La empresaria Wednesday Addams parece tenerlo todo. Ella es rica, cuidadosa y es considerada una de las mentes más brillantes del mundo. Repentinamente, Wednesday recibe una noticia inesperada: tiene una hija, fruto de su fracasado matrimonio con En...
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Primero fue Enid.
Durante los primeros dieciocho años de su vida, Wednesday jamás recibió el cariño de una persona a excepción de Pericles. Enid lo cambió todo. La trató con dulzura, cariño y amor.
Un año después de que empezaran a salir, Wednesday habló con ella acerca de los problemas familiares que llevaba consigo, su mala relación con Homero y la responsabilidad de manejar una empresa internacional y continuar con el legado Addams.
Para ella, su futuro no deparaba ninguna dicha. Pero deseaba más que nada agradar a su padre y revolucionar el mundo con sus inventos. No obstante, eso jamás pasó.
Wednesday, en aquel entonces, se dio cuenta muy tarde que Homero era un hombre amargado, exigente y frívolo, cuyo amor se fue extinguiendo a lo largo del tiempo. Homero no brindaba cariño, sino órdenes y quejas que fueron amargando a Wednesday de igual manera y destruyéndola poco a poco.
También fue muy tarde cuando se dio cuenta de que no quería eso en su vida. No quería dedicarse a crear armas y cosas destructivas para los clientes de su padre. Deseaba desarrollar tecnologías útiles para la humanidad y no ser vista como una probeedora para asesinos en masa.
Desde un principio, dejó en claro que no quería casarse con una dama de la alta sociedad para engendrar hijos y luego ignorarlos. Si alguna vez llegaba a tenerlos, quería que ellos lo vieran como una madre amorosa, protectora y cálida, una madre con quien sentirse confiado y pleno.
Enid la escuchó y comprendió como ningún otro. Ella, a diferencia de las personas interesadas que la rodeaban, le ofreció amor y cariño, y Wednesday no pudo sentirse más agradecida por ello.
Pero, como todo en la vida, Enid tenía un límite.
Había veces en las que discutía con su padre e iba a buscar consuelo en Enid porque era la única que encontraba las palabras elocuentes para expresarle cuán valiosa era. Luego de que ambas terminaran la universidad, se mudaron a un departamento en un barrio de Manhattan y se casaron en secreto cuando cumplieron veintidós años, cuál película cliché.
Wednesday no veía a su padre a menudo, puesto que trabajaba en el área de ingeniería de Addams Industries, en lugar de dirigir la empresa como Homero quería.
Cuando cumplió los veintitrés, Homero se cansó y le exigió que asumiera el mando. Y Wednesday, siempre procurando agradarle, aceptó.
Esto provocó que tuviera que ver a Homero a menudo, por tanto, las discusiones eran frecuentes. Todos los días durante un año.
-A tu edad, yo había hecho cosas asombrosas y útiles-solía decir Homeri, mientras Wednesday bufaba y reprimía las ganas de gritarle. -Siempre es lo mismo contigo. No escuchas lo que digo.
-Oh, por supuesto que lo hago -siseó Wednesday.
Y era verdad, ella grababa cada palabra dicha por su padre.