Ada había pasado gran parte de la noche en la sala de mapas junto a Newt, creía que le llevaría menos tiempo pero al final habían echado allí un buen rato. Por ello, apenas había dormido unas horas y podía notar un ligero mal humor invadir su cuerpo debido a la falta de sueño, solo esperaba que nadie la molestase y que le dejasen pasar el día con tranquilidad. Se levantó de su cama y se dirigió hacia el baño, al ser la única chica tenía la suerte de tener un habitáculo con un retrete, una pica y una ducha para ella sola. Entró, se lavó la cara y se ató el pelo en una cola de caballo alta.
Algunos clarianos todavía dormían cuando Ada salió caminando hacia donde creía que estaría Thomas durmiendo, esperaba que estuviese en la misma habitación en la que Chuck solía dormir. No se equivocaba, al pasar por la puerta vio a ambos chicos aún dormidos en sus respectivos sacos de dormir. Se acercó al lado de Thomas intentando no despertar a nadie más y le tocó ligeramente el hombro. — Buenos días verducho. — Dijo la morena al ver que el chico abría los ojos, algo sobresaltado. — Buenos días. — Musitó con la voz ligeramente ronca. — Levántate sin hacer mucho ruido, iremos a desayunar y luego te enseñaré el Claro. — Susurró la chica volviendo a incorporarse. Thomas le hizo caso y la siguió, la chica caminaba hacia la zona de la cocina y el olor a huevos revueltos con bacon cada vez se hacía más intenso. — ¿Has conseguido dormir? — Preguntó la chica mientras caminaba. — Sorprendentemente sí. — Contestó Thomas. La verdad era que estaba tan cansado después de toda la ansiedad de su llegada que en cuanto cerró los ojos se durmió. — Oye, todo esto es muy raro... Y todos utilizáis palabras muy raras. Me siento como un extraterrestre. — La chica no pudo evitar soltar una carcajada ante el comentario del castaño. — No eres un fuco extraterrestre idiota. Simplemente es tu primer día, no puedes pretender saberlo todo en tu primer día. — De nuevo Thomas se sorprendió ante las palabras que utilizaba la chica al hablar, pero no dijo nada al respecto. — Ya... Supongo. — La sensación que había tenido el día anterior aumentaba, sentía una especie de conexión con aquel chico, le conocía, tenía que conocerle de algo que no podía recordar. Sin embargo, decidió no comentarle nada al novato, seguramente lo confundiese aún más.
Caminaron hasta la cocina y le pidieron dos platos a Fritanga, además de dos botellas de agua fresca. Se sentaron en una de las mesas más alejadas para evitar escuchar el rebumbio de las conversaciones de los demás clarianos. — Escucha, si te soy sincera no puedo contarte mucho más del por qué estamos aquí. Sabes seguramente lo mismo que nosotros, es decir nada. Lo único que sabemos es que nos borran todos los recuerdos antes de enviarnos aquí, ninguno recordábamos nada más que nuestro nombre cuando aparecimos en la caja, algunos incluso tardaron días en recordar su nombre. No sabemos si tenemos o no familia, no sabemos qué nos espera ahí fuera... Aún así todos los días intentamos salir de aquí. — Explicó la chica señalando los grandes muros que los rodeaban, desde la ventana de la Hacienda podían verse. — Te habrás percatado de que estamos encerrados por esos grandes muros. Pues todas las mañanas los muros de abren dejándonos cuatro puertas por las que salir. Fuera de los muros hay una especie de laberinto, pasillos y pasillos de interminables muros. Llevamos tres años intentando descubrir cuál es el camino para salir de aquí. — Explicó la chica sin quitar su mirada de la ventana. — ¿Tres años? — Preguntó Thomas sorprendido, no podía creerse que hayan estado viviendo en aquel lugar tres años. — Sí, tres años. Los muros allí a fuera se mueven cada noche, buscamos patrones que nos ayuden a entender si existe alguna correlación, alguna pista, lo que sea que nos saque de aquí. — Explicó la chica. — Esto me lleva a la norma número uno: jamás salgas al laberinto si no eres un corredor. — Thomas arqueó las cejas al escuchar aquella palabra. — ¿Corredor? — Preguntó, a lo que la chica asintió. — Sí, corredor. Así nos llamamos los que hemos sido elegidos para salir. — Explicó de nuevo la chica. — Quiero ser un corredor. — Espetó Thomas a lo que la chica escupió el agua que estaba bebiendo del asombro. — ¿Qué dices verducho? ¿Aún no tienes ni idea de cómo funciona esto y ya quieres salir ahí fuera? Es muy peligroso, puedes perderte, puedes no llegar a tiempo al Claro antes de que las puertas se cierren... Puedes encontrarte un lacerador. — La chica no podía creerse que el nuevo quisiese salir a explorar. Normalmente los novatos solo lloraban e intentaban escoger el trabajo más afín a ellos o el más fácil, pero jamás salir al laberinto. — ¿Un lacerador?— Preguntó el chico. — Sí, son unos bichos enormes horribles, pringosos con pinchos, lanzas y garras. Creemos que los creadores los han puesto para hacernos más difícil salir. Si uno de esos bichos te pica te vuelves loco y necesitas que alguien te pinche el suero de la laceración. Básicamente un antídoto que nos envían los creadores. Aún así es horrible, te retuerces de dolor y recuerdas cosas extrañas del pasado. — La chica no recordaba haber tenido que explicarle con tanto detalle estas cosas a otros novatos, o al menos no tan pronto. — ¿Por qué pondrían monstruos con veneno pero también el antídoto? ¿Qué sentido tiene eso? — Preguntó el chico, no entendía nada. — No lo sé, sinceramente a mí también me pareció extraño. Quizá quieran que pasemos por el Cambio, así le llamamos al proceso tan doloroso que te acabo de explicar. — Ada se sorprendía de la cantidad de información que les faltaba, era algo que la atormentaba cada día. — Pero bueno, olvídate de lo de ser corredor, por lo menos por un tiempo. ¿Vale? Es peligroso. Por ahora pasarás un día con cada guardián para ver qué oficio se te da mejor. — Dijo la chica terminándose ya su plato, no tenían tiempo que perder. — ¿Guardianes y oficios? ¿Qué es todo ese rollo? — Preguntó de nuevo el chico, le molestaba mucho no enterarse de las cosas. — Sí, para mantener todo esto funcionando hemos dividido las tareas en oficios, cada uno se dedica a una cosa distinta. Los guardianes son los encargados de organizar cada una de esas cosas concretas. Por ejemplo, Winston es el guardián de la casa de la sangre, se dedican a todo lo relacionado con los animales, desde cuidarlos hasta hacerlos trocitos para que te puedas comer este bacon tan rico. — Comentó la chica, aunque le generaba genuina pena el tener que matar a todos aquellos animalitos, sin embargo no tenían mucha más elección. — Luego está Fritanga, es el guardián de los cocineros, Gally el de los constructores, y así. Irás pasando un día con cada uno de ellos hasta que decidas qué es lo que prefieres hacer. — Thomas no parecía muy convencido. — ¿Y quién es el guardián de los corredores? — Insistió el castaño. — Minho. — Contestó Ada. — Pero te he dicho que te quites esa idea de la cabeza. — Dijo la chica de forma más tajante. Thomas estaba realmente molesto ante el hecho de que de primeras se le negase ser corredor. Entendía que era algo peligroso pero ¿por qué no podía entrenar para serlo desde el principio? Se levantó de la silla y golpeó con ambas manos la mesa, parecía que había dejado que la ira se apoderase de él, a pesar de que Ada estaba siendo bastante amable. — Porque este grupo de chavales haya aceptado que les des órdenes solo porque eres la única chica no significa que yo vaya a hacerlo. — Espetó el castaño arrepintiéndose al instante. Pudo ver como la cara de Ada pasó de una pequeña sonrisa conciliadora a una mirada asesina en cuestión de segundos. — Si de verdad te crees que soy la líder solo por ser mujer estás muy equivocado verducho. — Dijo la chica alzando la voz, tanto que prácticamente todos los que estaban desayunando se habían enterado de la discusión. — Ayer casi te pones a llorar porque te dejaba solito con Chuck ¿y hoy me insultas de esta forma? Le diré a Alby que termine tu presentación de hoy, no me interesa hablar con ignorantes. — Soltó la chica dispuesta a irse del lugar. Estaba furiosa, solo ella sabía los horrores que había pasado y todo lo que había sufrido en aquel lugar para que ahora el novato pusiese en duda su liderazgo. Había dado un par de pasos cuando notó que alguien la agarraba de la muñeca, supuso que era Thomas pero no pudo girarse a ver quién había sido pues un mareo inmenso la inundó justo tras aquel contacto. Una serie de imágenes comenzaron a aparecer en su cabeza tan rápido que casi no podía distinguirlas. ¿Un laboratorio?
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La líder : ̗̀➛ The Maze Runner 〖 Newt x OC x Thomas 〗
Fiksi PenggemarYa habían pasado casi tres años desde que Ada apareció en aquel lugar y, a pesar de lo duro que resultaba vivir en medio de un laberinto y liderar a un grupo de chicos, se había acostumbrado. Era su rutina, su día a día, despertarse, organizar al gr...