17

168 34 3
                                    

Me estaba muriendo de sueño y Ohm no dejaba de tirar de mi para ir a la ducha. No me gustaba estar sucio, pero tenía sueño y mucho, estaba muy cansado.

—Oh. Croissant está dormido. ¿Como puede dormir tan tranquilo con lo ruidoso que eres?— Dice mirando con pena a mi Croissant. Lo fulmino con la mirada.

—Nos duchamos mañana.— Refunfuño.

—Mañana no vamos a tener tiempo ni para respirar, ¿cómo puedes dormirte sabiendo que estás cubierto de semen? Vamos, levanta.— Ohm tira de mi tobillo hasta llevarme al borde de la cama, donde pega mi cuerpo desnudo con el suyo.

—Levántame.— Lo desafío con las pocas fuerzas que me quedan. Sonríe ladino. ¿Como podía no estar cansado? Siento que he corrido un maratón.

—¿Ah?— Me levanta y me engancho a él, rodeándolo con mis piernas por la cintura y con los brazos por el cuello. —¿Ahora estás todo descarado, chico pervertido?— Pregunta sujetándome por el culo.

—Dúchame tu.— Le digo coqueto. Empieza a caminar conmigo encima de él, dándome cortos besos en el hombro. Cuando llega al baño me pega a la pared e intenta acercar su nueva erección a mi culo realizando pequeñas embestidas al aire y rozando con exactitud lo que tenía que rozar.

—Hmm... Te voy a volver a follar hasta que no puedas caminar.— Me bajo de sus brazos, lo miro a la cara y luego miro su pene.

—Suena prometedor.— Me burlo tocando brevemente haciendo rebotar su erección. Gime colocando sus manos a ambos lado de mi cabeza. Se acerca para besarme y giro la cara molestándolo.

—¿Me vas a negar un besito en el baño?— Dice inocentemente haciendo un puchero.

—¿Se quedará en un besito?— Le preguntó ladeando mi cabeza. Se ríe sonoramente.

—A lo mejor un poco más.— Reconoce y atrapa mis labios entre los suyos.

⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅

Una vez duchados, Ohm cambió las sábanas mientras yo lo miraba. Nos pusimos un pijama mío, él el pantalón y yo la camisa y nos metimos a la cama.

Se sentía tan bien estar con Ohm y más de esta manera. Me mira a los ojos y sonríe con ternura acariciando mis mejillas y mi pelo despeinándolo.

—Ohm... ¿Por qué dijiste que te gustaba?— Sus ojos brillan.

—Porque me gustas.— Responde acercándose más a mí para quedar pegados hombro con hombro. Sube una de sus piernas encima de la mía provocando una pequeña risita.

Siento como si estuviera de luna de miel. Pero algo faltaba. ¿Qué somos? Entiendo que es culpa mía no haber rechazado su beso y haberme precipitado, conociendo a este hombre. Y no se como reaccionará cuando se lo pregunte. Me invade el pánico pensar en que me puede rechazar.

—¿Mañana también te voy a gustar?— Pregunto con el ceño fruncido. Ohm se ríe y mira al techo pensativo.

Por unos momentos no dice nada y me entra el pánico.

¿Va a decir que no? ¿Va a decir que fui un desliz? ¿Va a decir que no me tome en serio lo que pasó esta noche? ¿Va a decir que no fue suficiente y que es mejor Nani?

Estaría más tranquilo si por lo menos abriese la boca y soltase cualquier cosa. Lo miro, tiene los ojos abiertos y un pequeño puchero en sus labios.

—¿Qué dices?— Por fin responde. No me ayuda, pero, por lo menos, la presión en mi pecho se reduce un tercio.

Ni siquiera me había dado cuenta de lo rápido que estaba latiendo mi corazón en ese momento hasta que habló.

Porque así son las cosas cuando estoy con Ohm, me siento sofocado cuando entro en incertidumbre, cuando me da un mínimo de atención y juega conmigo me siento en las nubes y en una burbujita de la que nadie me puede sacar porque me encuentro totalmente anonadado. Y por esa misma razón no quería que esto terminase en una relación casual.

—No quiero ser amigos especiales.— Me sincero. No quería no poder siquiera reclamar con razones mi posición si ni siquiera éramos nada como con Nani.

Y además estaba el tema de Nanon. Cada vez que hablaba de él o preguntaba por él se hace el silencio o se cambia de tema. Y como con este hombre yo me muevo por el viento de sus pasos, me acabo olvidando de lo que pregunté sobre Nanon y solo me queda el arrepentimiento de luego al pensar en el tema que no pudimos abarcar.

—No lo somos.— Dice rápidamente. Estira su brazo por encima de mi para alcanzar el interruptor de la luz y apagar esta. Cuando en la habitación solo hay oscuridad y el sonido de mi corazón al compás con los suaves ronquidos de Croissant, Ohm dice: —Ahora si, vamos a dormir.

—Pero...— Intento rebatir y continuar con la conversación.

—A dormir.— Sentencia dándome un beso en la comisura de mis labios y volviendo a su sitio. De nuevo coloca una pierna encima de la mía y al rato, el sonido leve de su respiración pasa a unos sutiles ronquidos.

One night | ohmleng +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora