Epílogo pt.1

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...

Es momentos como estos que hacen que Lando relacione a su novio con un cachorro de retriever.

Ha pasado toda la tarde en la cama, sus ojos recorriendo las líneas de su nuevo libro favorito, su corazón emerjo en cada escena, hasta que escucha la puerta de la entrada abrirse y sabe que su tiempo para él mismo ha terminado.

Sin embargo, se hace el tonto y sigue con la mirada fija en la página. Consciente de la inmediata presencia de su pareja en la habitación, de cómo le mira con un puchero desde la puerta esperando por su atención, Lando se la niega. Y lo próximo que siente es la cama hundirse y el peso de Carlos sobre sus piernas, la cabellera castaña pronto posándose en su desnudo pecho.

"Me estás maltratando". Pronuncia esa voz grave que estremece cada parte del cuerpo de Lando y le hace saber lo mucho que ha extrañado a Carlos durante el día.

Lando se aguanta las ganas de reír, pero su voz inevitablemente sale en un tono dulce, meloso por decir poco. "¿Eso crees?"

"Claro que sí, tu pobre novio llega cansado del trabajo y no le das ni un solo beso. Creo que puedo demandar por negligencia".

El dramatismo del mayor hace que Lando ruede sus ojos y suelte el libro a su lado, dando su completa atención a su novio. Carlos se acomoda mejor, sus hermosos ojos cafés admirando de cerca el rostro de Lando, una sonrisa dulce en sus labios, luce como un tonto enamorado y eso logra el caos en el sistema nervioso del británico.

"Hola" Lando pronuncia juguetón.

"Hola" responde Carlos, gustoso cuando su cabello comienza a recibir caricias.

"¿Qué tal el trabajo?"

"Nada mal, pero prefiero estar aquí contigo. "¿Qué tal tu libro?"

"Bastante entretenido, la típica historia de amor con buenas escenas calientes".

Lando sabe lo que pasará tan pronto como las palabras salen de su boca, por eso se relaja y permite que Carlos se acomode hasta estar frente a frente, sus narices rozándose y sus alientos convirtiéndose en uno solo.

"¿Tan buenas como las nuestras?" Carlos murmura sobre sus labios, Lando finge pensarlo.

"Mmh, necesitaré una muestra para comprobar.

Las manos del británico suben con confianza al cuello de su novio, acariciando con sus pulgares cada lado de su mandíbula, sintiendo bajo sus dedos la corta barba en crecimiento, sus piernas flexionándose para aprisionar la cadera ajena.

"¿Sí?" es un susurro de parte del mayor, casi inaudible de no ser por la cercanía entre ambos.

Cercanía con la que el propio Carlos termina en cuanto Lando asiente, besándolo con añoro, deseoso por ser uno con su amado.

Un beso que se interrumpe extremadamente rápido, dejando a Carlos confundido y a Lando, quien se ha separado primero, con dolor reflejado en sus ojos.

"Whisky, sabes a whisky..."

Carlos suspira más, no se aleja, no huye de la mirada de Lando. No hay arrepentimiento en su rostro, solo inseguridad por lo que el menor pueda pensar de él.

"¿Te da asco?" La voz confiada de hace un par de minutos se ha convertido en un tono quebrado.

Lando niega suavemente, sus caricias continúan, dejando en claro que escuchará todo lo que Carlos tenga para decir, que no juzgará si ha recaído, que lo sostendrá en sus brazos sin importar lo que salga de su boca.

"Solo quiero saber cómo te sientes."

Carlos sonríe, se inclina y besa con dulzura las mejillas del menor, alejándose solo lo suficiente para ver esas perlas verdosas que se enchinan mientras su chico se ríe.

¿Mejores Amigos? - Carlando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora