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La conversación se extiende mientras caminan a casa, ligeras gotas se derraman del cielo y se estampan contra sus prendas pero no es necesario correr, no hay prisa alguna. Sus risas son ruidosas en las calles cada vez menos concurridas, hay algo en la forma en que los ojos del español miran a Lando, como si su más mínima acción mereciera ser celebrada como si temiera que de mirar a otro lugar, el más joven desaparecería de su vida una vez más.
"He extrañado mucho a Piñón, me alegra que finalmente viva contigo, nunca entendí porqué en nuestro antiguo edificio odiaban tanto a las mascotas." Lando sonríe al mencionar al cachorro de Carlos, que probablemente ya no luzca tan pequeño como cuando lo conoció.
"¿Lo extrañaste más que a mí?" Carlos intenta preguntar en forma de broma pero la esperanza es radiante en su rostro, tan solo necesita estar seguro.
Lando suspira y se detiene frente a su edificio, mirando frente a frente a la persona que más impacto ha tenido alguna vez en su vida. Sus manos se esconden en los bolsillos de su hoodie y se tambalea sobre sus piernas para distraerse de la seriedad de la situación. "Lo extrañé tanto como a ti."
Entonces Carlos sonríe y asiente apenado, ambos miran al edificio, el mayor es el primero en darse cuenta.
"Bueno, supongo que aquí nos despedimos." Lando murmura, sin notar la cómica expresión en el rostro del mayor.
"En realidad..." El español llama la atención de Lando mientras saca de su bolsillo sus brillantes llaves, el menor cree saber de qué se trata pero espera por una confirmación que llega en forma de la mano ajena extendida, corresponde el saludo con gracia. "Encantado de conocerte, soy tu vecino del 505"
Y Lando, bueno, el británico estalla en risas hasta que el borde de sus ojos se empapa con lágrimas.
¿Cuáles eran las posibilidades?
Se mudó aquí huyendo de su idea de un Carlos que no quería verle nunca más, solo para terminar viviendo frente a él. Si eso no es una señal del destino, entonces Lando no entiende el maldito concepto de destino.
...
"Entonces, ¿te gustaría venir a cenar más tarde?" Carlos cuestiona mientras inserta la llave en su propia cerradura.
Lando hace lo mismo de su lado, un suave sonido de afirmación sale de sus labios.
Como si la situación no fuera lo suficientemente cómica, sus puertas se abren al mismo tiempo y sus respectivas mascotas salen desbocadas al pasillo, chocando una con la otra.
Lando teme por un momento que su princesa pueda ser herida, apenas tiene unos cuantos meses y sigue siendo muy pequeña a diferencia de Piñón que ya es todo un perro adolescente y su pata pesa el doble que la gatita. Pero el miedo le dura segundos, pues ambos cachorros se olfatean y poco tardan en volverse amigos, princesa se lanza al suelo boca arriba, entretenida con la forma en que la enorme lengua del perro le "limpia" su pancita.
"Creo que se llevan bien." Susurra el español al acercarse a su oído.
"Hm, es lo más parecido a como nos hicimos amigos nosotros." Lando bromea, alzando sus hombros para restarle importancia aunque no puede evitar la sonrisa que se forma en su rostro al escuchar como Carlos se ríe en su oído, siempre receptivo a sus idioteces.
Ambos miran atentos la interacción hasta que los animales se separan, cada uno dirigiéndose al apartamento equivocado.
"Supongo que podemos compartir custodias." Carlos establece, Lando asiente emocionado. "Te espero para cenar, Lan"
Carlos desaparece tras su propia puerta pero no sin antes dejar la presión de sus labios marcados sobre la mejilla del británico.
El sistema nervioso de Lando colapsa.
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Así se ve el Carlando en mis ojos :(
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¿Mejores Amigos? - Carlando.
Fanfiction¿Cuánto debes amar a alguien para permitirle hacerte daño hasta que no quede nada de ti? Lando no lo sabe, pero Carlos está dispuesto a enseñarle.