sorprendida.

Ay no, que desastre.

Rupert camino hacia mi y nos dirijimos adentro del restaurante. El recepcionista preguntó su teníamos reservacion y Rupert se encargo de darle los datos y el recepcionista nos llevó a una mesa, nos sentamos y nos trajeron las cartas. Me puse a mirar las comidas que ofrecían, hojeaba la carta sumida en mis pensamientos.

Rogaba internamente que el Sr Zumman no se encontrara ahí.

—Melia.

—Mm?.— Reaccioné y miré a Rupert, me señaló al mesero que estaba esperando alado nuestro. —Oh si, disculpe, una pasta a la carbonara por favor, y de beber solo un jugo a su elección.— Cerré la carta y se la entregué al mesero que nos agradeció y se retiró.

—Melia ¿en que piensas?.

—Mm?.

—Estás muy callada. dijo y le dio un sorbo a si vaso de agua.

—Nada, solo tengo sueño. mentí, en realidad estaba nerviosa por encontrarme con el Sr Zumman aquí. Mire a los lados y no lo vi, lo buscaba con la mirada.

—Melia.- dijo nuevamente.

—Dime.

—Gracias por acompañarme.— Dijo sonriendo. —La verdad no creí que fueras a aceptar tener una cita conmigo...— Abrí grande los ojos y lo interrumpí rápidamente.

—No-no. Esto no es una cita Rupert.— Espeté molesta.

—Bueno, no es una cita pero es casi una.— Dijo y no podía creer lo que hacía, ¿de verdad me estaba intentando cortejar y sacar a citas a base de mentiras?.

Me aclare la garganta y agarre mi bolso levantándome.

—Voy a ir al tocador un momento.— Dije disculpandome y me di la vuelta. dirigiéndome al sanitario.

Caminé unos pasos y de repente me quedé inmóvil a ver la mirada clavada del Sr Zumman sobre mi, estaba ahí sentado, solo.

Tenía la mano en la barbilla y el semblante serio, me miraba con ojos de furia, como si no le gustará lo que estaba viendo.

Abrí la boca levemente, me sentí bastante intimidada ante su mirada, reaccioné y seguí mi camino en dirección al sanitario.

Ni siquiera lo saludé, estaba demasiado nerviosa y no supe que decir o como reaccionar, el tampoco me dijo nada, solo me siguió con la mirada fulminante sobre mi.

¿Como es posible que no me fijé atrás mio?. El Sr Zumman
estaba solo a dos mesas tras la mia.

Me metí al baño más que nerviosa, sentía que me empezaba a faltar el aire. ¿Pero que me pasa? ¿Por qué este hombre causa esto en mi? pensé.

Caminé al tocador y me moje el rostro y cuello, senti mucho calor de reoente, me sequé la cara y retoque mi maquillaje.

¿Se molestará porque vine a comer con Rupert?

Sacudi mi cabeza intentando alejar esos pensamientos, no debería de importarme no tenemos ningún tipo de relación más que la de jefe-empleada.

¿No es lo mismo con Rupert?

Es lo mismo, pero solo somos amigos...

Rupert tiene otras intenciones es obvio.

—Por qué debería importarme lo que piense o diga de mí el Sr Zumman.— Dije en voz alta.

Casada con mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora