Capítulo 1: Eco

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La isla "Espuma Azul" evoca imágenes de agua cristalina y un paisaje edénico para cualquiera que la visite. Por supuesto, un lugar con clima tropical es único en el Grand Line.

En cuanto los Mugiwara oyeron sobre ella, la marcaron como un destino imperdible; al fin y al cabo, en algún lugar debían descansar tras haber librado al reino de Arabasta

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En cuanto los Mugiwara oyeron sobre ella, la marcaron como un destino imperdible; al fin y al cabo, en algún lugar debían descansar tras haber librado al reino de Arabasta. Ahora con una nueva integrante: la señorita "Domingo", quien no tardó en presentarse como Nico Robin, y a quien todos recibieron tras una serie de cuestionamientos.

-Entonces, ¿Cuál será nuestro próximo destino? - exclamó Usopp, con una expresión de cansancio. Después de una larga noche, no había podido dormir gracias a los sueños "particulares" del rubio cocinero de la tripulación, quien, según él, no dejaba de repetir una y otra vez "Mellorine".

-Antes de platicar sobre eso, ¿No les gustaría comer algo? - le respondió su capitán, quien rápidamente exclamó en busca de su cocinero. - ¡Sanji! ¿Dónde está la comida que te pedí hace dos minutos? -

Dentro de la cocina, Sanji intentaba preparar algo de comer para la tripulación, y al escuchar a su capitán, le dijo enojado - ¡Si quieres comer tan rápido entonces prepárala tú! La cocina es un arte y requiere paciencia - A Luffy no le quedó más opción que esperar, después de todo, él era un desastre en la cocina.

Nami, la intrépida navegante, que parecía haber comprendido la estrategia de navegación en el Grand Line, le había pedido a Vivi un Eternal Pose que los llevara a la isla "Espuma Azul" unas horas antes de despedirse. Entonces dijo -No estaría nada mal ir a relajarnos unos cuantos días- Y tras pensarlo un momento, todos estuvieron de acuerdo.

Sanji, que había salido de la cocina con la intención de fumar, no tardó en darle la razón a la navegante. - ¡Nami Swan! Estoy completamente de acuerdo contigo, una chica tan linda como tu no debería de haberse esforzado tanto- le dijo, mientras se acercaba con movimientos propios de su personalidad romántica. Nami atinó a darle un golpe que lo dejó tirado en el suelo, pero como siempre, eso era lo menos importante para él.

Ese mismo día partieron con rumbo a su lugar vacacional, y Nami dio las ordenes - ¡Todos a estribor! ¡Prepárense para cambiar el rumbo hacia el este! - No cabía duda de su gran inteligencia y capacidad, porque pasados unos minutos, el Going Merry se dirigía perfectamente hacia su destino.

A Sanji siempre le había gustado la actitud determinada de su linda navegante, y tal vez mucho más allá de solo lo que decía cuando intentaba ligar con ella. Por supuesto le parecía linda, mucho más que cualquier chica que él hubiese podido conocer. Solía mirarla cada que podía, sabía que con la simple idea de su bienestar era más que suficiente, y por eso siempre estaba dispuesto a ayudarla, incluso si ella no se lo pedía directamente.

Las horas transcurrían, el sol estaba a punto de ocultarse, denotando un paisaje que para cualquier persona sería increíble, pero que era el pan de cada día para Sanji, quien siempre veía la puesta de sol mientras disfrutaba de un cigarrillo. No podía evitar la placentera sensación de imaginar un mundo hecho a su medida, donde el dolor que lo mantenía apegado a su pasado disminuía poco a poco. Aun así, no pudo dejar de pensar en eso.

Zoro se acercó a él lentamente y dijo - ¿Planeas mirar el mismo atardecer hasta que el mar se seque? Cocinero tonto - Sanji le respondió instintivamente - Silencio maldito Marimo. Estaba planeando la cena de hoy - mintió, y era obvio que lo haría, no le había contado su pasado ni a Nami, y el espadachín era la última de sus opciones.

Sanji abandonó la situación rápidamente, molesto por la abrupta interrupción de Zoro. Sin embargo, debía dirigirse a la cocina para preparar la cena. Mientras alistaba los ingredientes necesarios, escuchó como la tripulación se encontraba conversando afuera, parecían muy felices. Su corazón encontró paz al saber que estaba con una "familia" cálida, y que a pesar de todas las situaciones incómodas o peligrosas enfrentarían todo juntos.

De repente escuchó la risa angelical de la persona que rondaba su cabeza incluso cuando cocinaba, y decidió llevarle un batido de fresa, de alguna manera, quería ser la razón de su felicidad.

- ¡Está increíble Sanji kun, muchas gracias! - Respondió Nami tras haberse terminado hasta la última gota del batido. Ciertamente el corazón de Sanji se sentía feliz, y eso lo llevo a excederse en su emoción al menos para la pelirroja, quien para intentar alejarlo le pidió un postre. Él lo notó, pero siempre estaría dispuesto a complacerla ¿No?

Llegada la hora de la cena, todos fueron al comedor con mucha prisa, habían estado ocupados en sus propios asuntos y necesitaban recuperar fuerzas. Como siempre, a todos les esperaba una comida exquisita, sobre todo a Nami, a quien el cocinero atendía con un cuidado especial, pero ella no bajó con el grupo.

Pasaron los minutos y Nami aun no aparecía en el comedor, por lo que Usopp preguntó - Oye Robin, ¿Sabes por que Nami aun no viene? - Ella contestó - No tengo la menor idea -

Sanji salió rápidamente de la cocina y fue a buscar a su Nami Swan, puesto que, un verdadero caballero siempre iría en busca de su "princesa". La encontró en la cubierta principal, mirando hacia el horizonte.

Por su mente pasaban miles de ideas, tal vez se encontraba triste y quería espacio, o estaba reflexionando sobre algún tema en específico. Sea como sea, ahí se encontraba.

Sanji se acercó lentamente y puso su mano en el hombro de la navegante, quien dio un pequeño salto. - ¡Idiota! Avisa cuando vengas por detrás, me asustaste. -

Eso le dolió, pero atinó a responder - Cisne Nami, hace mucho frío aquí, ¿No quieres venir al comedor conmigo? -

Aquella noche las estrellas se veían en lo alto del cielo, pero Sanji podía verlas en los ojos de la navegante, quien se quedó unos segundos en silencio antes de decir - ¡No quiero ir a ningún lugar contigo! -

El rubio insistió nuevamente e intentó acercarse. Ella lo notó y rápidamente se alejó, dejándolo solo en la cubierta. Aquella noche Sanji no pudo dormir, su mente lo torturaba con aquella escena que había vivido junto a la pelirroja hace apenas unas horas. Fue entonces que salió nuevamente a la cubierta para fumar un poco. El viento colisionaba con su rostro vacío, que se sumergió en una mueca triste.

Su corazón quería latir para ella. Su mente quería pensar en ella. Sus sentidos se alineaban siempre a lo que ella pedía. ¿Por qué era tan difícil poder expresar sus sentimientos sin tanto alboroto?

Es cierto que gustaba de todas las mujeres del mundo, incluso sin conocerlas, pero ella... ella era especial... ella provocaba en él algo que no podía describir, pero que sentía siempre que estaba cerca.

No quería caer a pedazos, pero era algo inminente. Una pequeña lágrima recorrió su mejilla, sabía que no era perfecto, aunque intentaba serlo para ella.

Estaba perdido, totalmente perdido entre sus plegarias...

Perdido en su mirada...

Perdido en su aroma...

Perdido en todo lo que ella era...


Fin del Capítulo 1

Receta Para Dos (SaNami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora