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El japonés hacia sentado, revisando las cartas que no abría mandado, no quería ostigar al de piel carmín, por ello mandaba una cada semana, aunque no estaba muy consiente de vía seguir, su primer piropo fue demacido bulgar, incluso su hermanos aco...

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El japonés hacia sentado, revisando las cartas que no abría mandado, no quería ostigar al de piel carmín, por ello mandaba una cada semana, aunque no estaba muy consiente de vía seguir, su primer piropo fue demacido bulgar, incluso su hermanos aconsejó bajarle un poco al nivel, puesto que podría asustar a su “amada” y ser visto como un pervertido.

Ahora se atrevió a mandar algunos que podrían ser más directos, simplemente no era fan de ser la paciencia, por ello, prefería ir lo más rápido posible.

No supo cuando el alemán llamo su atención, menos en cuanto tiempo sintió la necesidad de tocar su ser, escuchar lo y siempre mantener su fija atención sobre éste.

Era consiente que si fijación no era normal, pero siempre siendo tan discreto y evitar lo más mínima expresión sobre su rostro al hablar, pareciendo desinteresado ante cualquier palabra, sin olvidar que ambos eran hombres, aunque no evitaba pensar que podría obligar al carmín a dar luz a su hijo, ciertamente, un hijo significa que en algún momento perdería el poder, pero no tendría problemas si ellos serían nacidos por aquel perfecto ario.

Un suspiro abandono su cuerpo, talvez estaba dando muchas vueltas a algo que posiblemente no llegué a funcionar, era consiente que no estaba capacitado para lidiar con emociones denominadas románticas, sin que estas acaben en una extraña obsesión, como sucedió con uno de sus hermanos.

El cual, gozaba a la isla Corea, la mujer la cual se veía demarcada e incluso cansado, notablemente sumisa ante el su hermano, no sentía pena ni nada, pero vamos, ¿Quien le mando ser tan patética?

No disfrutaba a esas simples belleza de las mujeres tan sumisa, tan temerosas y asta de mal gusto, un repudio posar sobre su garganta, tampoco tenía el deseo de ensuciar su linaje con una humana, simplemente disfrutaba saciar su única noche, para al siguiente mandar a matarlas, sin decir palabra mientras están rogabas, basuras remplazables.

Pero, el de piel carmín era diferente, un hombre, con poca paciente y sin vista de ser doblegado, dominante por naturaleza y rebelde, un joven lleno de vida, donde su más divino placer era tener a todos bajo sus pies, su Musa.

——Mi Emperador, el gobernante de la Alemania Naz*, se encuentra esperándolo en la Sala de reunión, a dicho que es importante. -hablo uno de los militares, sin mirar al gobernante.

——Entendido, retire se.

Dudas:➥

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