Capítulo 7: El pasado que regresa

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Ha pasado ya una semana desde mi último encuentro con Óscar, y desde entonces no lo he vuelto a ver, lo cual me consuela algo. A pesar de todo, los eventos siguen atormentándome y no puedo dejar de pensar que él cometió ese acto y sigue actuando como si nada. Además, me duele saber que puso el nombre de nuestro hijo en aquella lápida cuando nunca lo quiso, ni siquiera se alegró por la noticia, y me dejó como si nunca hubiera existido para él. La ausencia de Óscar en los momentos en los que más lo necesité, especialmente después de ese día horrible que acabó con mi embarazo y casi con mi vida, me lleva a desear que se pudra en su propio infierno. Aunque sé que hay cosas que nunca entenderé del todo y que algo más ocurrió aquel día, los recuerdos siguen atormentándome a pesar del esfuerzo de mi familia por ayudarme. Pero el pasado no volverá, y así quiero que se quede.

Suspirando, sigo ayudando en la cocina, donde todas estamos preparando el almuerzo. Mientras corto unas verduras, la conversación toma un giro que capta mi atención.

— Dime, Lunita, ¿piensas regresar a Nueva York? — preguntó mi tía Elena mientras cortaba las carnes. Tragué saliva, apartando la mirada de las miradas expectantes, especialmente de mi madre y mi abuela.

— No lo sé... — respondí encogiéndome de hombros, tratando de restarle importancia mientras buscaba las palabras adecuadas — La verdad es que tengo mucho trabajo y ha pasado ya un mes desde que dejé mi empresa...

— ¿Te vas a ir? — cuestionó mi madre, dejando lo que hacía para mirarme con una tristeza indescriptible en el rostro.

— Mamá — el ambiente se tensó, así que traté de forzar una sonrisa que más parecía una mueca para intentar suavizarlo — Mi vida está allí — inmediatamente me arrepentí de haber dicho eso, porque todas me miraron con un toque de decepción.

— Pero somos tu familia — insistió.

Antes de que pudiera responder, intervino mi abuela.

— Es verano, Lunita. ¿No crees que deberías tomarte unas vacaciones? Has trabajado mucho allí y necesitas recargar energías con nosotros — no pude evitar sentirme mal por lo que decía mi abuela. Tal vez tenía razón y utilizaba mi trabajo como excusa para no regresar a mi antigua vida. Al final, ellos son lo más importante para mí y no puedo reemplazarlos por el trabajo.

— Llamaré a mi secretaria para avisarle que me tomaré un tiempo — acepté finalmente, esta vez con una sonrisa genuina y levantando las manos en señal de rendición, mientras ellas se alegraban por la noticia.

— Qué habilidades de persuasión tienes, abuelita — bromeó Daniela, abrazándola y pellizcando suavemente su mejilla.

— Me las enseñó tu abuelo — respondió encogiéndose de hombros, lo que provocó risas entre nosotras.

La abuela era, sin duda, una pieza única en la familia. Aunque el tiempo que pase aquí no sea tan largo como me gustaría, espero disfrutarlo más de lo que pude con mi abuelo.

Después de preparar el almuerzo y disfrutar de una comida familiar llena de chistes, anécdotas y algunos chismes, me disculpé brevemente para ir a mi habitación y llamar a James.

Baby! — su emoción al contestarme logró contagiarme.

Hi, you! How are you?

I'm fine, my love, you know, busy with work but still doing well. How have you been? How is your family managing the situation? You need something? — mordí mi labio mientras me movía de un lado a otro por la habitación.

Yeah... about that — exhalé — I need your help with something.

— Sure, what happened? Are you okay?

The Way You Hate MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora