Capítulo 10: Te necesitamos. Yo los necesito más

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— ¿Qué haces aquí? —YoonGi cuestionó con frialdad haciendo que Jimin se estremeciera

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— ¿Qué haces aquí? —YoonGi cuestionó con frialdad haciendo que Jimin se estremeciera.

— Hoseok por favor, déjanos —pidió Jimin sin apartar la mirada de YoonGi.

Hoseok asintió pero YoonGi lo miro con el ceño fruncido.

— ¿Estás loco? —espetó sin apartar la mirada de Hoseok—. Tu no te vas de aquí sin él. No debe estar aquí.

— No, pero quiero estar aquí —intervino Jimin, desafiandolo con la mirada—, debemos hablar

YoonGi lo miro.

— ¿Byeol está mal?

— Si, como yo también estoy mal. YoonGi, en serio necesitamos hablar —giró para mirar a Hoseok—, a solas

Hoseok asintió estoico, miró a YoonGi y luego a Jimin.

— Me llamas si sucede algo —pidió Hoseok sin antes volver a mirar a YoonGi, en su mirada se podía ver la advertencia hacia YoonGi.

Ambos miraron como Hoseok se retiró del lugar dejándolos solos como había pedido Jimin. YoonGi apretó los puños y trató de usar la pelota como una pelota antiestrés. Jimin no debía estar ahí, tenía que marcharse.

— ¿Y bien? —soltó desganado, YoonGi, incitando a Jimin para que hablara.

Jimin dio un paso hacia adelante para acercarse un poco a YoonGi sin apartarle la mirada. YoonGi entró en pánico.

— Detente —ordenó YoonGi levantando su mano—, si das un paso más no podré controlarme y créeme que se me está haciendo algo difícil.

Jimin acató la orden sin titubear mirando el lenguaje corporal de YoonGi, mandíbula tensa al igual que su cuerpo y sus manos hechas puño, tal vez sus nudillos estaban blancos por la fuerza que ejercía y era milagro que la pelota no haya explotado aún.

— No me harías nada YoonGi, confío en ti

— Llevo un día sin tomar ni una gota del sustituto de sangre que SeokJin hace y mi hambre me está matando —confesó YoonGi con la idea de asustarlo—, créeme Jimin si te acercas un poco más no me controlaré beberé hasta tu última gota de sangre…tu sangre me llama.

— Pero soy tu pareja destinada, no le harías daño a tu…

— Dejaste en claro que lo único que nos une es Byeol —lo interrumpió—, nada me detiene para hacerte daño

Jimin se asustó pero no lo exteriorizó. Seguía algo escéptico con el tema de que YoonGi pudiera hacerle algo.

— Si te dejas vencer y me haces algo, ¿quién crees que podrá cuidar de Byeol? —preguntó con enojo mirando como el color de YoonGi cambiaba demostrándole que aún había un atisbo de conciencia en el vanir, por lo que Jimin decidió continuar mientras avanzaba un paso a la vez—, ¿Tú? Dudo mucho que lo hagas si te conviertes en esas escorias que se hacen llamar vampiros —espeto con desagrado. Atacar a YoonGi sería un cuchillo de doble filo, pero si su mirada fría y roja como la sangre titubeó hace poco, Jimin iba a seguir presionando y atacando con palabras a YoonGi hasta que entre en razón—, tus padres te degollarian antes de que te acerques a Byeol sabiendo lo especial que es.

Los ataques verbales que recibía YoonGi lo hacían pensar mucho en: ¿por qué dejarse vencer cuando podía luchar? Siempre fue un vanir fuerte hasta que conoció a su sol, su otra mitad que claramente fue su debilidad y su bendición, pero luego de alejarse todo se vino abajo hasta que volvió a cruzarse con el camino de Jimin y aunque él estuviera en las manos de Ahmed corriendo peligro, se sintió aliviado por saber de Jimin.

Sin embargo, no contaba con que Jimin tuviera un bebé, su bebé, su ángel que cuando lo vio quedó cautivado al instante y su madre le había dicho que su hijo era especial, pero no sabían cuánto hasta que su madre visitó a las nornas junto con las sacerdotisas y ellas le explicaron que el reino Min sería más fuerte por la unión del sol y la luna, donde producto de esta unión nacería un guerrero primogénito con algo especial en su sangre y así como él habrían muchos más, siempre y cuando YoonGi supiera sobrellevar los obstáculos que se le presentara.

Y este era uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentaba, tenía a Jimin frente suyo con un olor exquisito que lo tenía mareado. Una parte de él pedía lanzarse encima del humano y beber hasta su última gota de sangre, pero su otra mitad le pedía besarlo, abrazarlo y decirle cuánto lo había extrañado y que lo necesitaba más que a nada en el mundo.

Jimin veía como YoonGi comenzaba a tener un debate mental contra él mismo, y lo aprovechó. Se acercó a YoonGi con la intención de posar su mano derecha en la mejilla de YoonGi.

La calidez que empezó a sentir YoonGi en su mejilla izquierda hizo que se sobresaltara, pero en vez de alejarse se acercó más al cálido tacto cerrando sus ojos y suspirando con cansancio. En ese momento Jimin entendió que YoonGi se estaba relajando por eso se acercó más y adentró un poco más su mano hasta tener la yema de sus dedos tocando la nuca de YoonGi, dónde sin duda dio suaves caricias para calmarlo.

Jimin siempre hacía eso para calmar a YoonGi, siempre terminaba dormido como un bebé.

— Byeol te necesita, yo te necesito —susurro mirándolo con amor—, tu eres más fuerte que esa necesidad, YoonGi.

YoonGi sentía que las palabras de Jimin le calaban dentro de su ser haciéndolo sentir amado y vivo, dándole otra vez una razón para no dejarse vencer. Jimin tenía razón, Byeol y él lo necesitaban pero lo que Jimin no sabía es que él los necesitaba más que a nada.

Jimin veía a YoonGi relajarse, expandir sus fosas nasales inhalando el aire, pero no se esperó la siguiente acción del vanir, esto le arrancó un gemido de asombro que lo dejó pasmado por unos segundos que ni sintió cuando YoonGi se alejó y volvió al instante.

Jimin volvió en sí, cuando vio los ojos rojos de YoonGi y como su cara se veía irritada, toda la relajación se había esfumado.

Un sonido en la puerta lo hizo apartar la mirada y se preocupó de que Hoseok entrara. Se encontraba preso bajo el cuerpo de YoonGi y si Hoseok lo veía así pensaría en golpearlo sin tapujo alguno.

— ¡Vete Hoseok! —Jimin escuchó la orden demandante que YoonGi espetó y lo miró aterrado—. No le haré nada

Pero algo le decía a Jimin que YoonGi estaba mintiendo.

— Yoon-YoonGi —murmuró con cautela, no quería irritar más al vanir.

YoonGi apartó un mechón de cabello pelirrojo de la cara de Jimin ubicandolo detrás de su oreja, se acercó hasta rozar sus labios con los contrarios.

— No te asustes, amor —pidió calmado sorprendiendo a Jimin—, no me gusta ver tus ojos brillosos por las lágrimas

¿Lágrimas? Jimin no sabía que estaba con los ojos llorosos hasta que YoonGi se lo había mencionado.

— No me vas a…¿matar?

YoonGi se apartó negando con una sonrisa ladina curvando un extremo de sus labios.

— Es lo que menos te haría, tu lo dijiste y es verdad.

— Pero…¿tus ojos? —vio como YoonGi cerraba sus ojos tomando una larga respiración y al volver a abrirlos seguían rojos—, siguen rojos

— Lo siento, mi amor, pero me temo que mis instintos están a flor de piel por la necesidad de sangre. Pero no te haré daño —volvió a aclarar.

Tal parecía que YoonGi no podía controlar más su ansiedad y Jimin se estaba frustrando al no tener muchas opciones así que sin más y confiando en que YoonGi no lo lastimaría, dijo:

— Bebe mi sangre

Bloodbound Destiny: The Vanir Prince's Mate || #1 •YM•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora