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El silencio permaneció, el hombre de cabellos negros caminaba con calma por los largos pasillos para posar su mirada sobre su invitado, notando como este hacia de brazos y piernas cruzadas sentado en el sillón blanco, con el seño marcado con fastidio

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El silencio permaneció, el hombre de cabellos negros caminaba con calma por los largos pasillos para posar su mirada sobre su invitado, notando como este hacia de brazos y piernas cruzadas sentado en el sillón blanco, con el seño marcado con fastidio.

——Demoras te Imperio.

——Tu visita fue inesperada, no veo el por qué debía estar al tanto de tu llegada. -respondió con simpleza.

Se sentándose en frente de este, moviendo su manos mientras las sirvientas traían consigo un poco de alimento, para luego estar retirase y consigo cerrar la puerta.

——¿A que se debe tu visita?, supuse que todo plan ya estaba en marcha. -con el tenedor tomó un pedazo de la manzana en rodajas.

——No te hagas al idiota, se lo de las cartas.

El silencio permaneció unos segundos, el japonés trago la fruta que estaba consumiendo, posando su vista sobre el alemán.

——¿Recien te diste cuenta?, pensé que ya lo habrías notado, al parecer no eres tan listó como imaginaba. -volvió a tomar otro pedazo del alimento.

——No, solo no pensé que sería creíble que alguien como tu, fuera tan obsceno para mandar tales comentarios y cartas, eh de admitir que tenías planes más oscuros y sobre pensar la situación me hizo tomar otras conclusiones.

Los ojos azules posaron sobre los rojos, ambos se miraron en silencio, ninguno decía palabra pero simplemente eran consientes que talvez esa conversación no llegaría nada a menos que uno decida tomar el mando.

El alemán levanto de su lugar, caminado hacia el hombre, finalmente poso su manos enguntada en el mentón de este, levantado la mirada para unir sus miradas.

——Habla, di lo que quieres, es fastidioso estos juegos infantiles. -su pulgar acarició debajo de labio.

——No tengo nada a decirte, si eres inteligente desde el primer momento habras notado mis intenciones. ¿Sogues dudando?, el gran Tercer Imperio, más despiadado y de personalidad indomable ¿Tiene miedo de un hombre “inferior”? -sus delgados labios se curbaron en una sonrisa.

——Eres demaciado hablador, solo deseo saber si te vas a arrepentir por este camino, cuando finalmente se culpa, no podrás escapar.

——No tengo razones para ello, antes muerto que ser un cobarde. Grrr~

Sin más sus labios se unieron en un suave besó, el cual aumentó lentamente en un dulce baile de sabores a manzana y chocolate, el alemán mordió con una leve fuerza uniendo el carmín del emperador en su union, la saliva descendió por la comisura de sus labios, se alejaron soltado un suave suspiro.

——Eres mio. -dictaron al uniso ambos genocidas, vistos a ojos humanos como Dioses.

Simplemente eran ellos.

Dudas:➥

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