broken hearts

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Lando conoció a Carlos en una tarde fría, demasiado fría para su gusto, la familia de españoles se acababa de mudar frente a su casa y desde su patio un Lando de 14 años hizo contacto visual con un Carlos de 19.

Esos ojos cafés, Norris aún recuerda el brillo en estos, parecidos a los de un cachorro, tan grandes y dulces, desearía haber sabido antes, desearía haber evitado que estos perdieran su brillo.

Se volvieron amigos pronto, pero amistad no era lo que Lando sentía por Carlos, no cuando fantaseaba con él cada día, cada noche, y se confesó, sí.

"Aún eres muy pequeño, Landito. Recuerdamelo en 10 años, tal vez entonces te diré que sí." Fueron las palabras que usó el mayor para rechazarlo con suavidad.

Y tal vez Carlos pensó que estaba bien darle alas pues en 10 años, Lando ya no se sentiría así, incluso pudo haber pensado que para entonces ya no serían amigos, ¿verdad?

Pero diez años pasaron y su amistad se fortaleció, ahora siendo ambos adultos, viven juntos, y son el estereotipo perfecto de mejores amigos, o lo serían, si Lando no siguiera perdidamente enamorado del madrileño.

¿Confesarse? No. No puede hacerlo, no porque no quiera pero porque Carlos lleva tres años en la más hermosa relación con un guapo monegasco, y para su sufrimiento, nunca antes había visto a su amigo tan enamorado y él no va a dañar eso.

Todo se volvió difícil con el tiempo, pudo soportar cuando Carlos empezó a salir con Charles, se le veía feliz y eso era suficiente, luego tuvo que ahogar su llanto cuando los escuchaba melosos a través de las paredes de su apartamento compartido, y entonces todo cambió, de repente, Carlos se alejó.

Ya no salen juntos, su amigo no pasa mucho tiempo en casa o solo lo ve en las mañanas antes de irse a trabajar, no le habla mucho, no le cuenta nada sobre su vida, solo un "hola" y un "adiós". Lando quiere creer que Charles le pidió al español que se alejara de él, porque si la decisión fue de Carlos...mierda, que le rompió el corazón.

Tal vez por eso es que duda un segundo cuando Carlos y Charles lo invitan a una fiesta en una noche cualquiera, y finalmente acepta con la mentalidad de que todos sus amigos estarán allí y no tendrá que hacer de violinista para el par de tortolitos.

Oh, como una noche puede cambiar las cosas.

No sabe en qué momento se quedó a solas con Carlos en la mesa que reservaron en aquel club, no le molestó pero sí intentó buscar a sus amigos en la montaña de personas en la pista de baile.

"Lando." Carlos está borracho, Lando debería saberlo.

"¿Hm?" Pero tal vez Lando también está un poco pasado de tragos, o eso querrá pensar luego.

"Te ves muy guapo hoy."

El menor se sonroja, obviamente, siente a Carlos moverse más cerca suya en la especie de sofá en la que están sentados pero no le da importancia.

"¿Eso crees?"

"Hm, te ves precioso, siempre lo haces, pero hoy..."

"Carlos, tu novio podría escucharte." Sabe que debe frenarlo.

La forma en que el español ríe con ironía a su advertencia le pone los nervios de punta, Carlos levanta su brazo y apunta a una esquina del lugar, Lando tarda en acostumbrar su vista a la oscuridad y reconocer la situación.

"¿Mi novio? ¿Ese que está muy entretenido besando a la rubia?"

Lando no sabe que decir, no entiende qué está pasando, claro que es Charles al que apunta su amigo pero porqué Carlos le resta importancia.

"Carlos...Yo, lo siento, nunca pensé que Charles pudiera hacerte esto."

"No te preocupes, es cosa de cada fin de semana, ya no importa."

Y el menor se pregunta, qué mierda de amigo ha sido para que Carlos no le haya dicho nada.

"¿Por qué no dijiste nada? Yo pude ayudarte, Carlos."

"No, porque entonces me habrías hecho dejarlo, y lo amaba, lo amaba tanto, Lando. Tanto que incluso dejé de llevarte a todas partes conmigo para no oír lo que tuvieras que decir sobre él, porque sabía que si tú lo decías entonces era verdad y yo no quería la verdad, solo quería que él me amara de la misma manera." Y la voz de Carlos se rompe en medio del discurso pero ni una sola lágrima cae, Lando sospecha que ya las ha derramado todas.

"Amabas, ¿ya no más?"

"No, ya no más. Terminamos hace un par de días, me pidió ser amigos y le dije que sí, ¿cómo puedo culparlo? Si yo mismo me vendé los ojos para no ver su verdadero rostro, si yo le permití hacerme cuanto daño él quisiera a cambio de un poco de amor."

Lando siente culpa, siente un nudo en la garganta viendo como Carlos mira a la nada, apenas nota lo destrozado que está y él nunca hizo nada para ayudarlo.

"Lo siento tanto, Carlos, pero esto no es tu culpa, lamento no haber estado ahí para ti."

Entonces viene el silencio prolongado, Carlos termina sonriendo tontamente antes de romperlo.

"Lando, han pasado diez años, y mi respuesta ha cambiado." El tema cambia rápidamente, es obvio que Carlos no quiere recibir consejos y Lando lo respeta.

"Carlos, no, no me hagas esto. No podemos tener el corazón roto ambos."

"¿No me crees? Me gustas mucho, Lando."

"Pero a él lo amabas, no me vuelvas tu paño de lágrimas, sabes que no puedo soportarlo."

Y entonces Carlos voltea a mirarlo con esos ojos grandes y marrones, irritados y tan muertos que provocan náuseas en el menor. Pero la sonrisa en el rostro del español se mantiene, es como si ya se hubiera rendido, como si el trago lo hubiera sedado por completo.

Lando observa como Carlos toma la botella de vodka en la mesa y sirve un shot, se lo ofrece y él lo toma, admira el trago nervioso.

"Entonces que sea casual, ayúdame olvidar y yo te daré lo que tanto has deseado."

No debería hacerlo, él es más fuerte que sus deseos, se dice a sí mismo antes de volver a confrontar la mirada del hombre que ha amado desde que era un niño, y segundos después el líquido arde en su garganta.

¿Mejores Amigos? - Carlando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora