Han pasado una semana desde mi último encuentro con Óscar, y desde entonces no lo he vuelto a ver, lo cual me reconforta un poco. Sin embargo, los eventos siguen atormentándome y no puedo quitarme de la mente que él cometió ese delito y sigue como si nada. Además, me duele que haya puesto el nombre de nuestro hijo en la lápida cuando nunca lo quiso, ni siquiera se alegró por la noticia, y me abandonó como si no hubiera existido para él. La ausencia de Óscar cuando más lo necesité, especialmente después de aquel día terrible que acabó con mi embarazo y casi con mi vida, me hace desear que se pudra en su propio infierno. Aunque sé que hay cosas que nunca pude entender y que algo más ocurrió el día del accidente, los recuerdos siguen atormentándome a pesar del esfuerzo de mi familia por ayudarme, pero el pasado nunca tendrá regreso y así quiero que se quede.
Suspirando, continúo ayudando en la cocina, donde todas las mujeres estamos preparando el almuerzo. Mientras corto unas verduras, la conversación toma un giro que capta mi atención.
— Dime, Lunita, ¿piensas regresar a Nueva York? — preguntó mi tía Elena mientras preparaba las carnes. Tragué saliva, apartando la vista de las miradas expectantes de todas, especialmente de mi madre y mi abuela.
— No sé... — me encogí de hombros, tratando de restarle importancia mientras buscaba las palabras adecuadas — La verdad es que tengo mucho trabajo y ha pasado un mes desde que dejé mi empresa...
— ¿Te vas a ir? — cuestionó mi madre, deteniendo lo que estaba haciendo para mirarme con una tristeza indescriptible en el rostro.
— Mamá — el ambiente se volvió tenso, así que traté de forzar una sonrisa que resultó más una mueca para aliviar la situación — Mi vida está allá — inmediatamente me arrepentí de haber dicho esas palabras, ya que todas me miraron con un toque de decepción.
— Pero somos tu familia — insistió.
Antes de que pudiera responder, mi abuela intervino en la conversación.
— Es verano, Lunita. ¿No crees que deberías tomarte unas vacaciones? Has trabajado mucho allá y necesitas recargar energías con tu familia — No pude evitar sentirme mal por lo que decía mi abuela. Tal vez tenía razón y quizás usaba mi trabajo como una excusa para no regresar a mi antigua vida. Sin embargo, al final de cuentas, ellos son lo que realmente importa en mi vida y no puedo reemplazarlos por el trabajo.
— Llamaré a mi secretaria para avisarle que me tomaré un tiempo — acepté finalmente, esta vez con una sonrisa genuina y alzando las manos en señal de rendición, mientras ellas se alegraban por la noticia.
— Qué habilidades de persuasión tienes, abuelita — bromeó Daniela, abrazándola y pellizcando suavemente su mejilla.
— Me las enseñó tu abuelo — respondió ella encogiéndose de hombros, lo que provocó risas entre nosotras.
La abuela era, sin duda, una pieza única en la familia. Aunque el tiempo que pase aquí no sea tan largo como me gustaría, espero disfrutarla más de lo que pude con mi abuelo.
Después de preparar el almuerzo y disfrutar de una comida familiar llena de chistes, varias anécdotas y algunos chismes, me disculpé brevemente para ir a mi habitación y llamar a James.
— Baby! Hi! — su emoción al contestarme logró contagiarme.
— Hi, you! How are you?
— I'm fine, my love, you know, busy with work but still doing well. How have you been? How is your family managing the situation? You need something? — mordí mi labio mientras me movía de un lado a otro por toda la habitación.
— Yeah... about that — exhalé — I need your help with something.
— Sure, what happened? Are you okay?
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The Way You Hate Me
RomanceLos romances de infancia a menudo se describen como inocentes y puros, y se caracterizan por una ternura y corrupción compartidas desde una edad temprana. Puede recordarse con nostalgia y cariño porque representa una época de descubrimiento emociona...