La Felicidad Si Dura

Eso no es lo que parece.

Escuché algunos pasos...
Empecé a voltear mi cabeza hacia atrás lentamente. Apenas me voltee estuve apunto de dar un gancho derecho.

Antes de eso, se escuchó un disparo, no me molestó, había practicado con armas casi toda mi vida. No sabía de quién había sido pero no lo pensé, me levanté y apunté con el fusil. Para darme cuenta que era mi guardia. Bajé el arma soltando un gran suspiro, puse mis manos en mi frente debido al estrés.

Miré al suelo y ví al tipo, está vez si estaba muerto.

—¿Qué carajo...? ¿Lo mataste? ¿¡Acaso, perdiste la cabeza!?
—lo empujé con mis dos manos.

—Iba a atacarlo señor... Solo lo defendía. —dijo sin ninguna expresión en el rostro.

—Te dije, ¡Tu! No puedes matar a nadie aquí. Ahora, ve y dile a alguien que venga y se deshaga del cadáver.
—me dí la vuelta dándole la espalda al guardia, hasta que pensé en algo.
—Espera, no te vayas, quiero que hagas algo. —dije sin darme la vuelta.

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Mientras tanto, Taehyung miraba las cámaras y observaba todo. No recordaba que el podía ver todo desde afuera.

En las cámaras se vió como salí de la habitación del sótano, mientras el guardia empezaba a atar a los dos hombres contra la pared.

Llegué a dónde estaba Taehyung, me paré justo detrás de él a observar que hacía. Ví como miraba cada uno de los movimientos del guardia.

Hasta que se vió mi reflejo en la pantalla de la computadora. Volteo a verme muy exaltado, me pareció raro que se sorprendiera tanto. Total, me veía todos los días.

Ese no era el punto, el punto era que estaba apunto de explotar, de todas las formas posibles. Estaba temblando sin control, miraba a Taehyung con mucha desesperación. Tomé mucho aire y lo tomé del brazo, se levantó de la silla y lo arrastré a mi habitación.
De tan fuerte que tiré la puerta no cerró. Pegué a Tae contra la pared, admito que si me pasé.
Paré unos segundos para observarlo, el miró toda la situación, se miraba sorprendido.

No lo estaba.

¿Querían beso? No, no hubo.

—Estoy harto de esto, te voy a enseñar a usar armas. Para que si algún imbécil vuelve a entrar sepas defender lo tuyo. —dije con una respiración muy agitada.

—Sabes que no me gustan... —dijo mirando hacía abajo en voz baja.

—No me importa que no te gusten, no es posible que tenga que venir atropellando a gente por miedo a que te lastimen, porque no sabes usar una arma.

—Kook, ¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo? —dijo mirándome a los ojos.

—No te importa lo que tengo, ahora ven conmigo. —jalé su brazo y caminamos al sótano. —Abreme, idiota. —toqué con fuerza la puerta de metal.

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—¿Ves a ese tipo de ahí? —señalé al tipo muerto que estaba atado en el piso. —Vamos a practicar con él.
—dije mirándolo.

—Se ve asqueroso, Jungkook. Aléjalo de mí... —dijo escondiéndose detrás de mí.

—Sí vas a disparar a alguien, no puedes esconderte... —me aparté y me puse detrás de él. —Tienes que estar firme y muy atento.

Mientras se escuchaba como el otro hombre más jóven trataba de gritar pero la cinta en su boca no lo permitía.

—¿De dónde son estos hombres...?
—retrocedió unos pasos.