Mi día comenzó por los lametones que me dió mi perra en la cara.
-¡Para, para! Jaja. -Pero ella seguía.
Al mirar el móvil vi que habían unos cuantos mensajes de Luis, así que decidí mirarlos.
Luis: Buenas noches Emi, sé que es muy tarde como para escribirte, pero lo vi necesario.
Luis: Siento haberme ido de esa forma tan rara, no era mi intención.
Luis: Esque no se lo que se me pasó por la mente, tenía muchas cosas que iban y venían y estaba un poco agobiado, pero no es por ti,tranquila.
Luis: Lo siento mucho de verdad, espero que puedas perdonarme.
Me parece muy bien que me pida perdón, pero igualmente me resulta muy raro lo que hizo. No es normal irse de esa forma sin decir ni un adiós.
Emi: Hola Luis, no te preocupes por nada, de verdad. No estés mal, si necesitas cualquier cosa, ya sabes que puedes decírmelo.
Le podría haber dicho todo lo que pensaba, pero no quería liarla, así que me callé y dejé que se pasara de largo.
Volví a acordarme de lo que sucedió con Paul, a saber que le habría pasado, o si hubo un malentendido o cualquier cosa.
Así que para despejarme de todo decidí coger la correa y sacar a Lilo.
Hacía un buen día, ni frío ni calor, había un pequeño viento que me pasaba por la cara de vez en cuando y daba gustito. Mientras iba caminando miré a una farola y me encontré con un pequeño cartel que decía algo de una tarotista. Me llamó la atención así que decidí puntal el número que venía abajo, ya que a mi me gustan este tipo de cosas, y nunca se sabe si te va a hacer falta. También venía una dirección, le hice una foto al cartel, y seguí con mi camino.
Llegué a casa y lo primero que hice fue tumbarme en la cama, que gusto. Pero se fue rápido, ya que se me vinieron otros pensamientos a la mente. Otra vez no por dios, maldita sea. Iros de mi cabeza, por favor. Quiero recibir ya un mensaje de ellos, yo les hablaría pero quedaría como una tonta. Entonces me quedaré también esperando como una tonta.
El que no arriesga no gana.
Ya lo sé, Emi, pero soy incapaz de hablarles, seguro que no me contestarían.
Si no lo intentas nunca lo sabrás.
¡No, ni hablar! Déjate de tonterías, Emi. ¿Y si llamo a la tarotista para que me eche las cartas? Así no me comería tanto la cabeza y sabría de una vez lo que les está pasando a ellos y por qué no me hablan.
Nadie me lo cogió, así que lo intenté una vez más. Esta vez me lo cogió una mujer parecía ser mayor, con la voz un tanto rasposa.
-¿Buenos días?
-Hola, llamaba por un cartel que vi.
-Ah hola cariño, ¿que necesitaba? ¿Amarres, inciensos, baños de limpieza energética, minerales, ojos turcos...?
-Me interesaría que me hicieran una tirada de cartas.
-Perfecto, ¿cuando le viene bien?
-¿Esta tarde tendría hueco?
-Espere, voy a comprobarlo.- Sonó un golpe en la mesa como si hubiera dejado el móvil para irse.- ¡Pepe, mira a ver si hay hueco esta tarde para una chica!- La mujer volvió a coger el móvil.- Cariño a las seis tenemos un hueco.
-A esa hora me viene perfecto.
-Pues a esa hora nos vemos, ¿tiene la ubicación?
-Si, muchas gracias, adiós.
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El chico del circo
RomanceEmy una chica de 17 años, escribe en su diario todas las aventuras o tragedias que le pasan y se las cuenta a su yo del futuro. Es una chica madura que no entiende a los demás. Conoce a mucha gente, especialmente en el circo a Gabriel que será un...