Ya habían pasado casi tres años desde que Ada apareció en aquel lugar y, a pesar de lo duro que resultaba vivir en medio de un laberinto y liderar a un grupo de chicos, se había acostumbrado. Era su rutina, su día a día, despertarse, organizar al gr...
Ada había salido a correr, últimamente no acompañaba tanto a los corredores como le gustaría ya que tenía que hacer tareas como líder. Organizar al resto de grupos reuniéndose con los guardianes, hablar con Fritanga para llevar a cabo el recuento de alimentos y saber qué suministros pedir, hablar con los clarianos para asegurarse de que todo iba bien... cosas mucho más aburridas que salir al laberinto, o eso le parecía a ella. A muchos de sus compañeros les aterrorizaba la idea de ser corredores, a otros les parecía agotador, muy pocos se ofrecían a salir.
Ya había empezado a oscurecer cuando llegó a una de las puertas que daba al Claro, podía apreciarse un leve olor a la comida que estaba preparando Fritanga para la cena de esa noche y muchos de los clarianos paseaban por el lugar tras haber terminado las tareas del día. Ada pasó sus ojos por todo el lugar con una ligera sonrisa en los labios, siempre que volvía le gustaba revisar que todo seguía como cuándo se había ido y que sus amigos seguían a salvo, le reconfortaba. Sin embargo esta dulce sensación en el corazón de Ada duró poco tiempo ya que se vio sobresaltada por el ruido de una sirena, era la caja. "Llega demasiado tarde." Pensó mientras aligeraba su paso hacia la misma. Nunca les habían enviado una caja a esas horas, siempre llegaban a primera hora de la mañana. Al llegar a la zona Newt y Alby ya estaban allí.
-¿Aún no ha subido del todo? - Preguntó la chica mirando hacia abajo, por ahora solo se veía la oscuridad del hueco por el que ascendía la caja. El ruido del metal chocándose hacía algo difícil escuchar a sus amigos. -Nada.- Contestó Alby volviendo su mirada hacia Ada. -Hoy se han retrasado, creía que no la enviarían hasta mañana.- Añadió Newt moviéndose para colocarse al lado de la chica. -Ya... es bastante raro. No tendremos tiempo de hacerle la presentación al verducho hoy.- Comentó Ada aún con su mirada fija en el agujero. Siempre asumía que sería un chico, llevaban tres año solo enviando chicos, ella era la única mujer del Claro.
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Mientras la caja ascendía varios clarianos se habían aglomerado al rededor del lugar, curiosos por ver qué y a quién enviarían los creadores ese día. Minho y Gally se habían acercado al borde para ver mejor. Cuando la caja dio el último golpe metálico y se encajó para parar Ada echó una mirada asesina a Gally, sabía de sobra cómo se comportaba este con los novatos y no quería que le hiciese la vida imposible al nuevo una vez más. Gally rio y le echó la lengua, parecía que le divertía aquello, mientras que a los demás solo les daba trabajo y dolor de cabeza. Pensar que el novato quizá sea un psicópata, un vago, un quejica, un violento... Todo eso daba muchos quebraderos de cabeza a Ada. De todas formas la chica se limitó a soltar un pequeño suspiro y se agachó para abrir la trampilla que llevaba a la caja. Dentro un chico de pelo castaño oscuro los miraba atónitos, sus ojos solo reflejaban terror. "Pobre verducho." Pensó la chica, siempre lo pensaba cuando llegaban los nuevos.
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