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— Adentro. — es la demanda del mayor cuando lo empuja hacia el cubículo más cercano, cayendo Eric sobre la tapa. Kyle lo mira desde arriba, superior y sensual, cuando se saca la chaqueta y la deja caer al suelo

— ¿Qué haces?

— Cállate. — Kyle no tiene vergüenza en que el contrario se de cuenta de la reacción de su cuerpo, incluso un poco orgulloso Eric de haber provocado una erección en el contrario, obteniendo el comienzo de la propia al sentarse Kyle sobre sus piernas.

Se besan, tanto y tan fuerte, tan húmedo y prohibido que el pensar en lo que hacen les sube el lívido por los cielos, chocando sus labios, sus caderas buscando la fricción ajena y gimen, sin freno ni pudor. Kyle le besa el cuello, le pasa las manos por el abultado pecho y la espalda, le araña la piel y le muerde las clavículas, marcando a su gusto la lechosa piel del menor, quien echa la cabeza hacia atrás, presa del placer y lleva sus dedos al pantalón del mayor

Un gemido ronco es su respuesta, un sí implícito que hace a Eric sacar el botón del ojal y bajar el cierre, antes de seguir con el propio. Kyle se entretiene en su cuello, en sus hombros, le saca la camiseta y sigue con la suya, después de susurrarle un nos vamos a ensuciar a Eric que le sabe a gloria.

Kyle se pone de pie, sus pantalones a mitad de sus glúteos y la firme y húmeda erección aprisionada bajo la tela blanca, reclamando atención al ser liberada, la rosada punta bañada del preseminal, Kyle ondeando sus caderas hacia adelante y atrás rodeando su miembro.

Eric traga saliva, se levanta apenas lo suficiente y baja con cuidado el elástico, ante la mirada fija de Kyle en sus movimientos. De pronto demasiado cohibido, se detiene antes de bajarlo por completo

— No es un buen momento, Cartman. — Kyle no detiene el suave vaivén sobre su cuerpo

— Lo sé, es sólo que... Nunca, yo...

— Entiendo. — Kyle se acerca, con cuidado y sus ojos fijos en los ajenos, brillantes. Rodea la cadera del menor con sus piernas, erguido sobre su pecho mientras libera de a poco el miembro erecto de Eric. — Yo tampoco

Eric gime al sentir la mano de Broflovski rodear ambas erecciones, una dulce y caliente fricción que los embriaga y sabe tan bien, se siente tan bien. Es el mayor quien se mueve primero, empujando hacia arriba, rozando deliciosamente contra Eric quien le muerde los labios y afianza de los costados del cubículo. Cuando el mayor de ambos le sujeta el cabello desde atrás, es el delirio, el infierno mismo revestido de ardiente tentación, nuevas sensaciones abrumadoras que lo atascan por completo nublando sus sentidos

Pero no todo podía ser tan bueno

— ¿Eric? — llama alguien desde el otro lado de la puerta, dando de toquesitos insistentes que le disparan la migraña a un frustrado Kyle. El colorado suelta un quejido ronco, levantándose de golpe y dejando a Eric sinceramente descolocado y todavía en el limbo. — ¿Está todo bien ahí?

— Arriba. — kyle se sube a tirones la bragueta, acomodando la camiseta a cuadros abierta sobre sus hombros que ha recogido del suelo, lleva en el antebrazo la chaqueta de cuero. Eric no le responde. — ¡Que te muevas! Llegó tu mami a buscarte.

Con una patada abre el cubículo, frustrado, molesto y claramente harto de toda la mierda que lleva y que recientemente pudo aceptar (de alguna forma bizarra) en voz alta, para que llegara este tal Trent a cagarle el palo. Literalmente

Eric se revuelve con hastío el cabello, poniéndose de pie después de dos torpes tirones de su pantalón para cerrarlo en torno a su cadera, se agacha torpemente y recoge su sudadera, antes de ponérsela a tirones, abrumado, y salir, visiblemente consternado del cubículo.

chico rudo ─ kyman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora