Capítulo 1: Un voleto de regreso a casa

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Llevo la taza a mis labios y tomo los últimos sorbos que me quedaban para terminar con el café ya frío que reposaba hacía horas encima de mi escritorio. Dejando mi taza aún lado, resopló frustrada. Observo atentamente las pilas y pilas de papeles que aún quedaban por laborar, y lo único que quería hacer en este momento era correr y llorar. "Odio la vida adulta", pensé. "Pero esto era lo que querías. Así que te aguantas", reprochó mi subconsciente. Cerré fuertemente los ojos acariciándome la cien.

— Maldit...

Antes de que pudiera echarme una buena maldición fui abruptamente interrumpida por el pitido del teléfono. Era Hannah, mi secretaria y también amiga mía.

— Yes? — contesté con la voz pesada. Estaba agotada y ya iban a ser casi las ocho de la noche.

— Hey, Luna? Uhm, yeah... sorry to bother you, but James is here and he asked to see you. Should I let him in? —  su voz sonó insegura, pues sabía que he estado bastante ocupada estas últimas semanas y mi humor tal vez no haya sido el mejor de todos. Por otro lado, James es mi amigo, bueno, lo llamaría mi novio pero no somos oficial y, además, no me lo ha pedido aún así que somos amigos... amigos bastante cercanos.

— Sure. Thank you, Hannah.

— All right. Bye-bye!

Antes de tener la oportunidad de ordenar el caos que reinaba sobre mi extenso escrito, la puerta se abre. Su figura atlética entra en la oficina, y me tomo un momento para observarlo detenidamente. Su cabello, de un castaño casi rubio, enmarcaba una piel blanca y unos ojos azules penetrantes. No había ni rastro de vello en su rostro. Con una estatura que fácilmente superaba los 1.80 metros, su físico denotaba un aspecto de fisiculturista. Aunque normalmente no me atraían los hombres tan musculosos, él era una excepción notable. Representaba el estereotipo de hombre blanco americano, pero, ¡madre mía! el tipo era increíblemente atractivo.

— Sweetheart, hi — su voz... ay, su voz. Digamos que su voz no era la más varonil de todas, pero eso no le quitaba lo guapo, ¿vale? — How are you? — sus labios se posan sobre los míos en un pequeño beso.

— Hey... I'm exhausted, to be honest — admito con media sonrisa — What brings you here? I thought you were still working — digo mientras coloco mis manos sobre su pecho, al mismo tiempo que las suyas rodean mi cintura, atrayéndome hacia él.

— The meeting ended earlier than expected, so I decided to pick you up and invite you to dinner — sus dedos acariciaron mi espalda, sus labios rozaban mi oído y me estremecí — I know you've been really busy lately, and I wanted to reward all your hard work. You deserve to enjoy a delicious pasta, accompanied by a nice white wine, while we take in the incredible city view — deposita un beso en mi cuello para luego voltearse a verme — What do you think, baby?

James era un hombre encantador, siempre preocupado por mi bienestar y dispuesto a hacer todo lo posible por ayudarme. No diría que era perfecto, pero se esforzaba por serlo. Me encantaba cómo siempre encontraba formas dulces, apasionadas y saludables de hacerme sentir amada y feliz.

— I would love it, babe — después de unas semanas intensas, finalmente me puedo permitir sonreír con un poco más de calma. Realmente necesitaba despejarme de todo el trabajo.

Me besa y yo le correspondo. Al intentar levantarme y subirme a mi escritorio, mi trasero empuja un objeto que produce un estruendoso ruido en la tranquila oficina, obligándonos a separarnos abruptamente.

— Shit... — murmuramos al mismo tiempo.

Antes de que pueda moverme, James agarra el marco y la fotografía, evitando cuidadosamente todos los pequeños trozos de vidrio que los rodeaban.

The Way You Hate MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora