Capítulo 3: Mirador de Melancolía

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Los primeros rayos de sol golpearon la cara del cocinero, que acababa de despertar para hacer el desayuno. A lo lejos, la imagen de la isla crecía cada vez más y más, seguramente porque se estaban acercando. A pesar de ser un nuevo día, se seguía sintiendo igual que ayer; con un punzante dolor en el pecho. Sin embargo, no podía seguir fallándole a sus demás compañeros, ellos no tenía nada que ver.

Una vez que comenzó a cocinar, dejó de prestarle tanta atención a su situación "sentimental", era uno con la cocina, y sus ánimos poco a poco mejoraron. Sin embargo, cada que recordaba lo perdido que se sentía, volvía a experimentar aquel dolor, para empeorar las cosas, recordó que debía de regar las plantas de mandarina que tenía Nami en el barco. 

Una parte de sí le suplicaba a gritos que no lo hiciera, pero él quería serle fiel a sus ideales, además, no quería que la tripulación lo notase.

Cuando salió de la cocina, se encontró con la persona a la que no deseaba ver hasta poder calmar su interior; Nami se encontraba en la cubierta, viendo con ilusión la isla a la que pronto llegarían. 

Al darse cuenta que ella no le había prestado atención al sonido de la puerta abriéndose, ni a la presencia de Sanji, el cocinero entró de nuevo en la cocina.

– ¿Qué está pasando conmigo? – pensó.

Jamás había evitado a Nami, pero el dolor incrementaba cuando ella estaba cerca. Quería olvidarse de todo, quería dejar de sentir tantas emociones negativas a la vez.

De pronto, alguien entró en la cocina.

– Sanji... ¡Estamos a punto de llegar a la isla! – exclamó Usopp.

– Si... ya me di cuenta narizotas – replicó el cocinero.

Usopp notó una indiferencia de su parte, y le preguntó – Oye Sanji... ¿Estas bien?, te noto algo distinto desde ayer –.

El cocinero, con una mirada fugaz, dijo – Si, no te preocupes, es solo... me siento algo cansado últimamente, ¿Sabes?. –

Usopp sonrió, – Bueno, entonces intenta descansar un poco mientras estemos en la isla, y si es algo más, recuerda que puedes decirnos e intentaremos ayudarte–

Sanji asintió mientras esbozaba una falsa sonrisa y Usopp salió de la cocina, llamando a todos porque el desayuno estaba listo. El cocinero dejó la comida lista sobre la mesa y comió su ración rápidamente; planeaba ir a su habitación e intentar relajarse. Se acercó a la puerta para salir, giró la manija de la puerta,  y se encontró con el rostro de Nami frente a frente.

– B-Buenos días Sanji kun, ¿A dónde vas? – preguntó Nami con una media sonrisa.

Sanji no podía maldecir más a su suerte, no sabía qué decir o como actuar; sintió que el dolor volvía poco a poco. Sus piernas empezaron a temblar, pero pudo controlar las emociones, recomponiéndose rápidamente.

– Hola "Nami", hoy no comeré con ustedes. Espero disfruten la comida. – le respondió Sanji con una voz fría e insegura.

Tras ello, sacó un cigarrillo y caminó al lado de la navegante, quien extrañada pensó – Algo le pasa, lo sé, pero supongo que debe de solucionarlo solo. –, y tras unos segundos, entró en la cocina. Al instante, sintió el dulce aroma de la comida que Sanji preparaba y deseó que estuviese bien.

Sanji bajó las escaleras para llegar a su habitación, encontrándose con Zoro, quien parecía estar a punto de caerse del sueño. El espadachín se preparaba para iniciar una pelea con el "cejitas", pero se sorprendió cuando pasó de largo, sin decirle nada y con la mirada perdida.

– ¿Qué le pasa?, aunque pensándolo bien, ha estado actuando muy raro – pensó, mientras se dirigía a la cocina.

Todos estaban ahí, menos Sanji, aunque eso no impidió que el desayuno fuese tan normal como siempre. Con Luffy, Chopper y Usopp robando la comida del otro, Robin leyendo, y Nami pensando en los planes que tenía una vez que llegaran a la isla.

Receta Para Dos (SaNami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora