Muerde, por veinteaba vez en lo que va de la hora, la goma de su lápiz con excesivo nerviosismo mientras relee sus respuestas finales.
Decidido a no hacerlo apenas hubo puesto un pie dentro de esa aula, Kyle ahora rompe su propia promesa implícita revisando sus respuestas, lo cual no le trae otra cosa que malestar estomacal y demasiada desconfianza sobre sí mismo.
"Ya está, termino." piensa, mirando el reloj sobre la pizarra de gis en la pared frente a él. "Dos minutos, es todo Kyle, en dos minutos te vas a la mierda de aquí." se repite, tratando encarecidamente de no contar los ciento veinte segundos que lo separan de la libertad.
Al tipo a su derecha se le cae el bolígrafo y Broflovski siente cada vello en su nuca erizado del susto. Tan sólo de escuchar ese ligero golpe, ya había crispado los dedos en el lápiz.
"Deja de ser un histérico Kyle."
La manecilla avanza, torturando al pelirrojo con su horrible lentitud. minuto, un minuto menos y sería todo. —Abajo los lápices. —anuncia la supervisora, con los codos sobre la mesa y el índice deslizando con elegancia las gafas sobre el puente de su nariz. —Se acabó el tiempo.
El judío toma aire, sujetando de la esquina inferior izquierda el montón de hojas para ponerse de pie y dejarlo en el escritorio de la supervisora. Una fila de estudiantes se forma a su espalda: unos más angustiados que otros, mientras caminan como reces al matadero.
Kyle en algún momento fue de esos: asustados peleles que caminaban al escritorio con la angustia y la resignación al fracaso en medidas exactamente iguales.
Pero ya no más, no después de meses de estudiar y realmente esforzarse para obtener una calificación aprobatoria en los extraordinarios.
Apenas pone un pie fuera del aula, puede respirar de nuevo aire que no huele a desesperación y viruta de borrador. Choca los costados de sus botas en un tic insistente, mientras pasea la mirada al rededor del amplio y vacío patio de la escuela.
Demasiado vacío para su gusto.
Kyle suspira, con dedos entrelazados detrás de la cabeza y estira su cuerpo hacia arriba, tratando de entretenerse en el crujir de su cuello y no en el hecho de que espera a alguien. Alguien que debería estar ahí.
—Si sigues tronándote así los dedos, vas a quedar reumático. — Eric llega desde atrás, poniéndose de puntitas para llegar a la altura del mayor para hablarle cerca del oído.
—Creí que te habías ido. —con ceño fruncido y una postura amenazante, Kyle encara al menor.
—No te dejaría, aunque me recibas así de feo. —bebe de su jugo en cajita, con un encogimiento de hombros y una sonrisilla en los labios. —Hola.
—Sí, vámonos. — Kyle avanza sin esperarlo y a Eric no le causa otra cosa que gracia, cuando camina detrás del alto y molesto pelirrojo.
—Si señor.
Salen del colegio a la fría mañana, revestido de una chaqueta de cuero y un amplio suéter respectivamente, caminando uno mucho más rápido que el otro pero para Eric es problema con las cortas piernas que posee seguirle el paso al, aparentemente, resentido.
—¿Me vas a ignorar? —y efectivamente, lo ignora.
—Vamos Kyle, sólo fui a la máquina expendedora.
—No te estoy ignorando, animal. — Kyle habla entre dientes, volteando a penas a ver al menor detrás suyo. —Trato de salvarte el culo.
Eric detiene sus pasos confundido y por un momento asustado, pero Kyle sigue caminando así que prefiere seguirlo hasta que dobla la calle y lo pierde de vista. Cuando llega a la esquina, Kyle tira de su suéter desde atrás (hábito aparentemente difícil de dejar) y lo deja contra la pared, pero sin golpe. Le cubre la boca con una mano mientras asoma por la esquina y Eric no puede evitar sonreír de verlo paranoico y tratando de protegerlo muy a su estilo.
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chico rudo ─ kyman.
Romansa[kyman, mirrorverse au.] la delgada linea existente entre ser azotado en los casilleros por tu bravucón y terminar entre sus piernas. adaptación, original por ©byun-bacoon.