Three.

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Louis apretó la mezclilla de sus pantalones

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Louis apretó la mezclilla de sus pantalones. Retuvo la respiración, las manos le sudaban y todavía sentía la presión del reloj de pared de su psiquiatra detrás suyo. Tic Tac. Era lo único que escuchaba.

La Dra. Corinne enarcó una ceja, y como seguía retraído, anotó en su cuadernillo. Llevaban exactamente media hora en ese estado. Louis continuaba negándose a la terapia, y al ser su cuarta; aunque disminuía el tiempo del silencio; no veía mejoría. Es más, lo notaba peor que al principio.

Louis se percató del sutil movimiento de su escritura al no dejar de mirarlo. Frunció el entrecejo.

―¿De verdad tiene que escribir cada vez que me muevo?

―No es eso, es tú silencio―corrigió―. ¿Te parece normal que las sesiones sean así?

Calló, bastando como respuesta para la Dra. ¿Qué podía explicar Louis? Honestamente, no era lo mismo que con el médico anterior. No obstante, tampoco es que quisiera compartir con ella más de lo que creía era correcto, ya que, al no ser estúpido, sabía que su comportamiento no era normal.

Pero le gustaba.

Se removió en la silla y la Dra. suspiró.

―Mira, hagamos una cosa, ¿Vale?―propuso dejando el cuadernillo en su regazo. Medió una sonrisa―. Sé que no es normal que haga esto, pero puede ser que te sirva de ayuda.

―¿Qué puede ser?

―Conversar sobre tú día. Cuéntame, ¿Cómo va el trabajo?

Le pareció extraña su pregunta, llegando a incomodarlo ligeramente. Se rascó la nuca.

―Bien, supongo.

―Perfecto, ¿Y tú vida diaria? Dime, ¿Cómo vas con el estrés?

―Pues bien, ¿Qué espera que le diga?―contestó a la defensiva. Sintió una estocada con su pregunta―. Me he estado tomando los medicamentos para la ansiedad que me recetó, ¿Qué más estrés puedo tener?

―Justamente por eso pregunto―señaló, cruzando una pierna―. Estoy abriendo paso a la conversación para buscar puntos de apoyo que necesites. ¿Te incomoda que lo haga para conocerte y me preocupe por tú tratamiento?

―Odio a los chismosos.―La Dra. Corinne sonrió.

―Y vienes al psiquiatra.

No porque quisiera, siendo honesto, pero no hubo opción con la orden del juez de su último psiquiatra para que continuará medicado. Louis bufó.

―¿Y qué? Toda la vida he asistido.

―Pues sí, es cierto, pero debes entender que soy nueva como todas las personas que te rodean―dijo ―. De hecho, hablando de eso, ¿Qué puedes contarme? ¿Ya has hecho amistades? ¿Convives con tus vecinos?

Sintió un tirón en el corazón en cuanto dijo eso, ruborizándose de inmediato. ¿Qué sí sí? No tenía ni por dónde comenzar más que del retrato que no se le borraría jamás de la mente de lo que era su vecino.

Carne FrescaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora