capítulo 10 "mi enfermera"

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Todos comenzaron a gritar y aplaudir emocionados. A Sánchez lo sacaron del ring los paramédicos, mientras que del otro lado del cuadrilátero el referí alzaba mi brazo en señal de victoria, me susurro al oído que me fuera a vestuarios a curar las heridas de mi rostro y luego que saliera a festejar.

Mi pequeño equipo me sacó de allí para hacer lo pertinente, pero ni en mis mejores sueños habría imaginado, que ella sería quien atendería mis lesiones, al parecer el destino si me quería a su lado y termino juntándonos.

—Tío vaya, atiendan a todos que yo me encargo acá, señor lucho usted también, sabemos cómo se descontrola la gente —expresó con mucha autoridad echando a todos

—Te dejo en buenas manos muchacho y felicitaciones —dijo entusiasmado caminando como general a la guerra

El silencio se apoderó del lugar, solo se escuchaban sus pasos de aquí para allá, organizando todo con mucho cuidado, se colocó unos guantes de látex, parecía toda una profesional, quizás era enfermera.

—¿Estás preparado? —pregunto con tanta seriedad que me asusto

—No, pero hay que hacerlo —respondí intimidado ante su actitud

—Necesito que te inclines para lavar tu rostro y evitar cualquier infección —pronunció acomodando su cuerpo junto al mío para proceder

Le seguí cada orden como perro a su amo. Me sorprendió la cantidad de sangre que salía de mí, yo ni siquiera me di cuenta que tenía heridas, definitivamente no fue mi mejor pelea, ni siquiera recordaba muy bien lo que había sucedido.

— Felicitaciones, buena pelea —dijo rompiendo el silencio con una sonrisa jamás vista por estos ojos

— Gracias, pero para ser sincero, no sé ni qué pasó allá arriba — respondí avergonzado, sin poder mirarla a los ojos

—Qué poca modestia, ¡ganaste! —expresó entre risas

— No me refería a eso, tenía tantas cosas en la cabeza que no logré concentrarme bien — comenté entre carcajadas nerviosas

— Eso se notaba, es una lastima que yo le aposté a Sánchez —replicó con burla, alzando una de sus cejas ladeando su cabeza para mirarme de un perfil causando más presión sobre mí

—¡No te creo! Si por ti fue que me levante, digo por tus palabras de aliento ¡Gracias! —dije apenado al delatarme como un adolescente sin experiencia

— Vamos campeón, tu familia te espera, ya estás listo —dijo guardando las cosas, saliéndose por la tangente (jugada clásica de las mujeres para evadir un tema) con una gran sonrisa en el rostro

No sé si me había hipnotizado su belleza, o era demasiado buena en hacer curaciones, porque no sentí nada, o probablemente seguía con adrenalina en mi cuerpo y eso explicaría todo.

Al salir comenzaron las felicitaciones, por parte de todos los presentes, incluso de mis viejos, ellos no dejaban de abrazarme y alentarme, querían estar de ahora en adelante en mis presentaciones, para apoyarme.

Luego pasamos al improvisado comedor que hacía el señor Juan para celebrar con todo el personal que el evento fue todo un éxito, agradeció a todos como de costumbre, realizamos un brindis y a comer.

Esta sensación de familia, de tener un propósito, de alcanzar la plenitud, solo la tengo cuando boxeo, este deporte me enseñó disciplina, autocontrol, autoconocimiento, resiliencia y muchas cosas más. No sé si algún día tendré una carrera profesional, pero eso no me detendrá, yo seguiré con este sueño loco mío.

Eze Enamorado De Una Diosa De Labios RojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora