Capitulo 8

4 2 0
                                    

Después de haber terminado limpie un poco mi rastrillo para que no se notara la sangre, lo remoje un poco y lo deje flotar en el agua de la bañera.

Al terminar de admirar aquellas marcas en mis brazos rápidamente tome una toalla, la remoje y la pase por mi brazo tintado de rojo, me sentía bastante bien, hasta este punto ya no podía sentir dolor, asco, enojo o siquiera tristeza, lo único que sentía era felicidad.

Quizás debería haber intentado buscar ayuda hasta ese punto...

Después de todo lo que pasó, las vacaciones siguieron y Demián venía cada tarde para abusar de mi, yo continuaba gritando de dolor, pero a el nunca le importaba, al final se iba y yo volvía a lastimarme.

Todo continuo y se repitió, pero de repente esos gritos de dolor se convirtieron en gemidos de placer...

Los besos que yo siempre tendía a rechazar comencé a disfrutarlos y al final solo cedía dejando que el abusara de mi, pero eso no me detuvo de continuar autolesionandome y sentirme un asco.

Comencé a investigar el porque de mi reciente agrado ante mi abusador y ahí fue que lo encontré...

Síndrome de Estocolmo.
Definición: El síndrome de Estocolmo ocurre cuando rehenes o víctimas de abuso crean un vínculo cercano a sus captores o abusadores.
Este vínculo psicológico se crea a lo largo de los días, semanas, meses e incluso hasta años de cautiverio o abuso.

Me pude dar cuenta en ese momento que ya no estaba bastante cuerdo y ni siquiera lo necesario y todo por culpa de solo haber hablado con el.

Ahí fue cuando me di cuenta de mi grande y estúpido error.

★Las Rosas Siempre Tendran Espinas 🥀★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora