Capitulo 7 - Conversaciones bajo las estrellas

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El cálido resplandor del sol se desvanecía lentamente sobre el horizonte, dejando paso a una suave penumbra que envolvía la ciudad. En medio de ese crepúsculo dorado, Chiara y Violeta se encontraron a las afueras del bar donde se encontraban.

Chiara había sugerido la idea de ir a tomar el aire y Violeta había aceptado con entusiasmo con la excusa de salir a fumar. Ambas chicas contemplaban la calle iluminada por farolas, disfrutando del aire fresco y el silencio relajante que reinaba.

A medida que la noche avanzaba, las conversaciones se volvían más íntimas y personales. Chiara compartió detalles sobre su infancia en Menorca, recordando los veranos pasados junto al mar y las tardes llenas de música en casa de su abuela. Habló apasionadamente sobre su amor por la música y sus sueños de convertirse en una cantautora reconocida.

Violeta escuchaba con atención, absorbida por cada palabra que salía de los labios de Chiara. Le resultaba fascinante conocer más sobre la vida y los sueños de la joven de ojos verdes que había capturado su atención desde el primer momento en que la vio.

A su vez, Violeta compartió detalles sobre su carrera en el periodismo, hablando sobre los desafíos y las alegrías de su trabajo. Habló sobre su pasión por contar historias y dar voz a aquellos que no tienen voz, y sobre su sueño de algún día convertirse en una escritora reconocida.

Chiara asintió con admiración, impresionada por la determinación y la dedicación de Violeta hacia su carrera. Le sorprendió descubrir que la pelirroja no solo era una periodista talentosa, sino también una persona profundamente comprometida con hacer del mundo un lugar mejor.

A medida que la noche avanzaba, las estrellas comenzaron a brillar en el cielo, pintando el firmamento con destellos plateados. Chiara y Violeta estaban maravilladas por la belleza de la noche y la magia del momento.

Chiara sonrió de repente con nostalgia al recordar sus primeros pasos en el mundo de la música. "Mi amor por la música comenzó desde que era muy pequeña", comenzó, su voz llena de emoción mientras retrocedía en el tiempo. "Mi abuela solía tener un piano en su casa, y desde que era una niña, me pasaba horas tocando las teclas y creando melodías improvisadas".

"Recuerdo la primera vez que subí a un escenario", continuó Chiara, con un brillo en sus ojos. "Solo tenía cuatro años y estaba tan emocionada que no podía quedarme quieta. Pero una vez que comencé a cantar, todo desapareció a mi alrededor. Era como si el mundo se detuviera por un momento, y solo quedara la música y yo".

Chiara habló con pasión sobre su experiencia cantando en los hoteles de Menorca durante los veranos. "Fue una época mágica para mí", admitió. "Tener la oportunidad de compartir mi música con la gente, ver cómo sus rostros se iluminaban cuando cantaba, fue algo que siempre recordaré con cariño".

Luego, su tono se volvió más reflexivo cuando habló sobre su experiencia en la ESMUC. "Entrar en la Escuela Superior de Música de Cataluña fue un sueño hecho realidad para mí", dijo con sinceridad. "Fue un desafío, por supuesto, pero también fue un período de crecimiento y aprendizaje. Conocí a personas increíbles y tuve la oportunidad de explorar mi pasión por la música de una manera que nunca había imaginado".

Mientras Chiara hablaba, Violeta la escuchaba con admiración, fascinada por la pasión y el talento de la joven. Cada palabra resonaba en su corazón, reflejando una parte de ella misma que había mantenido oculta durante tanto tiempo.

Aunque su amor por la música ardía en lo más profundo de su ser, Violeta nunca había tenido la oportunidad de vivirlo abiertamente. La idea de mostrar su verdadera pasión por la música le resultaba aterradora.

Pero al escuchar a Chiara hablar con tanto amor y entusiasmo sobre su música, Violeta sintió una chispa de esperanza encenderse dentro de ella. Por un momento, se permitió soñar con la posibilidad de seguir sus propios sueños musicales, de encontrar el coraje para expresar esa parte de sí misma que había mantenido escondida durante tanto tiempo.

Y así, mientras Chiara compartía su historia con sinceridad y vulnerabilidad, Violeta se encontraba a sí misma reflejada en las palabras de la joven de ojos verdes. Sabía que había encontrado a alguien especial, alguien que le recordaba la importancia de seguir su corazón y perseguir sus sueños, sin importar los obstáculos que pudieran surgir en el camino.

Chiara se detuvo de repente, una expresión de preocupación cruzando su rostro. "Lo siento", dijo apresuradamente, sintiéndose un poco avergonzada. "Me he dejado llevar hablando de mí misma. Debería haber preguntado más sobre ti".

Violeta sonrió con gentileza, poniendo una mano en el hombro de Chiara. "No te preocupes en absoluto", respondió con calma. "Me gusta mucho escucharte. Es refrescante encontrar a alguien tan apasionado por lo que hace".

Chiara se sintió aliviada por las palabras de Violeta, un cálido sentimiento de aceptación llenando su corazón. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió entendida y escuchada, libre de compartir sus sueños y esperanzas sin temor al juicio o la indiferencia.

Con un suspiro de gratitud, Chiara continuó compartiendo su historia con Violeta, consciente de que había encontrado a alguien especial en la pelirroja de ojos marrones que había cruzado su camino. Juntas, descubrirían que la música de la vida a menudo nos lleva a lugares inesperados, donde el amor, la amistad y la esperanza florecen en los momentos más inesperados.

Sentadas en un banco al lado del bar, las dos chicas continuaron hablando durante horas, compartiendo risas, sueños y confidencias en la suave luz de la luna. Descubrieron que tenían mucho en común, desde su amor por la música y la escritura hasta sus aspiraciones de dejar una huella positiva en el mundo.

A medida que la noche llegaba a su fin, Chiara y Violeta se despidieron con una sonrisa en los labios y la promesa de encontrarse de nuevo pronto. Se habían abierto el uno al otro de una manera que nunca antes habían hecho con nadie, y eso había creado un vínculo especial entre ellas que no podían ignorar.

Mientras caminaban de regreso a casa, el corazón de Chiara se llenaba de alegría y gratitud. Había encontrado en Violeta a una amiga verdadera y comprensiva, alguien con quien podía compartir sus alegrías y sus penas, sus sueños más profundos y sus miedos más oscuros.

Y así, bajo el manto estrellado del cielo, Chiara y Violeta se adentraron en la noche, sabiendo que su amistad era un regalo precioso que nunca tomarían por sentado. Juntas, enfrentarían los desafíos que el destino les tenía reservados, con la certeza de que mientras estuvieran juntas, nada podría detenerlas.

Melodias Cruzadas - KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora