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Al parecer, los padres de Sasha. Ahora acogian a niños en su casa en el campo. Tenían granja, prado enorme, y un montón de habitaciónes. Y podría ir a ver a Jane cada día si quiero.

—Debes quedarte aquí. Nada de golpes, y obedece a todo lo que te digan. —Jane asintió freneticamente. —No puedes hacer nada de lo que Mike te enseño. Debes comer todo lo del plato.

—Pelo papi dijo qu—le interrumpí.

—Nada. Nada de lo que djo Mike, papi. ¿Sí?

Levi, a mi lado bufó molesto. —Tenemos prisa. —me recordó.

Los padres de Sasha, agarraron las maletas de Jane y las adentraron a casa.  —Recuerda Jane, vendré cada poco a verte. Y si me dicen que te has portado mal...

—Haré las tareas que me pongan. —la volví a abrazar y besé todas sus mejillas hasta escucharla reir.

Me alejé de Levi y Jane y me acerqué a agradecerle a los señores Blouse por ofrecerse a cuidarla a cambio de nada. Pero de todos modos, traería cosas cada vez que viniera . Juguetes, caramelos, cualquier cosa.

Cuando volví hasta ellos, vi como Levi y Jane conversaban. Este le abrazó también.

Si no recuerdo mal. Hange me dijo, que Rivaille, también es un Ackerman. Probablemente sea el único descendiente parentesco de Jane.

Jane volvió a abrazarme y no nos fuimos hasta verla cerrar la puerta detrás de ella.

Nos subimos al carro y nos sumamos en un incomodo silencio. Aún que ya me había acostumbrado. Jean me recomendó dibujar. Saqué la libreta y la pluma y comencé a hacer garabatos.

—¿Que haces?

—Nada. —le respondí cortante.

El pelinegro me agarró la libreta y la ojeo. —No servirias en la policia militar. —le arrebaté mi objeto personal y le miré mal.

Estuve apunto de insultarle. Pero preferí guardar silencio.

Un silencio que parecía un fino hilo. Dios, dime que hice mal para que tuviera que venir Levi a acompañarme. ¿Porque tenía que ser un Ackerman? ¿¡Porque no un Smith por ejemplo!? 

Guardé de nuevo la libreta al ver que no me quitaba el ojo de encima. —¿Tengo algo en la cara capitán Rivaille? Con todo el respeto. —dije de manera sarcastica.

Este se levantó y me agarró del cuello del vestido. —A mi, no me hables de tal modo. —lo miré directamente a los ojos.

Inspeccioné cada parte de su rostro. Iba a morir al salir de las murallas, ambos lo sabiamos. Antes de morir, no quería no recordar su rostro, y este era el momento indicado para analizarlo, y grabarmelo en la memoria.

ᴡᴀʟᴋ - ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora