Cap 2

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El silencio se instaló al interior de los muros muertos del salón. Frank estaba más que dispuesto a pagar una cantidad así a cambio de la mascota, incluso cuando minutos antes había reprendido a tres de los nobles más importantes en aquel lugar por querer hacer exactamente lo mismo. ¿Pero cómo podría negarse? No había forma de desistir cuando los ojos bañados en miel de su amado esposo parecían estar fijos en aquella criatura. 

Observó los ojos de Eddie brillar con una calidez otoñal y aquello fue lo único que Frank necesitó en ese momento. 

Las expresiones de sorpresa y desconcierto en los nobles cambiaron. Ver a Frank cambiar de actitud tan abruptamente por Eddie era algo inusual, pero también era endemoniadamente divertido. 

— Mpff… — profirió Barnaby, con sus hombros agitándose hacia arriba y abajo mientras cubría su boca con ambas manos, fallando irremediablemente en su intento por acallar una risa burlona. 

— Barnaby, para… — masculló Sally con exasperación, mirando con absoluta desaprobación al gran perro. — Vas a meterte en problemas…

— Lo siento, lo siento — rió Barnaby, apartándose una lágrima inexistente mientras su robusta barriga se agitaba al compás de las últimas risas. — ¡No lo puedo evitar, mira el rostro de Howdy! 

Todos los presentes miraron a Howdy. Si una expresión de ira y rabia pura que tendría el mismo efecto que una bomba al estallar contra Frank era algo chistoso, que los demás no estuvieran riéndose solo podía significar que su sentido del humor estaba roto al parecer de Barnaby. 

Howdy continuó respirando de forma pesada, pensando en toda la situación y en un intento por tranquilizarse. Cada fibra en su aterciopelado cuerpo estaba erizado de rabia y no había nada que deseara más que sucumbir a sus más bajos instintos y actuar con violencia en medio de la subasta.  

— ¡Oh, miren al pobre de Howdy! — se burló Barnaby, señalando al más alto con su regordete dedo antes de soltar una risotada y tararear: — ¡Alguien se va a quedar sin jugar! ¡Alguien se va a quedar sin jugar!

— ¡Barnaby! — exclamó Sally, tirando bruscamente del brazo del gran perro hasta lograr que dejara de señalar a Howdy. — ¡Para de empeorar las malditas cosas!

Frank observó de forma apacible al más alto, sin sentirse intimidado por sus tensos puños sobre la mesa y su respiración cada vez más agitada y pesada. Podía sentir la ira en la mirada de Howdy, pero no podía importarle menos. 

— Si tanto quieres golpearme, hazlo de una vez — retó al más alto, dedicándole una mirada de absoluto desinterés antes de ignorarlo. 

Eddie se tensó y tragó el nudo en su garganta con dificultad. La forma en que su esposo retaba a Howdy a desatar su ira contra él era demencial y un acto suicida, pero el más alto de los nobles no respondió y tampoco cedió. 

— Ya lo suponía… — murmuró Frank, retomando su lugar en su silla. 

Esta vez fue Julie quién interrumpió el silencio, cortando de tajo la tensión en el ambiente. 

— Seis millones es mucho, Frank — comentó tranquilamente, sorprendida aún por el nuevo interés puesto en la mascota. — Pero creo que por fin nos estás entendiendo. 

— Sólo me aseguro que nadie piense en elevar más el precio — refutó Frank, tamborileando sus dedos sobre la mesa. — Déjemos esto así, no vale la pena discutir por algo que no lo vale. 

— ¿Crees que no puedo ofrecer más que eso? — comentó Howdy con mayor tranquilidad, pero su semblante permanecía serio. 

Más tarde que temprano, Frank se dio cuenta del grave error que acababa de cometer. No sólo había terminado triplicando la oferta por aquella mascota en la que no tenía interés, sino que había hecho saber sus intenciones y los nobles no dejarían pasar algo así sin ningún tipo de repercusión. 

Welcome Home Cry. [ Au WH]  💧🍎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora