La vida me había dado unos regalos maravillosos, pero para disfrutarlos a plenitud, tenía que tomar decisiones, la primera era renunciar a mi trabajo, ya que los entrenamientos con la liga me toman toda la mañana y varios días en las tardes, sin incluir las noches de peleas de exhibición, esto me lleva a pensar cómo podré solventar mis gastos sin trabajar.
Llegué al gimnasio con nervios y algo de tristeza, soltar no es fácil, sobre todo cuando este trabajo ha marcado mi historia para bien, cuando he crecido en todos los aspectos, entonces entró en mí ese miedo de si vale la pena o no cambiar, arriesgar toda mi estabilidad por algo desconocido, sin duda lo haría, porque me arrepentiría de no haberlo intentado, de haberme quedado con la espina del "pudo ser".
La escena que encontré no fue de mi agrado, un chico maltratando a mi jefa, halandola fuerte del brazo mientras las zarandeaba, como bebé a un juguete, me llene de coraje y empuje al tipo para que la soltará.
— ¿Quién te crees que eres? —pregunto devolviendo el empujón, con cara de bravucón de barrio
— ¡Soy Eze! —replique copiando su lenguaje corporal
— Eres un sapo, ¡lárgate! Esto no es contigo — respondió enojado dando la espalda para seguir con su cometido.
Yo no podía tolerar más este tipo de conductas lo hale y nos fuimos a los golpes, el tipo era más corpulento que yo, pero se notaba a leguas que era puro esteroides, con facilidad lo derribe, me subí sobre él para darle unos buenos golpes para que aprenda que a las mujeres no se les toca.
Llegó José el de seguridad para separarnos, a él lo expulsaron y a mi me enviaron a la oficina, me sentía como niño regañado, "el fin justifica los medios, pero solo si se trata de un bien superior" educar a un neandertal es más que necesario, además ese tipo de personajes solo entienden de una manera, a los golpes, triste pero cierto.
— Tenía todo bajo control no debiste intervenir —dijo molesta cruzada de brazos y con cara de quererme matar
— Lo siento a veces soy muy impulsivo, cuando veo injusticias — respondí mirando a sus ojos para intentar adivinar sus pensamientos
— ¡Gracias! — respondió con vergüenza mirando a otro lado
— Que puedas hacer todo, no implica que lo hagas sola, una mano amiga viene bien de vez en cuando — Expresé con voz suave para reconfortarla
— Es bueno saber que tengo un nuevo amigo, y de gran corazón — comentó con una sonrisa tímida
— No creo que sigas pensando eso con lo que vengo a decirte — refuté rascando mi cuello, con incomodidad
Ella me extendió un documento, con una gran sonrisa más característica de su personalidad, era mi carta de despidió, yo no entendía nada, incluso sentí una punzada de dolor en mi corazón, como tenía el coraje de hacerlo después de tanto.
— Espero que llegues muy lejos y nunca te olvides de mi tío Juan, te quiere mucho y aunque no creas yo también te aprecio, has hecho mucho por nosotros — dijo tomando mi mano en señal de apoyo
Me sentí el rey del mundo, porque en este trayecto de mi vida todo fue recíproco, entendí que tenía una segunda familia, Aristóteles tenía razón al decir que la amistad y la comunidad son formas de familia más importantes que la relación sanguínea.
*Friedrich nietzsche
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Eze Enamorado De Una Diosa De Labios Rojos
Short StoryEze es un chico con grandes sueños y poco presupuesto, pero es un luchador incansable y todo lo que se propone lo consigue. ¿Podrá entonces conquistar una diosa de labios rojos que llego a su vida?