Capítulo 2 "Mujer Poderosa"

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Hoy llegué un poco tarde al gym, pero no fue por vago, si no porque tenía muchos compromisos. Anoche presenté exámenes hasta muy tarde, solo descansé un par de horas, luego me levanté a las tres de la mañana para ayudar a mi viejo, teníamos que ir al mercado a comprar los insumos para surtir la tienda.

A él le gustaba presumir lo fuerte que se había convertido su muchacho delante de sus proveedores, esos gestos me llenaba el pecho de orgullo, aunque sabía que lo hacía con doble intención, para no ponerme ayudante, sumado a la excusa que me sirve de práctica, lo contradictorio del asunto era que mi abuelo no estaba gustoso con aquel sueño loco mío, su deseo era que tomara el control del negocio familiar. 

Mi jefe me iba a sermonear por la hora, pero lo atajé antes recordándole que era martes de compras, entregándole una bolsa con remolachas como símbolo de disculpas y agradecimiento, Juan me devolvió una sonrisa de ‘te aprovechas de mi nobleza’, recibiendo mi presente con mucha emoción. 

Las horas transcurrían algo lentas, o tal vez mi desgaste me lo hacía percibir de tal forma, en cualquiera que fuese el caso, mi cuerpo necesitaba descansar, pero mi ego traicionero, me dicta que en mi realidad debo mostrar fortaleza, porque mi bendito instinto primitivo de supervivencia y lucha hace su aparición, sobre todo cuando hay mujeres de por medio. 

Mujeres causantes de guerras y al mismo tiempo de la salvación, como no quererlas, aunque a veces nos hagan perder la razón. La mía hoy parecía haberse ido escapando con el tiempo porque me pareció ver una diosa entrar a este lugar. 

Frote mis ojos para aclarar mi vista, descubriendo que era la chica de labios rojos, hoy no usaba nada ajustado, sin embargo su figura se podía notar incluso debajo de su ropa ancha, eso solo se podía conseguir con mucho trabajo duro y perseverancia, otra razón para admirarla. 

Me dediqué otra vez a observar con disimulo, no quería incomodarla, tampoco pasar por pervertido, pero era gratificante verle hacer ejercicio con las posturas correctas, ella no inventaba cosas raras, ni trataba de impresionar a nadie, solo hacía lo que debía. 

Al terminar su rutina, y bajar de la última máquina nuestras miradas se cruzaron, yo quedé congelado por los segundos que duró el pequeño contacto, su vista era fuerte y penetrante, no podía esperar menos de una mujer tan poderosa, bueno solo que me volviera a ver una vez más

Al terminar su rutina, y bajar de la última máquina nuestras miradas se cruzaron, yo quedé congelado por los segundos que duró el pequeño contacto, su vista era fuerte y penetrante, no podía esperar menos de una mujer tan poderosa, bueno solo que ...

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Eze Enamorado De Una Diosa De Labios RojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora