Los primeros rayos de sol golpearon la cara del cocinero, que acababa de despertar para hacer el desayuno. A lo lejos, la imagen de la isla crecía cada vez más y más, seguramente porque se estaban acercando. A pesar de ser un nuevo día, se seguía sintiendo igual que ayer; con un punzante dolor en el pecho. Sin embargo, no podía seguir fallándole a sus demás compañeros, ellos no tenía nada que ver.
Una vez que comenzó a cocinar, dejó de prestarle tanta atención a su situación "sentimental", era uno con la cocina, y sus ánimos poco a poco mejoraron. Sin embargo, cada que recordaba lo perdido que se sentía, volvía a experimentar aquel dolor, para empeorar las cosas, recordó que debía de regar las plantas de mandarina que tenía Nami en el barco.
Una parte de sí le suplicaba a gritos que no lo hiciera, pero él quería serle fiel a sus ideales, además, no quería que la tripulación lo notase.
Cuando salió de la cocina, se encontró con la persona a la que no deseaba ver hasta poder calmar su interior; Nami se encontraba en la cubierta, viendo con ilusión la isla a la que pronto llegarían.
Al darse cuenta que ella no le había prestado atención al sonido de la puerta abriéndose, ni a la presencia de Sanji, el cocinero entró de nuevo en la cocina.
– ¿Qué está pasando conmigo? – pensó.
Jamás había evitado a Nami, pero el dolor incrementaba cuando ella estaba cerca. Quería olvidarse de todo, quería dejar de sentir tantas emociones negativas a la vez.
De pronto, alguien entró en la cocina.
– Sanji... ¡Estamos a punto de llegar a la isla! – exclamó Usopp.
– Si... ya me di cuenta narizotas – replicó el cocinero.
Usopp notó una indiferencia de su parte, y le preguntó – Oye Sanji... ¿Estas bien?, te noto algo distinto desde ayer –.
El cocinero, con una mirada fugaz, dijo – Si, no te preocupes, es solo... me siento algo cansado últimamente, ¿Sabes?. –
Usopp sonrió, – Bueno, entonces intenta descansar un poco mientras estemos en la isla, y si es algo más, recuerda que puedes decirnos e intentaremos ayudarte–
Sanji asintió mientras esbozaba una falsa sonrisa y Usopp salió de la cocina, llamando a todos porque el desayuno estaba listo. El cocinero dejó la comida lista sobre la mesa y comió su ración rápidamente; planeaba ir a su habitación e intentar relajarse. Se acercó a la puerta para salir, giró la manija de la puerta, y se encontró con el rostro de Nami frente a frente.
– B-Buenos días Sanji kun, ¿A dónde vas? – preguntó Nami con una media sonrisa.
Sanji no podía maldecir más a su suerte, no sabía qué decir o como actuar; sintió que el dolor volvía poco a poco. Sus piernas empezaron a temblar, pero pudo controlar las emociones, recomponiéndose rápidamente.
– Hola "Nami", hoy no comeré con ustedes. Espero disfruten la comida. – le respondió Sanji con una voz fría e insegura.
Tras ello, sacó un cigarrillo y caminó al lado de la navegante, quien extrañada pensó – Algo le pasa, lo sé, pero supongo que debe de solucionarlo solo. –, y tras unos segundos, entró en la cocina. Al instante, sintió el dulce aroma de la comida que Sanji preparaba y deseó que estuviese bien.
Sanji bajó las escaleras para llegar a su habitación, encontrándose con Zoro, quien parecía estar a punto de caerse del sueño. El espadachín se preparaba para iniciar una pelea con el "cejitas", pero se sorprendió cuando pasó de largo, sin decirle nada y con la mirada perdida.
– ¿Qué le pasa?, aunque pensándolo bien, ha estado actuando muy raro – pensó, mientras se dirigía a la cocina.
Todos estaban ahí, menos Sanji, aunque eso no impidió que el desayuno fuese tan normal como siempre. Con Luffy, Chopper y Usopp robando la comida del otro, Robin leyendo, y Nami pensando en los planes que tenía una vez que llegaran a la isla.
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Receta Para Dos (SaNami)
FanfictionEl amor; tan impredecible como siempre, unirá dos almas que buscan la paz en altamar. ¿Qué tan bien se cocina el amor? ¿Punto medio? Claro que no es un corte exquisito de carne, pero el tendrá eso último después. Las recetas perfectas no existen. To...